Tratar la fragilidad incide en el estado de ánimo y retrasa el deterioro de la actividad cognitiva

La fisioterapia es crucial en la reversión de los síntomas más visibles de esta dolencia asociada a la edad, como dificultades de movilidad e independencia y creciente aislamiento social

Fisioterapia en personas mayores (Foto: Freepik)
Fisioterapia en personas mayores (Foto: Freepik)
CS
10 octubre 2023 | 12:50 h

El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFM) ) empezó a realizar videoconsejos en 2013 y esta iniciativa nació con el objetivo de prevenir las lesiones provocadas por los malos hábitos a partir de una serie de cortos animados que se emiten en medios de comunicación, Youtube y otras RRSS. El videoconsejo del mes de octubre  se centra en la prevención de uno de los problemas de mayor repercusión en la salud pública a medida que aumenta la esperanza de vida y la población envejece: la fragilidad.

Asociada a la edad, la fragilidad es un deterioro progresivo del organismo y precursora de la pérdida de autonomía. Los pacientes sufren dificultades para realizar su vida diaria y se vuelven más vulnerables a otras enfermedades y problemas de salud. La población española envejece a un ritmo imparable de la mano del aumento de la calidad de vida y la salud de la ciudadanía. Las previsiones apuntan a que un 31% de los españoles tendrán más de 65 años en 2050. Y, entre ellos, una gran mayoría afrontarán problemas de fragilidad.

¿Qué coste supone esto para las arcas públicas? Según los datos que aporta la Comunidad de Madrid, hasta unos 2.500 euros anuales por cada mayor tratado, aunque hay estudios de la Unión Europea que cifran esta diferencia hasta en 5.000 euros. Es decir, que la fragilidad multiplica por cinco la inversión que requiere el tratamiento médico de una persona mayor.

¿CUÁNDO ACUDIR AL ESPECIALISTA?

La parte positiva es que se puede prevenir y revertir una vez que está diagnosticada. ¿Cuándo se debe acudir a un especialista para que haga un diagnóstico sobre fragilidad? Según el CPFM, cuando se observen los siguientes síntomas:

  • Problemas de movilidad: para subir o bajar escaleras, caminar, etc., que generan a su vez un sedentarismo creciente.
  • Problemas de equilibrio.
  • Caídas o tropiezos frecuentes.
  • Dificultades en tareas cotidianas como el baño.
  • Aislamiento social.

"No podemos olvidar que, al recuperar movimiento y funcionalidad, favoreciendo su autonomía, los afectados experimentan una notable mejoría también en las relaciones sociales"

Lo ideal es contar con un equipo interdisciplinar que pueda dar al tratamiento un alcance conjunto: revisión de medicación, nutrición y programa físico. Además el tratamiento debe ser personalizado en atención a las necesidades de cada persona y su evolución; la fisioterapia aporta ejercicios de resistencia aeróbica, flexibilidad, equilibrio y fuerza muscular. El objetivo de todo ello es ayudar al paciente a mantener o recuperar su máxima capacidad funcional, complementando la parte física con la emocional y social.

Esto es lo que explica Olga Cures, fisioterapeuta experta en el ámbito geriátrico y miembro de la Junta de Gobierno del CPFCM, “la principal labor de los fisioterapeutas con estos enfermos es ayudarles a mejorar su calidad de vida desde tres ángulos complementarios: el bienestar físico, psicológico, emocional y social. No podemos olvidar que, al recuperar movimiento y funcionalidad, favoreciendo su autonomía, los afectados experimentan una notable mejoría también en las relaciones sociales, lo que, a su vez, incide en el estado de ánimo y retrasa el deterioro de la actividad cognitiva”.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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