El 2019 será el año en el que se ejecutará la salida del Reino Unido de la Unión Europea, comúnmente llamado Brexit, si no se producen nuevos escenarios que lo paralicen. Sobre este hecho, dirigentes españoles han querido despejar la amenaza que puede suponer sobre el sector sanitario de España en general y la industria farmacéutica en particular.
El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha referido a ello este martes durante la inauguración de las nuevas instalaciones de la farmacéutica Reig Jofre en Toledo. Sánchez ha transmitido al sector “todo el apoyo del Gobierno” ante la incertidumbre que puede estar provocando las negociaciones sobre el Brexit entre el Reino Unido y la UE.
Sánchez asegura que el Gobierno cuenta "con planes de contingencia para cualquier escenario" y que se posicionarán al lado de los profesionales españoles "en todo momento"
En este sentido, ha compartido la “certeza” de que el Ejecutivo que preside cuenta “con planes de contingencia para cualquier escenario” al tiempo que ha incidido en que estarán del lado de los profesionales españoles “en todo momento”. Y es que, ha recordado Pedro Sánchez que España exporta productos farmacéuticos por valor de 10.000 millones de euros.
“AFECTARÁ A LOS INGLESES”
En este mismo sentido se ha posicionado la eurodiputada del PSOE en el Parlamento Europeo, Soledad Cabezón. A preguntas de ConSalud.es, Cabezón ha destacado que llevan meses advirtiendo a colegios profesionales y a la comunidad científica que “el Brexit va a afectar fundamentalmente a los ingleses, lo venimos diciendo desde primera hora”.
Así, se ha referido a que mientras la industria farmacéutica europea cree que “no va a tener consecuencias”, quienes si las van a sufrir son “ellos porque son fundamentalmente importadores de medicamentos”. Con respecto a los profesionales, también apunta que supondrá “un freno” para los británicos ya que hasta ahora, al ser ciudadanos europeos podían hacer movimientos. Por ello, recuerda que la primera ministra británica, Theresa May, ha reconocido un déficit de 42.000 profesionales en el Servicio Nacional de Salud Británico (NHS).