¿Por qué un mayor tiempo dedicado a actividades intelectuales previene la demencia y el alzhéimer?

Aunque no se conocen exactamente los orígenes del alzhéimer y de otras demencias, investigadores han descubierto un gen que podría frenarlos

En la imagen una mujer con demencia haciendo terapia no farmacológica (Foto FAE)
En la imagen una mujer con demencia haciendo terapia no farmacológica (Foto FAE)
Paola de Francisco
5 noviembre 2021 | 18:15 h
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Existen factores de resiliencia que permite que las personas, aunque muestren ciertos signos de neurodegeneración, no desarrollen enfermedades de deterioro neurológico y cognitivo como son las diferentes demencias existentes, incluidas el Alzheimer. Uno de los factores que hasta ahora más se ha relacionado con esa resiliencia es la realización de actividades intelectualmente estimulantes. 

Unos investigadores del MIT han destacado que este tipo de enriquecimiento intelectual parece activar una familia de genes llamada MEF2, que controla un programa genético en el cerebro que promueve la resistencia al deterioro cognitivo. Algo que observaron tanto en ratones como en humanos. 

“Se comprende cada vez más que existen factores de resiliencia que pueden proteger la función del cerebro”, dice Li-Huei Tsai, director del Instituto Picower para el Aprendizaje y la Memoria del MIT. "Comprender este mecanismo de resiliencia podría ser útil cuando pensamos en intervenciones terapéuticas o en la prevención del deterioro cognitivo y la demencia asociada a la neurodegeneración".

“Fue particularmente emocionante ya que sugirió que MEF2 juega un papel en la determinación del potencial cognitivo general en respuesta a las variables del entorno”, indica Ravikiran (Ravi) Raju

Tanto la expresión del gen MEF2 como los genes que regula codifican canales iónicos, que controlan la excitabilidad de una neurona, o la facilidad con la que dispara un impulso eléctrico. Como explica el MIT, para estudiar la resilencia cognitiva en ratones, los investigadores compararon ratones que se criaron en jaulas sin juguetes y ratones colocados en un entorno más estimulante con una rueda para correr y juguetes que se cambiaban cada pocos días. Como encontraron en el estudio en humanos, MEF2 fue más activo en los cerebros de los ratones expuestos al ambiente enriquecido. Estos ratones también se desempeñaron mejor en tareas de aprendizaje y memoria.

Cuando los investigadores eliminaron el gen de MEF2 en la corteza frontal, esto bloqueó la capacidad de los ratones para beneficiarse de ser criados en un ambiente enriquecido y sus neuronas se volvieron anormalmente excitables. “Fue particularmente emocionante ya que sugirió que MEF2 juega un papel en la determinación del potencial cognitivo general en respuesta a las variables del entorno”, indica Ravikiran (Ravi) Raju, médico del Boston Children's Hospital. Gracias a estos hallazgos los investigadores esperan poder desarrollar una terapia para evitar los problemas neurodegenerativos.

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