El riesgo de morir por un infarto no tratado es 10 veces mayor que por coronavirus

El número de pacientes con ataques cardíacos que buscaron atención hospitalaria urgente en toda Europa disminuyó en más del 50% durante la pandemia.

Mujer con dolor y síntoma de infarto (Foto. Freepik)
24 junio 2020 | 13:55 h

Una de las consecuencias no deseadas de COVID-19 es que las personas que sufren infartos cardíacos e ictus, retrasan la ayuda médica, lo que conlleva peores resultados. Las víctimas de ataques cardíacos y derrames cerebrales en todo el mundo evitan los hospitales, presentándose demasiado tarde para beneficiarse de un tratamiento que les salve la vida, además, las personas con afecciones cardíacas conocidas que experimentan síntomas nuevos o que empeoran, retrasan la búsqueda de atención médica por temor a contraer COVID-19.

En todo el mundo, los médicos están informando de que quienes se demoran en buscar ayuda médica están en una condición mucho peor cuando finalmente llegan al hospital, a menudo demasiado tarde para beneficiarse de los tratamientos que normalmente están disponibles para salvar vidas.

Según el Dr. Jorge Solís, Director de la Unidad de Valvulopatías del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, “la pandemia de la Covid-19 ha producido efectos colaterales en los pacientes cardiológicos, no solamente durante el pico de la pandemia, sino también en las semanas y meses posteriores. Es de esperar que estos efectos secundarios se mantengan a medio plazo. Durante los meses de marzo y abril, el número de infartos de miocardio y otras urgencias cardiológicas, disminuyeron de forma drástica. La mayoría de estos pacientes se quedaron en sus casas o llegaron tarde al hospital y en peores condiciones”.

En todo el mundo se ha producido un gran descenso de los ingresos hospitalarios por afecciones cardíacas

“Por todo ello, hoy más que nunca, las campañas de difusión como #JustGo pueden salvar vidas. En cuanto a los pacientes con patología valvular, es imprescindible tener en cuenta tres aspectos fundamentales: 1) Son pacientes crónicos que requieren seguimientos periódicos; 2) son pacientes de alto riesgo para COVID-19; 3) un gran número de pacientes requieren controles periódicos. Por todo ello, los pacientes valvulares han sufrido importes efectos colaterales.”, explica el doctor Solís.

El organismo Global Heart Hub(Alianza Internacional de Organizaciones de Pacientes Cardíacos), en colaboración con FH Europa (Red Europea de Pacientes entrada en la Dislipidemia, incluida la Hipercolesterolemia Familiar) ha lanzado una campaña internacional para generar confianza "de paciente a paciente" destinada a salvar vidas y reducir la discapacidad, animando a las personas con síntomas de un problema cardíaco o cerebral a buscar ayuda médica sin demora.

Sociedades clínicas nacionales y organizaciones internacionales como la Federación Mundial del Corazón, la Organización Mundial de Accidentes Cerebrovasculares y la Sociedad Europea de Cardiología se han unido para compartir un importante mensaje: ignorar los síntomas cardíacos o retrasar el tratamiento conlleva el riesgo de complicaciones graves y consecuencias potencialmente mortales. Desde el comienzo de la crisis, el número de pacientes con infarto de miocardio que buscaron atención hospitalaria urgente en toda Europa ha disminuido en más del 50%. En todo el mundo se ha producido un gran descenso de los ingresos hospitalarios por afecciones cardíacas y se ha producido una disminución significativa de las intervenciones hospitalarias tanto quirúrgicas como menos invasivas.

“El riesgo de morir de un ataque al corazón es mucho mayor que el de morir por causa de Covid-19”

Cecilia Salvador, presidenta de Aepovac, (Asociación Española de Portadores de Válvulas Cardíacas y Anticoagulados), y paciente de valvulopatía, ha sufrido los daños colaterales de la pandemia, “hemos vivido, y aún lo hacemos, una crisis sanitaria nunca experimentada hasta ahora. Esto ha supuesto un gran esfuerzo para los profesionales, y también para los pacientes, que hemos visto cómo, por miedo o por saturación hospitalaria, se han interrumpido nuestros tratamientos y visitas médicas, con consecuencias negativas para muchos pacientes, sobre todo los crónicos”.

La profesora Barbara Casadei, presidenta de la Sociedad Europea de Cardiología, ha señalado que, "esta es la evidencia más fuerte hasta ahora del daño colateral causado por la pandemia. El temor a contraer el coronavirus significa que, incluso las personas ante un ataque cardíaco que amenaza su vida tienen demasiado miedo de ir al hospital para recibir un tratamiento que les salve la vida. Ha habido una falta de garantías públicas que aseguraran haber hecho todos los esfuerzos para proporcionar áreas hospitalarias libres para los pacientes que no fueran de Covid-19”.

Y añade la profesora Casadei, “el riesgo de morir de un ataque al corazón es mucho mayor que el de morir por causa de Covid-19. Además, la muerte por una enfermedad cardíaca se puede prevenir en gran medida si los pacientes con síntomas llegan al hospital a tiempo para recibir tratamiento. Lo que estamos presenciando es una pérdida innecesaria de vidas. Nuestra prioridad debe ser evitar que esto suceda. Debemos continuar salvando las vidas que sabemos cómo salvar".

CAMPAÑA #JUSTGO

La alianza Global Heart Hub, junto con FH Europa, han unido sus fuerzas para liderar la Campaña #JustGo de 'paciente a paciente' reafirmando el consejo médico de actuar siempre rápidamente cuando se trata de síntomas de un ataque al corazón. "El tiempo es músculo", cuanto más tiempo esperes con un ataque al corazón, más daño se produce en el músculo del corazón.

El mensaje es simple y claro: Si tiene dolor en el pecho u otros síntomas similares de un ataque al corazón, como dolor de garganta, cuello, espalda, estómago u hombros que dure más de 15 minutos, debe llamar a una ambulancia.

Igualmente, si vive con una enfermedad cardíaca como la insuficiencia cardíaca o una valvulopatías y experimenta nuevos síntomas, o un empeoramiento de estos, debe ponerse en contacto con su médico o acudir a un hospital lo antes posible. Del mismo modo, para aquellos diagnosticados con Hipercolesterolemia Familiar (FH), también su rara forma homocigótica (HoFH), o aquellos menores de 55 años, que tengan un miembro de la familia que viva con FH o varios miembros de la familia con un historial de enfermedades cardíacas o accidentes cerebrovasculares, no ignore los síntomas de un ataque al corazón, actúe rápidamente.

“Elvirus podría desencadenar ese primer ataque cardíaco”

En palabras del profesor Lale Tokgozoglu, presidente de la Sociedad Europea de Aterosclerosis, "en toda Europa, la pandemia de Covid-19 ha afectado a pacientes con enfermedades cardiovasculares y trastornos lipídicos. Siguiendo la recomendación ‘Quédate en casa’, y preocupados por contraer el coronavirus, los pacientes han interrumpido sus tratamientos y los que presentan síntomas han esperado demasiado tiempo para ponerse en contacto con su médico, manteniéndose alejados del hospital. Cuando finalmente buscan tratamiento, muchos han desarrollado complicaciones que tienen un efecto negativo en su recuperación.

“Aunque la mayoría de los países están volviendo a la normalidad, el temor continúa y los pacientes siguen prefiriendo quedarse en casa. La Sociedad Europea de Aterosclerosis apoya la campaña #JustGo ya que queremos que todos sepan lo importante que es buscar ayuda rápidamente a la primera señal de problemas cardíacos, a pesar de la situación actual", continua el profesor Tokgozoglu

"Muchos pacientes jóvenes con Hipercolesterolemia Familiar, u otras condiciones que predisponen a los ataques cardíacos, tienen aterosclerosis avanzada, pero aún no han tenido un ataque cardíaco. El virus podría desencadenar ese primer ataque cardíaco", ha señala el Dr. Samuel Gidding de FH Europa.

La campaña #JustGo espera tranquilizar a toda la población de que el riesgo de infección por coronavirus en el hospital se ha reducido al mínimo para los pacientes que ingresan con ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares. La campaña también recuerda al público que el riesgo de morir por un ataque cardíaco no tratado es 10 veces mayor que el de morir por Covid-19.

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