El estrés pandémico supuso un 'envejecimiento prematuro' en el cerebro de los adolescentes

Un estudio de la Universidad de Stanford cifra en tres años la evolución cerebral en los jóvenes y demuestra cambios físicos en los volúmenes del hipocampo y la amígdala, así como en el grosor cortical

El estrés pandémico supuso un envejecimiento prematuro en el cerebro de los adolescentes (Foto: Freepik)
El estrés pandémico supuso un envejecimiento prematuro en el cerebro de los adolescentes (Foto: Freepik)
Javier Leunda
29 diciembre 2022 | 00:00 h

La repentina llegada de la pandemia de Covid-19 supuso un escenario de gran estrés y confusión para toda la sociedad mundial. De la noche a la mañana los ciudadanos se enfrentaron a una alerta sanitaria nunca vivida en los tiempos recientes; que acarreó fuertes dosis de miedo, desconocimiento, incertidumbre y problemas emocionales para todos. No obstante, en las personas más jóvenes ha tenido una especial incidencia, dada la particularidad de que la adolescencia es un periodo de cambios hormonales y reorganización cerebral que de por sí acarrea mayor riesgo de problemas mentales. En esta línea, la Asociación Española de Pediatría ya reflejó que en nuestro país la pandemia había provocado un aumento de hasta un 47% en los trastornos de salud mental de los menores.

Sin embargo, ahora un nuevo estudio hecho público por la Universidad de Stanford (EE.UU) y publicado en la revista BiologicalPsychiatry: Global Open Science demuestra que, más allá de su salud mental, el cerebro de los adolescentes sufrió los daños del confinamiento de forma especialmente singular. La investigación, que comenzó antes de la pandemia, tenía como objetivo principal estudiar la depresión en la pubertad y sus efectos a largo plazo en los jóvenes. Estaba basado en resonancias magnéticas a un grupo de muestra de 163 participantes de la Bahía de San Francisco de entre 15 y 16 años, pero, con motivo del Covid-19, tuvo que suspenderse. Así, la sorpresa llegó al retomar el estudio tras el periodo pandémico, cuando los expertos descubrieron que los cerebros de los adolescentes ya no eran los mismos que los de un año antes.

Los resultados del trabajo de la Universidad de Stanford muestran que las estructuras cerebrales de los adolescentes ‘envejecieron’ por encima del tiempo real transcurrido en sus cerebros, en concreto, una media de casi tres años

En concreto, el equipo de investigadores desvela que los adolescentes evaluados después del confinamiento tenían internalizados mayores problemas de salud mental, un grosor cortical más reducido, así como volúmenes del hipocampo y la amígdala que no se correspondían con los de un adolescente prepandémico de esa edad. Así, los resultados del trabajo de la Universidad de Stanford muestran que las estructuras cerebrales de los adolescentes ‘envejecieron’ por encima del tiempo real transcurrido en sus cerebros, en concreto, una media de casi tres años. Si bien diversos estudios ya habían revelado que la pandemia había afectado a la salud mental de los jóvenes (ansiedad, depresión, trastornos alimenticios, autolesiones, etc), en esta ocasión se descubre por primera vez un cambio físico visible en sus cerebros.

En palabras de los autores del estudio, “emparejamos un grupo de adolescentes que experimentaron el cierre de la pandemia (el grupo peri-COVID) con un grupo de adolescentes, emparejados por edad, sexo, pubertad, exposición al estrés en la vida temprana y nivel socioeconómico, que se sometió a la misma evaluación antes de la pandemia (grupo pre-COVID). Esperábamos que, en comparación con el grupo pre-COVID, el grupo peri-COVID informaría problemas de salud mental más graves y tendría cerebros más viejos o más maduros”. De este modo, las premisas de los investigadores del estudio terminaron demostrándose.

Queda por comprobar si este envejecimiento de tres años en las estructuras cerebrales de los adolescentes podrá ser recuperable con los años, pudiendo reajustar su edad cerebral con su edad real

Por otro lado, lo que los investigadores no han podido asegurar es que estos cambios perceptibles en el cerebro vengan asociados a un empeoramiento de su salud mental. Del mismo modo, queda por comprobar si este envejecimiento de tres años en las estructuras cerebrales de los adolescentes podrá ser recuperable con los años, pudiendo reajustar su edad cerebral con su edad real; para descubrirlo los investigadores de la Universidad de Stanford tienen pensado llevar a cabo un seguimiento de la muestra de adolescentes para comprobar si los cambios cerebrales influirán en su desarrollo cerebral a largo plazo y, del mismo modo, rastrearán el estado en la salud mental de los individuos .

En esta línea, los autores del estudio señalan que la pandemia de Covid-19 puede marcar un nuevo foco de investigación si a la larga se puede demostrar una alteración neurológica en el cerebro de las personas jóvenes que hayan sufrido las consecuencias de esta alerta sanitaria global.  “Otra tarea crítica para futuras investigaciones es determinar si estas alteraciones son efectos temporales de la pandemia o cambios estables que caracterizarán a la generación actual de jóvenes. Si se determina que estos cambios son duraderos, la contabilización y la interpretación de los datos adquiridos durante este período requerirán una atención y consideraciones adicionales”, concluyen. 

SALUD MENTAL EN LOS ADOLESCENTES

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre un 10% y un 20% por ciento de los adolescentes europeos padecen algún problema asociado a la salud mental o de comportamiento. Esto se traduce en que alrededor de dos millones de jóvenes sufren en Europa trastornos mentales de distinto grado de severidad. No en vano, en el caso de la adolescencia, se trata de un periodo vital clave en la maduración cerebral y una época de reorganización de las conexiones del cerebro. Del mismo modo, son épocas claves en las que el entorno que les rodea puede tener una gran influencia en su correcto desarrollo y madurez, siendo un fragmento social especialmente sensible a experiencias buenas o saludables y a las que no lo son tanto para su salud.

De este modo, los continuos cambios en el cerebro de los adolescentes, añadido a los cambios físicos, sociales y emocionales, les hacen mucho más propensos a problemas de salud mental. De este modo, cobra especial importancia en estas edades que los padres y cuidadores se mantengan pendientes de las señales de alarma –ansiedad, irritabilidad, incomunicación, etc- que puedan alertar de un problema en los jóvenes. Además, hay que asegurarse de que los adolescentes respeten un buen descanso de 8 horas, una alimentación equilibrada y se mantengan alejados de sustancias neurotóxicas como el alcohol o las drogas.

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