Demuestran que la miocarditis y la pericarditis asociadas a la vacunación evolucionan favorablemente

Un estudio presentado en el Congreso SEC22 de la Salud Cardiovascular ha analizado la presentación clínica y la evolución de los pacientes con enfermedad inflamatoria cardiaca.

Profesional sanitario administrando una vacuna (Foto. Freepik)
Profesional sanitario administrando una vacuna (Foto. Freepik)
Ander Azpiroz
21 octubre 2022 | 14:20 h
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Un estudio presentado en el Congreso SEC22 de la Salud Cardiovascular, señala que la gran mayoría de los casos de miocarditis y pericarditis asociados a las vacunas contra la COVID-19 tienen una evolución favorable y sin complicaciones.

“Las vacunas contra el SARS-CoV-2 son una de las principales herramientas en la lucha contra la COVID-19 y han mostrado un buen perfil de seguridad. No obstante, un pequeño número de personas puede desarrollar enfermedad inflamatoria cardiaca tras su administración. El objetivo de nuestra investigación fue conocer la presentación clínica y la evolución de los pacientes que presentan esta complicación en nuestra población”, indica el Dr. Pablo Pastor Pueyo, primer firmante del trabajo.

“La mayoría cursó con síntomas leves y, aunque el 8,6% de los pacientes ingresados sufrió al menos una complicación grave durante la fase aguda inflamatoria, ninguno falleció”

Estos casos de enfermedad inflamatoria cardiaca tras la administración de la vacuna contra la COVID-19 son más frecuentes en hombres jóvenes, y además, aparecen en la primera semana tras la administración de la segunda dosis de una vacuna del tipo ARN mensajero.

El estudio recoge los datos de 139 pacientes pertenecientes a 27 hospitales españoles y que han sido diagnosticados con miocarditis o pericarditis aguda dentro de los 30 días posteriores a la administración de cualquier vacuna contra la COVID-19. Los resultados apuntan que un 81% de los afectados eran hombres con una media de 28 años, en cuanto a los síntomas, aparecieron cuatro días después desde la administración de la vacuna.

“La mayoría cursó con síntomas leves y, aunque el 8,6% de los pacientes ingresados sufrió al menos una complicación grave durante la fase aguda inflamatoria, ninguno falleció”, concluyó el Dr. Pastor Pueyo resaltando que la mayoría de los pacientes fueron tratados con antiinflamatorios no esteroideos y colchicina.

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