La enfermedad del hígado graso no alcohólico incrementa notablemente su prevalencia en occidente

La acumulación de células "asesinas" citotóxicas de origen linfocitario es una "firma inmunológica" específica del avance de la enfermedad.

Hígado (Foto. ConSalud)
Hígado (Foto. ConSalud)
CS
22 junio 2020 | 14:15 h

La enfermedad del hígado graso no alcohólico, caracterizada por la acumulación de grasa en el hígado no asociada directamente con un consumo exagerado de alcohol, está incrementando notablemente su prevalencia en el mundo occidental y, de hecho, actualmente pasa por ser la causa más común de enfermedad crónica del hígado, estando íntimamente relacionada con las epidemias de obesidad y diabetes tipo 2. Sin embargo, hay margen para la esperanza para frenar su avance, sobre todo gracias al mejor conocimiento que se tiene de los mecanismos moleculares de su desarrollo y progresión.

Sobre estos aspectos gira una de las conferencias que se imparten este lunes en el marco del congreso virtual de la Sociedad Española de Diabetes (SED), en una mesa conjunta con el Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas (Ciberdem). En esta sesión, que se celebra por tercer año consecutivo en el contexto del Congreso Nacional de la SED para mostrar los principales avances en la investigación de la diabetes, la Dra. Ángela Mª Martínez Valverde, del Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols, dará a conocer nuevas aproximaciones experimentales sobre la enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD, en sus siglas en inglés).

“Preocupa especialmente lasalarmantes cifras que está alcanzado esta enfermedad

Como reconoce esta experta, preocupa especialmente “las alarmantes cifras que está alcanzado esta enfermedad que, en sus estadios más avanzados, produce fibrosis, cirrosis y, en algunos casos, carcinoma hepatocelular”; además, la investigadora del Ciberdem advierte sobre su “previsible impacto creciente en población cada vez más joven”. 

DE LA INVESTIGACIÓN BÁSICA AL CAMBIO DE HÁBITOS

Atendiendo a su conferencia, la Dra. Martínez Valverde adelanta que “la labor que realizamos se enmarca en la investigación preclínica en biomedicina que pretende avanzar en el conocimiento de los mecanismos moleculares de la enfermedad e identificar dianas y/o procesos biológicos que puedan servir para el diseño de fármacos”.

Los trabajos que lleva a cabo este grupo de investigación se centran en la inflamación como proceso clave para el avance que se produce desde la esteatosis hepática (benigna y reversible) hacia la esteatohepatitis (cuya reversión es más compleja).

Se insiste en la necesidad de mejorar los hábitos de vida de la población

Estudios recientes en modelos murinos y cohortes de pacientes con NAFLD han evidenciado que el acumulo de células “asesinas” (natural killer) citotóxicas de origen linfocitario es una “firma inmunológica” específica del avance de la enfermedad. Los estudios que presenta en este Congreso la Dra. Martínez Valverde demuestran que en intervenciones capaces de revertir la esteatohepatitis se produce una disminución de estas células asesinas en favor de un aumento de la población linfocitaria resolutiva (“helper”).

“Esto es especialmente relevante tras el tratamiento de ratones obesos, resistentes a la insulina y con enfermedad del hígado graso no alcohólico, con un fármaco agonista dual de los receptores de GLP-1 y glucagón”, destaca la experta del Ciberdem; además, “de forma paralela, este fármaco revierte el estado de obesidad y resistencia a la insulina, lo que abre buenas perspectivas en el tratamiento de esta patología”, subraya.

Pero, al margen de estos avances en el conocimiento de los mecanismos moleculares específicos que dan lugar al desarrollo de enfermedad del hígado graso no alcohólico y en las promesas farmacológicas, se insiste en la necesidad de mejorar los hábitos de vida de la población, fundamentalmente la infantil y juvenil, para preservar la salud metabólica y prevenir patologías asociadas a conductas poco saludables, como la obesidad o la diabetes tipo 2. Y es que, como subraya la investigadora del Ciberdem, “se trata de enfermedades que, a largo plazo, suponen un riesgo de complicaciones más severas que incidirán negativamente tanto en la calidad de vida de las personas como en los costes sanitarios”. Esto, además, es importante a nivel hepático, “ya que la progresión de la enfermedad del hígado graso no alcohólico desemboca en fases más severas de la enfermedad para las cuales todavía no hay tratamientos farmacológicos aprobados”, indica Ángela Martínez Valverde.

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