La hiperplasia benigna de próstata afecta a la mitad de los hombres mayores de 50 años
Esta es una de las conclusiones de la II Jornada de Actualización en Hiperplasia Benigna de Próstata celebrada estos días en la Clínica La Luz, del grupo Quirónsalud, con la colaboración de la Asociación Española de Urología (AEU) y de la Sociedad Urológica Madrileña (SUM) y que ha permitido comparar, mediante siete operaciones transmitidas en directo desde el quirófano, las diferencias entre los distintos láseres indicados en la cirugía de esta patología (láser de Holmium, de tulio y verde).“Muchos pacientes siguen teniendo temor por las consecuencias de una operación de este tipo en su esfera sexual, pero realmente no tienen que preocuparse; nuestra experiencia indica que la gran mayoría mantiene la función eréctil que tenía antes de la intervención, e incluso hemos observado que en torno a un 10% la mejora”, explica el director de la jornada y especialista del Servicio de Urología de la Clínica La Luz, Javier Romero Otero. “Si hablamos de operaciones de cáncer de próstata la cosa cambia, ya que en ese caso sí suele provocar impotencia en al menos el 50% de los casos”, añade el especialista.
La técnica más utilizada para tratar esta patología en la mayoría de los centros es la cirugía abierta
En el caso de la hiperplasia benigna de próstata, una vez realizada la vaporización o enucleación de la próstata, la mayoría de los pacientes dejan de eyacular, “pero llegan al orgasmo igual que lo hacían antes y el placer es el mismo; otra cosa es que ya tengan disfunción eréctil establecida antes de la intervención”, señala el doctor Romero.En cuanto al mejor método quirúrgico para tratar esta patología, la cirugía abierta sigue siendo la técnica de elección en la mayoría de los centros sanitarios, sobre todo en próstatas grandes, ya que “consigue mejores resultados funcionales y consigue efectos más perdurables en el tiempo”. Sin embargo, tal como resalta este especialista de la Clínica La Luz, “es muy agresiva, ya que hay que abrir el abdomen; tiene un alto porcentaje de transfusiones y puede haber complicaciones en forma de sangrado”. También se emplea, en próstatas pequeñas (menos de 60-80 gramos), la resección transuretral.
EVITAR LOS EFECTOS DE LA CIRUGÍA ABIERTA
Por ello, tratando de “mimetizar” el procedimiento de la cirugía abierta pero evitando sus efectos secundarios, se viene recurriendo a distintos tipos de láser, que tienen la ventaja de ser mínimamente invasivos pero que requieren de un importante adiestramiento por parte de los especialistas. En este ámbito existen láseres, como el verde, que “vaporizan” la próstata, eliminando el tejido y evitando el sangrado mediante la fotocoagulación simultánea de los vasos sanguíneos.
Actualmente el láser verde el más extendido, si bien tiene el inconveniente de que con el tiempo el tejido prostático vuelve a crecer, por lo que en los últimos años se está optando por láseres como el de Holmium, que consiguen una “enucleación” de la próstata, esto es, la resección y extracción completa del tumor benigno a través de la uretra.
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