Las vacunas se erigen como un elemento indispensable para abordar la resistencia a los antibióticos

En 2019 murieron 1,2 millones de personas en todo el mundo por infecciones resistentes a los antibióticos. Se prevé que esta cifra se multiplique para 2050.

Antibióticos (Foto: Freepik)

La resistencia antimicrobiana (RAM) se erige como uno de los grandes problemas de salud pública. La sobreutilización de los antibióticos y el no contar con nuevas opciones terapéuticas se están traduciendo en que las bacterias cada vez se vuelven más resistentes a estos, reduciendo preocupantemente su eficacia.

A principios del mes de enero la Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Europa y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), advertían a través de un informe conjunto de la fotografía que la resistencia antimicrobiana estaba conformando en el viejo continente.

De acuerdo con los datos analizados, en 2020 se produjeron más de 670.000 infecciones bacterianas farmacorresistentes solo en los países de la Unión Europea (UE) y del Espacio Económico Europeo (EEE). Como consecuencia de estas infecciones fallecieron más de 33.000 personas. La carga sanitaria que supone la resistencia a los antibióticos en la UE/EEE es comparable a la de la gripe, la tuberculosis y el VIH juntos.

Las acciones destinadas a reducir el consumo innecesario e irresponsable de antibióticos se erige como una de las principales bazas con las que cuentan las autoridades sanitarias para reducir este problema que augura una nueva crisis de salud pública a medio y largo plazo. El fomento de la investigación focalizada en el desarrollo de nuevos antibióticos también es fundamental ante la resistencia que muchas bacterias están generando ante los ya existentes. En esta lucha, cabe destacar también el papel que desempeñan las vacunas y sobre los que la sociedad no es plenamente consciente.

Las vacunas pueden contribuir en la limitación del preocupante crecimiento de la resistencia a los antibióticos. A nivel global se está produciendo un aumento de las enfermedades causadas por bacterias resistentes a los antibióticos y, en términos económicos, es más costoso tratar infecciones resistentes a los antibióticos. Además, no siempre las personas afectadas se recuperan.

Los antibióticos se posicionan en la actualidad la intervención médica estándar para el tratamiento de enfermedades comunes como el estreptococo del grupo A (causa la faringitis estreptocócica), para la cual no se cuenta con ninguna vacuna

Razones por las que tanto los gobiernos como las sociedades deben concienciarse de que la vacunación, tanto de seres humanos como de animales, es uno de los mecanismos más efectivos a la hora de evitar las infecciones y, por lo tanto, reducir la necesidad de utilizar tratamientos basados en antibióticos.

SE NECESITAN CON URGENCIA NUEVAS VACUNAS

La OMS insta a hacer un mejor uso de las vacunas existentes, así como fomentar el desarrollo de nuevos sueros más eficaces como parte de la estrategia global en la lucha contra la resistencia antimicrobiana y reducir las muertes prevenibles por vacunación.

Por ejemplo, si todos los niños del mundo recibieran una vacuna que les protegiera de la infección provocada por la bacteria Streptococcus pneumoniae (responsable de neumonía, meningitis e infecciones en el oído medio), se evitarían aproximadamente 11 millones de días de uso de antibióticos cada año.

Las vacunas frente a virus como los responsables de la gripe también juegan un papel crucial ya que las personas afectadas suelen tomar antibióticos innecesariamente cuando presentan síntomas como la fiebre, pudiendo estar causada este por un virus.

Los antibióticos se posicionan en la actualidad la intervención médica estándar para el tratamiento de enfermedades comunes como el estreptococo del grupo A (causa la faringitis estreptocócica), para la cual no se cuenta con ninguna vacuna.

La OMS ha reiterado en numerosas ocasiones que necesitamos contar con vacunas que puedan evitar que las personas contraigan enfermedades provocadas por bacterias que ahora están mostrando una resistencia cada vez mayor a los antibióticos disponibles. En este sentido destaca la tuberculosis multirresistente (MDR TB, por sus siglas en inglés). Esta es causada por un organismo resistente a, por lo menos, dos medicamentos: la isoniazida y la rifampina. Un grave problema sanitario ya que estos son los dos medicamentos más poderosos para tratar la enfermedad y los que se emplean en todas las personas que enferman de tuberculosis.

Las vacunas frente a virus como los responsables de la gripe también juegan un papel crucial, ya que las personas afectadas suelen tomar antibióticos innecesariamente cuando presentan síntomas como la fiebre, pudiendo estar causada este por un virus

De manera similar, las nuevas vacunas contra Staphylococcus aureus (que causa infecciones de la piel y los tejidos blandos), Klebsiella pneumoniae (que causa neumonía e infecciones del torrente sanguíneo y las vías urinarias), Clostridium difficile (que causa enfermedades diarreicas) y muchas otras podrían proteger a las personas contra enfermedades cada vez más difíciles de tratar.

LA PANDEMIA HA ACELERADO LA RAM

Un estudio presentado en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID, por sus siglas en inglés) y de cuyos resultados se han hecho eco en Europa Press, sugiere que la pandemia provocada por el SARS-CoV-2 podría haber acelerado la resistencia a los antimicrobianos.

En base a la evaluación de los datos de 271 hospitales de Estados Unidos la investigación señala que los pacientes hospitalizados durante la pandemia (tanto los dieron positivo como los que dieron negativo en las pruebas diagnósticas de Covid-19), presentaron tasas más elevadas de infecciones bacterianas resistentes a los antibióticos, en comparación con los pacientes hospitalizados antes de la pandemia.

La pandemia ha planteado numerosos retos sobre el uso apropiado de los antibióticos y su administración. Diversas investigaciones indican que la crisis sanitaria vivida se ha asociado con infecciones secundarias de resistencia a los antibióticos, posiblemente debido al aumento del uso de antibióticos para tratar a los pacientes con Covid-19, y las interrupciones de las prácticas de prevención y control de infecciones en los sistemas de salud abrumados.

"Estos nuevos datos ponen de manifiesto la importancia de vigilar de cerca el impacto de la Covid-19 en las tasas de resistencia a los antimicrobianos. Es especialmente preocupante que la resistencia a los antibióticos haya aumentado durante la pandemia tanto en los pacientes positivos como en los negativos al SARS-CoV-2. Las infecciones adquiridas en el hospital son una gran preocupación, con tasas de resistencia a los antimicrobianos significativamente más altas durante la pandemia que antes", concluyen los autores de la investigación.

De acuerdo con los datos recopilados por este estudio en 2019 murieron 1,2 millones de personas en todo el mundo por infecciones resistentes a los antibióticos. Se prevé que esta cifra se multiplique para 2050. Desarrollar nuevas vacunas y lograr que estas se utilicen adecuadamente supone un complejo trabajo. Motivo por el que la comunidad científica internacional debe priorizar qué nuevas vacunas podrían tener un mayor impacto en la resistencia a los antibióticos y, así, promover una mayor inversión en ellas.

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