¿Puede considerarse la viruela del mono como una enfermedad de transmisión sexual?

La Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido indica que no existen pruebas que confirmen que sea una enfermedad de transmisión sexual. Se necesita más investigación para determinar si el contagio por fluidos incluye, por ejemplo, el semen.

Científica analizando muestras en un laboratorio (Foto. Freepik)
Científica analizando muestras en un laboratorio (Foto. Freepik)

La Comunidad de Madrid ha informado de la detección, hasta el momento, de siete casos preliminares de positivos por el virus de la viruela símica (conocida como viruela del mono), y otros 22 sospechosos. Estos 29 casos se encuentran, tal y como han informado desde Europa Press, en estudio en coordinación con el Centro Nacional de Microbiología (CNM).

Todos los casos en estudio se han producido en hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres. A pesar de que la principal vía de transmisión es la respiratoria, la transmisión en los casos identificados apunta a haberse producido por el contacto con las mucosas durante las relaciones sexuales.

Esta información ha trascendido de forma muy significativa en términos mediáticos y sociales sentando unas peligrosas bases de discriminación por motivos de orientación sexual que pueden llevar a asociar la viruela del mono con relaciones sexuales entre hombres. Durante muchos años el VIH y el sida se asociaron a las relaciones sexuales entre hombres generando una estigmatización de estas personas y de la enfermedad que todavía pervive en nuestros días.  

Motivo por el que la ministra de Sanidad, Carolina Darias, realizaba las siguientes declaraciones en la noche del 19 de mayo: “Es un virus, por tanto no una enfermedad de transmisión sexual. Apareció en África en los años 70 y se da entre animales a personas. Estamos ante una enfermedad zoonótica viral”. Unas declaraciones que han recibido críticas ya que muchas de las enfermedades de transmisión sexual están producidas por parásitos, virus o bacterias.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que, de acuerdo con la información de la que se dispone actualmente, “más de 30 bacterias, virus y parásitos diferentes se transmiten por contacto sexual”. Ocho de estos agentes patógenos se han vinculado a la máxima incidencia de enfermedades de transmisión sexual. Cuatro de estas enfermedades se pueden curar actualmente: la sífilis, la blenorragia, la clamidiasis y la tricomoniasis. Las otras cuatro son infecciones víricas incurables: la hepatitis B, el virus del herpes simple (VHS o herpes), el VIH y el virus del papiloma humano (VPH).

Las infecciones de transmisión sexual se transmiten, de forma predominante, por contacto sexual, incluidos el sexo vaginal, oral y anal. Incluso algunas pueden tener transmisión vertical durante el embarazo, el parto o la lactancia.

VIRUELA DEL MONO Y TRANSMISIÓN SEXUAL

El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) afirma sobre la transmisión de la viruela del mono que “en humanos ocurre principalmente a través de gotitas respiratorias grandes”. Como estas no se desplazan grandes distancias, “se necesita un contacto cara a cara prolongado”. Destacan además que el virus puede penetrar en el organismo “a través de fluidos corporales, material lesionado o contacto indirecto con material lesionado”. Una información en la línea de la referida anteriormente por la OMS.

Las infecciones de transmisión sexual se transmiten, de forma predominante, por contacto sexual, incluidos el sexo vaginal, oral y anal. Incluso algunas pueden tener transmisión vertical durante el embarazo, el parto o la lactancia

“Aunque el grupo actual de casos es en hombres que tienen sexo con hombres, probablemente sea demasiado pronto para sacar conclusiones sobre el modo de transmisión o asumir que una actividad sexual fue necesaria para la transmisión, a menos que tengamos datos y análisis epidemiológicos claros”, argumenta el doctor Michael Skinner, virólogo del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Imperial College de Londres.

En una entrevista publicada por el Imperial el experto incide en la necesidad de excluir otras causas antes de llegar a la conclusión de que se ha producido la transmisión sexual de una infección. “Esta es la primera vez que vemos la viruela del mono en este grupo (en relación a los hombres que tienen sexo con otros hombres), pero eso puede deberse a que anteriormente el número de casos ha sido bajo, por lo que es menos probable que grupos específicos hayan sido capturados en las estadísticas”, explica Skinner.

 “Aún queda más investigación por hacer para comprender este último grupo de casos. Los médicos y las autoridades de salud pública deben permanecer alerta para detectar los casos de forma temprana y limitar la transmisión”, concluye la entrevista incidiendo en la idea de que la transmisión del virus se produce por el contacto cercano de las personas sin necesidad de que exista una relación sexual.

Tal y como ha informado la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA, por sus siglas en inglés), no existen pruebas que confirmen que la viruela del mono sea una enfermedad de transmisión sexual. Se necesita más investigación para determinar si el contagio por fluidos incluye, por ejemplo, el semen.

El 57% de los casos detectados en Reino Unido se han producido en hombres que se definían como homosexuales, bisexuales u hombres que tienen sexo con otros hombres, lo que ha expandido la idea de la viruela del mono como enfermedad de transmisión sexual. Y esta vía de transmisión no ha sido descrita hasta el momento por la evidencia científica. El porcentaje referido también puede tener otra lectura: se presupone que el 43% restante de los casos se han producido en personas heterosexuales sin que se establezca la misma conexión.

"Dada la frecuencia inusualmente alta de transmisión de persona a persona observada en este evento, y la transmisión comunitaria probable sin antecedentes de viajes a áreas endémicas, la probabilidad de una mayor propagación del virus a través del contacto cercano, por ejemplo, durante las actividades sexuales, se considera alto. La probabilidad de transmisión entre individuos sin contacto cercano se considera baja", ha manifestado el ECDC

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