La Administración de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, ha anunciado que el país dejará de investigar con tejidos de fetos. Una decisión que podría poner en peligro los avances en determinadas áreas de la ciencia biomédica que dependen del material recogido de los fetos abortados, que normalmente se desecha.
La investigación con este tipo de tejidos se ha realizado en Estados Unidos durante décadas independientemente del signo político del gobierno. El cambio de política no afectará, según ha asegurado el Departamento de Sanidad en un comunicado adelantado por El País, a la investigación de financiación privada ni a la que realizan las universidades con fondos públicos, aunque esta será sometida a un mayor escrutinio.
El cambio de política no afectará a la investigación de financiación privada
Estos materiales tienen diversas utilidades, desde investigaciones sobre el VIH, cánceres infantiles o párkinson. “Hay evidencia sólida de los beneficios científicos derivados de la investigación con tejidos fetales”, explicó en diciembre Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), la máxima autoridad de ciencia médica del Gobierno.
Los grupos antiabortistas llevan meses exigiéndole a la Administración que tome esta medida. La presencia de los conservadores está fomentado que se aprueben leyes enormemente restrictivas.