Con motivo del Día Internacional del Cáncer Infantil, el Grupo de Trabajo sobre Cáncer de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) ha recordado que los tumores malignos son, desde hace varios años, la primera causa de muerte y de años de vida perdidos en los niños y niñas de entre cero y 14 años en España. En el mundo, se detectan cada año en torno a 400.000 casos de cáncer infantil.
De acuerdo con la SEE, dos de las claves para aumentar el conocimiento y el estudio de los tumores infantiles son: Más colaboración entre investigadores nacionales e internacionales y más participantes para los estudios de cáncer infantil.
Los tumores más frecuentes en la infancia son las leucemias, seguidas de los tumores del sistema nervioso central y de los linfomas. Por sexo, los tumores infantiles son algo más frecuentes en niños que en niñas. Globalmente, la tasa de supervivencia a los 5 años para todos los tumores se sitúa en torno al 80%.
Los registros de cáncer de ámbito poblacional estiman que, cada año, se diagnostican en España unos 1.000 casos de cáncer en menores de 15 años, lo que se corresponde con una tasa de 15 nuevos casos por cada 100.000 habitantes en este grupo de edad.
"Entre todos debemos conseguir mejorar aún más las tasas de supervivencia"
Y si bien el diagnóstico de un cáncer en la infancia es menos frecuente que en la edad adulta, también es más desconocido. Su baja prevalencia, unido a que las causas de los tumores infantiles siguen siendo poco conocidas, dificultan su investigación.
Además, los cánceres en niños y adolescentes difieren de los tumores en adultos en su origen, histología, pronóstico y respuesta al tratamiento, lo que hace necesario su estudio como una entidad aparte.
Por esta razón, desde la sociedad científica quieren contribuir a dar visibilidad al cáncer infantil en este Día Internacional del Cáncer Infantil, con el objetivo de que sea una prioridad en España. “Es preciso seguir mejorando el conocimiento de la epidemiología de estos tumores, su etiopatogenia, el abordaje terapéutico y las necesidades de seguimiento y soporte a corto, medio y largo plazo de los niños y de sus familias.
"Entre todos debemos conseguir mejorar aún más las tasas de supervivencia, al tiempo que lo haga la calidad de vida de las niñas y niños que superan un cáncer”, concluyen.