El yoga, una forma de darle un respiro al cáncer: "Es una herramienta de cambio y transformación"

Diversos estudios han asegurado que el yoga puede aportar múltiples beneficios a los pacientes oncológicos: desde aportar bienestar hasta ayudar a reducir el dolor

Mujer haciendo yoga (Foto: Freepik)
1 marzo 2023 | 00:00 h
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Desde hace décadas, exactamente desde finales de los años 90, el yoga se ofrece como una práctica complementaria en el abordaje del cáncer y otras condiciones de salud. Concretamente, esto se ha visto en hospitales internacionales de prestigio como el Memorial Sloan Kettering Cáncer Center de Nueva York, uno de los mejores hospitales del mundo. Ellos fueron quienes decidieron adaptar el yoga al paciente oncológico y donde Mireia Coma-Cros se ha formado para traer esta práctica a nuestro país.

“El cáncer no solo afecta a los tejidos, y el tumor no es algo que afecta solo al cuerpo. Afecta a las emociones, a tus pensamientos, a tu conducta, a tus hábitos (los hábitos son lo mismo que la conducta, mejor poner solo conducta)  y a  nivel de existencial (y a nivel existencialporque de repente tu vida se ve amenazada. O al menos como sentías la vida hasta ahora. Esto genera un impacto en la propia condición que si se gestiona bien puede ser beneficioso, pero si se gestiona mal, hace que la situación empeore”, explica la experta.

Es por eso que, el yoga está presente en EEUU desde 1999 (el Memorial Sloan Kettering lo empezó a ofrecer de forma pionera). Luego le siguieron hospitales referentes como la Clinica Mayo. Entre 2009 y 2016 la presencia del yoga en los centros oncológicos designados por el Instituto Nacional de Cáncer de los EEUU creció un 30%; y, en 2016 el 70% de estos centros ofrecía yoga y el 90% lo recomendaba. 

"Los pacientes sienten que les aporta bienestar y les ayuda a reducir el dolor, lo que hace que pueda inferir positivamente en sus circunstancias y les da la sensación de esperanza y empoderamiento"

Esta rápida expansión se debe a los múltiples beneficios que aporta a los pacientes oncológicos. Tal y como señala la American Cancer Society, hay evidencias que muestran que este ejercicio puede reducir el estrés, aumentar la fuerza y disminuir el dolor de espalda, a la vez que proporciona ejercicio. Y de acuerdo a un informe de los Institutos Nacionales de la Salud, existe cierta evidencia para sugerir que esta práctica puede ser útil cuando se usa junto con tratamientos médicos convencionales para ayudar a aliviar algunos de los síntomas relacionados con el cáncer.

Algunos estudios recientes de supervivientes de cáncer, especialmente mujeres que han tenido cáncer de mama, sugieren que este ejercicio puede ayudar a mejorar varios aspectos de la calidad de vida. “Para explicar cómo el yoga puede ayudar al paciente oncológico, me remito a la definición que hizo la Universidad de Harvard: ‘El yoga es una práctica que tiene una capacidad de identificar patrones físicos, emocionales, cognitivos y conductuales nocivos y sustituirlos por alternativas más positivas y saludables’. La conclusión a la que llegaron con esta definición es que el yoga es un sistema de autorregulación y, por lo tanto, un potente agente de cambio. Antes ya sabían que el yoga estimula el sistema inmunológico, mejora la salud del corazón y cerebro, equilibra el sistema nervioso autónomo, etc... Lo que no sabían era cómo actuaba para promover la salud general", comenta Mireia Coma-Cros.

¿CÓMO SE APLICA?

El Hospital del Mar de Barcelona se ha convertido en el primer hospital nacional en implantar un servicio de yoga para pacientes oncológicos. Lo cierto es que en España esta técnica sigue siendo desconocida. “Llevo mucho tiempo en esto y los médicos me llamaban para preguntarme cómo podríamos adaptar esto en España, pero a pesar de su interés, la intensidad y complejidad del día a día en el hospital lo dificultaban". Por eso, en el Hospital del Mar hemos tardado mucho tiempo en hacerlo, pero al final se ha convertido en realidad”, relata Mireia, la encargada de estas clases.

La primera clase tuvo lugar el 14 de febrero y, según relata el Dr. Joan Abanell, jefe del Servicio de Oncología Médica del centro, “el feedback es bueno. Los pacientes valoran positivamente este programa que se diferencia de otros. Además, también valoran que se haga en el hospital y que sea adaptable a cualquiera persona”.

Cuando hablamos de yoga, nos viene a la mente una persona haciendo posturas complicadas y que no todos podríamos hacer. Pero en el caso de estos pacientes “este yoga puede consistir en inhalar y subir un brazo, exhalar...  La cuestión es que la mente está centrada en el momento presente con una atención plena, eres consciente de tu respiración y la regulas de forma suave y más lenta a la vez que estás liberando tensión del cuerpo y fortaleciéndolo. A nivel oncológico, esta capacidad se convierte en autoreguladora y el paciente se da cuenta de que está haciendo algo por sí mismo que le funciona. Sienten que les aporta bienestar y les ayuda a reducir el dolor, lo que hace que pueda inferir positivamente en sus circunstancias y les da la sensación de esperanza y empoderamiento”, cuenta Mireia.

"Hay evidencias que aseguran que el yoga dota a sus pacientes con mejores recursos para enfrentarse a la enfermedad y mejorar su calidad de vida"

Para el jefe del Servicio de Oncología, el yoga “en su conjunto ayuda a enfrentarse a la enfermedad o a sus secuelas, y esto es porque esta técnica es capaz de reducir síntomas como la ansiedad, la depresión, el estrés y también mejora el estado funcional físico y emocional. Hay evidencias que aseguran que el yoga dota a sus pacientes con mejores recursos para enfrentarse a la enfermedad y mejorar su calidad de vida”.

En concreto, esta práctica se define como una disciplina para llevar la mente a la serenidad , y es algo que Mireia ve siempre en sus clases. “Nuestra sociedad sufre por lo general niveles muy altos de estrés, cuando además hay un diagnóstico y un proceso oncológico estos niveles se multiplican. Es gente que lleva mucho tiempo sin relajarse y el cáncer les tensa. Cuando una persona tiene esta enfermedad, la amenaza está ahí, es algo que tienes presente siempre y a lo que le das vueltas. Esta rumiación, según demuestran los estudios, generan vasoconstricción, la presión arterial sube y tiene unas consecuencias fisiológicas a parte de esta angustia de dejar el pensamiento negativo que tantas vueltas le das”.

Ahora, Mireia espera que corra la voz para que esta práctica se desarrolle en más hospitales españoles, ya que está demostrado que “cuando se implementa en contextos sanitarios, hay un retorno positivo a la inversión”. Por eso, la principal intención de estas clases es darle un respiro al cáncer.

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