Alrededor de un 30% de los pacientes con cáncer recurren a terapias integrativas

Los especialistas alertan sobre la falta de evidencia científica de la mayoría de ellas y recuerdan que algunas sustancias pueden incrementar la toxicidad de la quimioterapia y reducir la efectividad de los fármacos.

Entre un 30-60% de los pacientes con cáncer discuten el uso de terapias integrativas con su médico
Entre un 30-60% de los pacientes con cáncer discuten el uso de terapias integrativas con su médico
CS
23 mayo 2018 | 00:00 h

Cada vez hay más pacientes con cáncer en tratamiento oncológico que recurren a terapias integrativas con la idea de potenciar la eficacia de los fármacos prescritos por el médico. Al menos lo suelen contar con una mayor transparencia en la consulta de su oncólogo. Así lo afirma por su experiencia asistencial el jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, Pedro Pérez Segura en declaraciones a ConSalud.es.

Este especialista señala que alrededor de un 30% de los pacientes toma algún tipo de sustancia o realiza alguna técnica de manera asociada a su tratamiento médico prescrito por su oncólogo. El problema es que actualmente no existe una información suficiente basada en la evidencia científica que constate la eficacia de este tipo de terapias.

“Hay algunas que sí que sabemos que pueden interaccionar con los fármacos, como el zumo de pomelo o el de uva con varios quimioterápicos, por lo que recomendamos a los pacientes que no lo tomen”

El riesgo es menor en aquellas que se centran en técnicas de cuerpo-mente. “La única que puede tener un efecto beneficioso es el mindfulness y las técnicas de relajación de ese tipo. Sobre el resto no hay datos reales de beneficios, aunque lo cierto es que tampoco hay datos de que sea perjudicial”, dice el doctor Pérez Segura. Es decir, junto al tratamiento oncológico este tipo de terapias no suelen perjudicar la salud del paciente.

Los verdaderos peligros pueden aparecer con las sustancias que incluyen algunas terapias integrativas. “Hay algunas que sí que sabemos que pueden interaccionar con los fármacos, como el zumo de pomelo o el de uva con varios quimioterápicos, por lo que recomendamos a los pacientes que no lo tomen”, alerta este especialista. Muchas de estas sustancias o alimentos se metabolizan por la misma vía que algunos fármacos oncológicos y pueden producir problemas al incrementar la toxicidad o reducir  la actividad del medicamento.

Cuando un paciente de cáncer llega a la consulta y le informa al oncólogo de la adquisición en un herbolario de uno de estos productos, el médico se encuentra con que muchos de ellos contienen demasiados elementos y sustancias de las que no hay datos sobre su interacción con la quimioterapia. Ante este hecho los especialistas recomiendan a los pacientes mucha precaución y aconsejan informar en todo momento a su oncólogo sobre este tipo de terapias.

MEDICINA INTEGRATIVA VS MEDICINA ALTERNATIVA

A diferencia de las terapias integrativas, que en ningún momento plantean la sustitución del tratamiento oncológico por ellas, los pacientes pueden encontrarse con otras que sí pueden suponer un riesgo grave para su salud. El doctor Pérez Segura señala que las terapias alternativas son aquellas por las que el paciente “decide dejar de ponerse el tratamiento que le recomienda el médico y se dedica a tratarse con cualquier otra cosa”.

La medicina integrativa, por el contrario, tal y como recoge la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), combina la medicina convencional con las prácticas de la medicina complementaria que han demostrado ser eficaces, para aportar al paciente una atención y un tratamiento más completo. Las terapias complementarias se usan asociadas al tratamiento médico convencional como medida de soporte para el control sintomático, la mejora de la calidad de vida y la contribución a la salud global del paciente, proporcionando una atención integral tanto en la dimensión física como en la emocional.

El uso de terapias complementarias por pacientes diagnosticados de cáncer se ha incrementado progresivamente, de manera que entre un 30-60% discuten su uso con su médico. Estas no deben utilizarse en reemplazo de los tratamientos convencionales para el cáncer ni como motivo para posponer la consulta con un médico acerca de un problema de salud sino que deben integrarse en el abordaje holístico del cáncer.

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