Ultrasonidos, la nueva técnica que reduce los temblores del párkinson

El 40% de las personas que padecen párkinson muestran depresión en las primeras fases de la enfermedad.

El párkinson tiene un gran impacto en la calidad de vida del paciente y aumenta hasta el doble la mortalidad.
El párkinson tiene un gran impacto en la calidad de vida del paciente y aumenta hasta el doble la mortalidad.
CS
18 diciembre 2017 | 13:50 h

Según datos de la Asociación Parkinson Madrid, el 80% de las personas diagnosticadas con párkinson llegará a padecer depresión, y es que este trastorno psicológico es la primera manifestación del párkinson en el 40% de los casos. Además, las personas con depresión son tres veces más propensas a desarrollar esta enfermedad, según un artículo académico publicado en la revista Neurology.

Las primeras fases no suelen presentar el temblor típico de la enfermedad, puesto que este se refleja durante su avance. En su lugar, los primeros síntomas acostumbran a ser no motores y tan poco específicos como, además de la depresión, problemas de memoria, estreñimiento, pérdida de olfato, alteraciones urinarias o disfunción sexual y, de forma muy habitual, trastornos del sueño. Esto, si lo sumamos al desconocimiento sobre sus causas exactas, hacen del párkinson uno de los trastornos neurológicos más difíciles de diagnosticar e incluso pueden llevar a la confusión en el diagnóstico. De hecho, la Sociedad Española de Neurología (SEN) cifra los diagnósticos erróneos hasta en un 24%.

La depresion en uno de los primeros síntomas que sufren los enfermos de párkinson.

El doctor Jordi Rumià Arboix, especialista en Neurocirugía, afirma que “aunque actualmente no existe ninguna cura para la enfermedad de Parkinson, algunos medicamentos o cirugía pueden mejorar sustancialmente los síntomas motores y la calidad de vida diaria de los pacientes”. “A medida que la enfermedad avanza, los pacientes experimentan diversos grados de discapacidad funcional. En este sentido, el párkinson tiene un gran impacto en la calidad de vida del paciente y aumenta a casi el doble la mortalidad de los mismos”, añade el doctor.

Hasta ahora, el tratamiento con fármacos era la única terapia para tratar los síntomas motores, sobre todo en pacientes mayores de 70 años, ya que éstos no son candidatos a la cirugía convencional por los riesgos que conllevan las operaciones craneales abiertas. De hecho, el 34% de los costes directos del esta enfermedad corresponde a la compra de fármacos para mejorar estos síntomas, según la Fundación Cerebro, fundación social de la SEN. Sin embargo, gracias a los avances en la tecnología, ahora existen técnicas como ResoFus Alomar, que mediante el uso de ultrasonidos focalizados consigue reducir el temblor en un 80%, e incluso en algunos casos un 98%, sin necesidad de apertura craneal. Esto supone un incremento de la seguridad al 99%, incluso de pacientes de edad avanzada.

Este centro combina imágenes de resonancia magnética con ultrasonidos en tiempo real, lo que permite una precisión nanométrica y un gran control en comparación con la radiofrecuencia o la estimulación cerebral profunda. Los ultrasonidos focalizados reducen el riesgo de infecciónpostoperatoria, la lesión de áreas no deseadas o formación de tromboembolismos. Además, al ser un tratamiento ambulatorio, el paciente no tiene necesidad de pasar por quirófano y se recupera rápidamente.

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