Variante Ómicron: aumenta la evidencia sobre el menor riesgo de hospitalización y muerte

En el caso de las personas con edades comprendidas entre los 60 y los 69 años, el riesgo de ingreso hospitalario es un 75% más bajo para los infectados por Ómicron.

Muestras de sangre de pacientes con Covid-19 (Foto. Freepik)
Muestras de sangre de pacientes con Covid-19 (Foto. Freepik)
Ángel Luis Jiménez
24 marzo 2022 | 13:00 h

La variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica) ha conseguido, gracias a su mayor transmisibilidad y escape inmunitario, posicionarse como la dominante a nivel global en tiempo récord. Hecho que se ha traducido en cifras récord de contagios en la mayoría de los países, pero con la diferencia respecto a olas anteriores en términos de carga asistencial para los sistemas sanitarios. Las amplias tasas de coberturas vacunales frente a la Covid-19 han contribuido significativamente en combinación con las propias características de la variante que, de acuerdo con la evidencia con la que se cuenta hasta la fecha, provoca una enfermedad más leve que sus predecesoras.

En este sentido analizamos un reciente estudio dirigido por un grupo de investigadores del Centro MRC para el Análisis Global de Enfermedades Infecciosas del Instituto Jameel del Imperial College de Londres. Ha contado con la participación de expertos de la Universidad de Cambridge y de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (HSA, por sus siglas en inglés). Los resultados han sido publicados en The Lancet.

Nos encontramos ante el estudio más grande realizado hasta la fecha sobre el riesgo de hospitalización y resultados de mortalidad comparando las variantes Ómicron y Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India). Se han analizado los datos de 1.516.702 casos de personas positivas en Covid-19 por una infección causada por alguna de estas dos variantes entre el 29 de noviembre de 2021 y el 9 de enero de 2022. Es importante destacar antes de desgranar los resultados de este trabajo que la gravedad relativa más baja se compara con la variante Delta que, a su vez, se asocia con un mayor riesgo de enfermedad grave que Alfa (B.1.1.7, detectada originalmente en Reino Unido), más grave que las cepas originarias del virus detectadas en Wuhan (China) a finales del mes de diciembre de 2019.

La conclusión más importante que se extrae de este estudio es que las personas infectadas por la variante Ómicron tienen menos probabilidades de ser hospitalizadas que aquellas infectadas por la variante Delta.

El grupo de investigadores, tras ajustar una serie de factores, ha hallado que el riesgo de ingreso hospitalario para los casos de Covid-19 provocados por Ómicron es hasta un 59% más bajo que en el caso de Delta. El riesgo de muerte se reduce en casi un 69%.

“Junto con la alta transmisibilidad de Ómicron, la carga hospitalaria y la mortalidad podrían ser altas en poblaciones con bajas coberturas vacunales. Por lo tanto, recibir tres dosis de la vacuna es crucial para reducir la carga en los sistema de atención médica”

Un factor a tener en cuenta es que los resultados en términos de riesgo de hospitalización y muerte varían en función de la edad de los pacientes. En el caso de las personas con edades comprendidas entre los 60 y los 69 años, el riesgo de ingreso hospitalario es un 75% más bajo para los infectados por Ómicron.

Si ponemos el foco en los menores de 10 años no se ha apreciado una diferencia significativa de riesgo de hospitalización entre los infectados por Ómicron y Delta.

En el caso de la mortalidad, el riesgo de fallecimiento como consecuencia de la infección por alguna de estas dos variantes continúa siendo bajo en el caso de los niños. Los autores del trabajo señalan que es posible que la similitud entre las variantes en relación al riesgo de hospitalización en niños que presentan estas dos variantes se deba a los ingresos preventivos.

Esta investigación refuerza aún más la evidencia científica sobre el importante papel de la vacunación en la prevención de las hospitalizaciones y muertes por Covid-19. Las personas vacunadas mostraron un riesgo considerablemente menor de hospitalización y muerte en comparación con aquellas que no habían sido vacunadas. Una conclusión que se aplica tanto a los infectados por Ómicron como por Delta.

Aquellos que habían completado la pauta de vacunación y se les había inoculado una dosis de refuerzo antes de la infección, el riesgo de ingreso hospitalario fue, aproximadamente, un 80% menor. En el caso del riesgo de muerte, un 85%.

"Nuestro estudio destaca que Ómicron es menos grave que Delta y que la vacunación reduce sustancialmente la enfermedad grave para ambas variantes. Unos resultados que deben interpretarse en el contexto de que Delta es más grave que las variantes anteriores"

Dentro del grupo de los no vacunados el riesgo de requerir ingreso en un hospital fue un 70% menor, mientras que el de muerte es de un 80% más bajo en las infecciones provocadas por Ómicron frente a Delta. Unos datos que muestran que la variante Ómicron tiene una gravedad intrínseca menor que la variante Delta.

Haber cursado con anterioridad la infección por SARS-CoV-2 también ofrece cierto grado de protección. En estos casos el riesgo de ingreso hospitalario fue un 45% menor para los no vacunados que habían tenido una infección previa en comparación con los no vacunados que se infectaban por primera vez.

Para los vacunados con infección previa no se ha observado una reducción adicional en el riesgo ya de por sí bajo de hospitalización con el que cuentan. Sin embargo, el riesgo de muerte fue menor para aquellos con infección previa tanto en vacunados como en no vacunados.

“Aunque encontramos que las vacunas son algo menos efectivas para prevenir la hospitalización, su efectividad sigue siendo sustancial. El estudio muestra que la vacunación siempre es muy beneficiosa para reducir el riesgo, incluso ante Ómicron”, declara el profesor del Imperial College, Neil Ferguson.

“Curiosamente, el grado de gravedad que se reduce varía según la edad, con la mayor reducción de la gravedad observada en personas de entre 50 a 70 años, con una reducción menor en los grupos más jóvenes”. Concluye exponiendo que, “si bien podemos estar seguros de que las variantes futuras conserven características de Ómicron, la gran reducción en la gravedad observada sin duda ha facilitado que los países pongan fin a las restricciones impuestas por la pandemia”.

“Nuestro estudio destaca que Ómicron es menos grave que Delta y que la vacunación reduce sustancialmente la enfermedad grave para ambas variantes. Unos resultados que deben interpretarse en el contexto de que Delta es más grave que las variantes anteriores”, explica la doctora Anne Presanis. “Junto con la alta transmisibilidad de Ómicron, la carga hospitalaria y la mortalidad podrían ser altas en poblaciones con bajas coberturas vacunales. Por lo tanto, recibir tres dosis de la vacuna es crucial para reducir la carga en los sistema de atención médica”.

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