La inmunoterapia gana peso en el tratamiento de tumores

Esta medida ejerce su acción antitumoral estimulando la respuesta inmunológica de los pacientes frente al cáncer, a diferencia de los tratamientos clásicos, que atacan directamente al tumor.

La inmunoterapia sigue avanzando en cuanto al tratamiento de tumores
La inmunoterapia sigue avanzando en cuanto al tratamiento de tumores
CS
19 febrero 2018 | 14:55 h

La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) inició en febrero de 2013 una campaña de comunicación bajo el lema "En Oncología, cada avance se escribe con mayúsculas", donde la inmunoterapia ha supuesto uno de los grandes descubrimientos. Esta ejerce su acción antitumoral estimulando la respuesta inmunológica de los pacientes frente al cáncer, a diferencia de los tratamientos clásicos, que atacan directamente al tumor. Esto implica una serie de ventajas y características de esta novedosa estrategia. Su principal ventaja es su capacidad de controlar el tumor durante periodos muy largos de tiempo en un determinado porcentaje de pacientes, que varía según el tipo de cáncer. De hecho, en aquellos con tumores que antes se consideraban incurables, se están consiguiendo supervivencias muy prolongadas, incluso de años.

En la actualidad, la inmunoterapia con anticuerpos que bloquean los receptores PD-1 o la acción sobre estos receptores de la proteína PD-L1 ha demostrado eficacia frente a un gran número de tumores, incluyendo entre otros el melanoma, los cánceres de pulmón, riñón, vejiga, estómago, hígado, cabeza y cuello y algunos tumores ginecológicos y linfomas. En un principio, su utilización se limitaba a pacientes en los que había fracasado el tratamiento convencional, habitualmente con quimioterapia, pero en pacientes con algunos tipos de tumores, como el melanoma o algunos cánceres de pulmón, ya se considera el tratamiento de primera elección.

Sólo se benefician de estos tratamientos entre el 40% y el 60% de los pacientes con melanoma y entre el 10% y el 30% de los pacientes con otros tipos de tumores

Además, este tipo de inmunoterapia ha demostrado ser eficaz como tratamiento adyuvante en pacientes con melanoma y también mejora el control del tumor en pacientes con cáncer de pulmón en estadios localmente avanzados tratados previamente con quimioterapia y radioterapia. Estos tratamientos suelen administrase por vía intravenosa y su toxicidad suele ser menor que la de los tratamientos convencionales, como la propia quimioterapia. No obstante, entre un 5% y un 15% de los pacientes pueden desarrollar toxicidades relevantes, que suelen deberse a la activación del sistema inmunológico contra el propio organismo del paciente. Los órganos más frecuentemente afectados por estas reacciones son: el pulmón ("neumonitis”) y el tubo digestivo (“colitis”). Cuando se utilizan como fármacos únicos, que es lo más habitual hoy en día, la toxicidad no suele ser un problema importante.

A pesar de los resultados, todavía queda mucho por recorrer, ya que sólo se benefician de estos tratamientos entre el 40% y el 60% de los pacientes con melanoma y entre el 10% y el 30% de los pacientes con otros tipos de tumores. Por ello, algunas de las principales estrategias en desarrollo para mejorar la eficacia de la inmunoterapia son la inmunoterapia de combinación, mediante la cooperación de dos o más tratamientos para aumentar la eficacia antitumoral, las nuevas vacunas, que incluyen pequeños fragmentos del propio tumor para que el sistema inmunológico los reconozca y cese la respuesta inmune antitumoral y las células CAR-T (Chimeric Antigen Receptor, o receptor antigénico quimérico), que  consisten en extraer las células inmunológicas del paciente y volverlas a administrar al paciente una vez procesadas en el laboratorio para que ataquen al tumor.

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