Lactancia materna, un tabú del embarazo: “Pocas mujeres imaginan lo difícil que puede ser su inicio”

El embarazo y el parto siguen rodeados de tabúes, uno de ellos la lactancia materna. Mientras que se ensalzan sus beneficios, no se habla de lo difícil que puede ser el inicio, de las dudas o del miedo a no tener suficiente leche

Biberón con leche materna (Foto. Freepik)
Biberón con leche materna (Foto. Freepik)
Paola de Francisco
4 agosto 2023 | 00:00 h
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La leche materna es única, nada se le iguala. Es la alimentación más recomendable para los recién nacidos porque reduce un 19% el riesgo de leucemia infantil, evita un 60% los riesgos de morir por síndrome de muerte súbita, previene el sobrepeso y la diabetes tipo 2 en la niñez y aumenta el desarrollo cognitivo de los futuros adultos, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La lactancia materna se convierte en una acción con grandes beneficios para los niños, el objetivo de todas las madres, que durante el embarazo piensan en ese momento de alimentar a sus hijos. Sin embargo, lo que no se cuenta, es lo complicado y duro que puede resultar ser.

Como indica a ConSalud.es la Dra. Susana Ares Segura, coordinadora del área de Lactancia Materna del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (CNYLM-AEP), “durante el embarazo pocas mujeres imaginan lo difícil que puede ser en algunas ocasiones el inicio de la lactancia, casi no se habla sobre ella, sino que toda la atención se centra en el parto”.

El proceso llega a ser especialmente doloroso si los bebés no se enganchan o no paran de llorar. Los primeros días son cruciales para estableces un adecuado volumen de lactancia y el correcto enganche al pecho. Primeras horas en las que el inicio precoz con el sacaleches o de forma manual es esencial, pero no siempre posible.

“Muchas madres expresan que pensaban que amamantar sería una experiencia idílica y ante las dificultades creen que son ellas las que deben de estar haciendo algo mal"

Como resultado las mujeres que no consiguen alimentar a sus hijos y que les ven llorar de hambre y beber suero con fruición, sienten un gran pesar. También aquellas que no consiguen que el sacaleches funcione. Ante esto sienten un sentimiento de culpa que suele “ser terrible”, explica al Dra. Ares Segura. “Muchas madres expresan que pensaban que amamantar sería una experiencia idílica y ante las dificultades creen que son ellas las que deben de estar haciendo algo mal... Y ya tenemos el círculo vicioso de la culpa y la sensación de que su leche no es buena para el bebé”.

CAUSAS DE NO PODER DAR LECHE

Son muchas las causas que están detrás de no poder amamantar en los primeros días, e incluso puede producirse una frustración que en realidad no existe. “En algunos casos la madre cree que tiene poca leche, pero en realidad tiene suficiente”, algo que sucede cuando no notan la subida ni ven el calostro, o no observan que la leche salga a chorro o moje los empapadores, situaciones que son muy frecuentes pero que hacen dudar a las mujeres. “A partir del tercer día, si el bebé mama de forma adecuada, más de 8 veces al día y hace 3 o más micciones y deposiciones al día, se puede decir que está alimentando correctamente”, recalca la pediatra.

Hay circunstancias en las que no es posible dar leche justo después del nacimiento y dar salida al calostro y con ello poner en marcha la producción de leche. Aunque existen recomendaciones y formas para estimular la producción, esta no siempre es posible. El bebé puede no mamar ocho veces al día o está menos tiempo en la toma de lo recomendado, lo que “hace difícil tomar toda la leche que necesita”, señala la experta.  Puede ser que tampoco se agarre de forma adecuada, lo que impide el vaciado del pecho y reduce la producción.

“Es necesario que los profesionales que atienden a madres lactantes tengan conocimientos sobre psicología perinatal y puedan apoyar a la madre”

Asimismo, el estrés también puede influir, el estilo de vida, los primeros días tras una cesárea o un parto prematuro, o, incluso “condiciones médicas”. Ejemplo de ello es la galactosemia neonatal, infecciones no tratadas por herpes simple y tuberculosis, madres con infección por virus influenza H1N1 (transitoria), con virus de inmunodeficiencia humana (relativa), que toman anfetaminas, quimioterapéuticos, ergotaminas y estatinas o cuyos hijos tienen inmunodeficiencia combinada grave (relativa).

Actualmente se hace todo lo posible para conseguir la lactancia y que esta sea exclusiva durante los primeros seis meses, con políticas como el contacto piel a piel tras el parto y hasta la primera toma, retrasar el peso, la medición, la vacunación o la vitamina K hasta después de la primera alimentación o que la madre y el niño duerman en la misma habitación.

Cuando se ha puesto en marcha todo ello y sin embargo la leche sigue sin ser posible, la solución es dar alimentación con fórmulas artificiales, aceptadas por la organización mundial de la salud como sucedáneos de la leche materna. En estos momentos también hay que ayudar a las madres que, pese a lo que creían, no han podido alimentar a sus hijos con su leche y se sienten frustradas, culpables e impotentes. “Es necesario que los profesionales que atienden a madres lactantes tengan conocimientos sobre psicología perinatal y puedan apoyar a la madre e incluso detectar o derivar los casos donde hay un problema”, concluye la Dra. Susana Ares Segura.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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