Así es compaginar el balonmano profesional y estudiar Medicina: “Tienes que decir no a muchas cosas"

Son pocos los deportistas de primer nivel capaces de compaginar su profesión con carreras universitarias tan exigentes como Medicina. Miguel Malo es uno de ellos, y en ConSalud.es hemos hablado con él para tratar tanto este como muchos otros temas.

Miguel Malo, en un partido con su equipo (FOTO: Bada Huesca)
9 julio 2023 | 00:00 h

Miguel Malo Pueyo (Huesca, 1999) acaba de terminar Medicina. Y lo ha hecho compaginando los seis años de duración de la carrera con su boyante trayectoria  -acaba de renovar por un año rechazando ofertas de otros clubes- como jugador de balonman de Bada Huesca, equipo de Liga ASOBAL (1ª división española). Sin lugar a dudas, se trata de algo que no está al alcance de muchas personas.

Y es que, a pesar de que la Liga ASOBAL no se ha convertido en profesional hasta este año -aunque la mayoría de sus jugadores se pueden dedicar enteramente al balonmano “con un sueldo como el de cualquier otro trabajador”-, jugar en ella, y, sobre todo, hacerlo bien, requiere de una preparación y de un tiempo que no es fácil compaginar con una carrera universitaria tan exigente como Medicina.

Por las mañanas iba a launiversidad y por las tardes entrenaba, pero también tenía un trabajo de gimnasio que intentaba cuadrar entre clases. Además, a partir del tercer año la carrera pasó a ser en Zaragoza, y me mudé allí por comodidad, así que todas las tardes tenía que subir y bajar a Huesca”, explica Miguel en una entrevista concedida a ConSalud.es. “Lo bueno es que había alguno más del equipo que vivía en Zaragoza, así que nos organizábamos y montábamos tunos de coches”, añade.

"Al principio no recogías el fruto del esfuerzo y te preguntabas si merecía la pena"

Acostumbrados a las cifras astronómicas de muchos deportistas de élite, no son pocas las personas que creen que el porcentaje de los deportistas que compaginan su trabajo con estudios u otra actividad es inferior al que realmente es. “La mayoría de jugadores de balonmano tenemos claro que podemos vivir de ello mientras jugamos, pero después necesitamos un colchón detrás, y algo que nos respalde para poder seguir trabajando. Cuando nos retiremos, todavía nos quedarán unos 30 o 35 años de vida laboral, así que casi todos se buscan algo para estudiar a un ritmo tranquilo", comenta el jugador.

Dos horas de entrenamiento en pista, hora y media en ir y venir de Huesca, clases por las mañanas, gimnasio, trabajos, estudiar… más, claro está, dos fines de semana al mes jugar contra un equipo de cualquier parte de España. “Tienes que decir no a muchas cosas. Celebraciones, eventos familiares y de amigos… está claro que eso te fastidia. Y siempre lo digo, la vida del deportista no solo se limita a entrenar y jugar partidos, también tienes cosas como el trabajo en el gimnasio para estar en condiciones óptimas o la necesidad de un buen descanso. Pero, del mismo modo, eres consciente de que pasas muy buenos momentos con el balonmano y con la medicina, y eso te compensa”, señala.

Sí que es cierto que Miguel tiene “a su favor” (si es que se puede ver así) el hecho de llevar compaginando estudios y balonmano de primer nivel desde antes de entrar en la universidad, aunque esto supone, claro está, un tiempo de sacrificio todavía mayor. “Empecé a jugar al balonmano en la cantera del Bada, y fui quemando etapas hasta llegar al juvenil en mi etapa de Bachillerato. Ya entonces me empezaron a subir al filial y al primer equipo mientras intentaba sacar buenas notas para poder entrar en Medicina, y cuando entro en la carrera es cuando estoy más en dinámica con el primer equipo, aunque en los primeros años todavía seguía jugando más con el filial”, cuenta el jugador de 23 años.

"La vida del deportista no se limita a entrenar y jugar partidos"

En total, son tres años los que lleva jugando exclusivamente en el primer equipo de Bada Huesca, y ha sido en esta última temporada cuando ha mostrado su mejor nivel, lo que le ha valido ganarse la renovación. “En este último curso de Medicina solo he tenido prácticas en el Hospital de San Jorge, y he vuelto a Huesca. Y, al tener más tiempo y poder centrarme más en el deporte y en el descanso, he llegado en mejores condiciones y creo que tanto a nivel deportivo como profesional he hecho mi mejor temporada”, destaca Miguel.

Desde luego, las cifras así lo demuestran: Ha jugado 28 partidos y ha anotado 74 goles (2,64 de media por partido), más del doble que el año pasado. “También lo he notado en mi vida social, que creo que es muy importante para la salud mental de los deportistas y de todo el mundo. Necesitaba esos momentos de desconexión, de llegar el sábado y poder irme a cenar con mis amigos o salir un poco por ahí”, indica.

Tal ha sido su rendimiento este año (comenta que ha rechazado “otras opciones” de equipos por quedarse en Huesca) que ha decidido, de momento, aparcar el MIR y dedicarse por entero al balonmano. “Es un rompecabezas que tuve durante toda la temporada. Llevo seis años en los que he podido compaginar estudio y balonmano, pero sí que es verdad que veía un poco incompatible estudiar de forma tan intensa como hay que hacerlo para el MIR. Además, quería priorizar el deporte y sentirme más profesional en ese sentido”, reconoce.

"Veía incompatible compaginar el balonmano profesional y estudiar de forma tan intensa para el MIR"

“Al principio, igual no recogías el fruto del esfuerzo de todos esos días durante la carrera, y te preguntabas si merecía la pena. Pero he llegado a un punto en el que estoy jugando mucho y me siento importante en el equipo, y por eso he tomado la decisión de ir más a medio plazo con el MIR y estudiar poco a poco en esas horas por la mañana en las que no tengo que ir a la universidad, porque tampoco quiero perder el hábito”, añade Miguel, quien es ya capitán de Bada Huesca.

En cuanto a la rama de la medicina a la que dedicarse, y como otros tantos deportistas que se retiran, tiene claro que -a falta de la existencia de la especialidad MIR de Medicina del Deporte- quiere seguir ligado a ese mundo.Traumatología, Rehabilitación, Cardiología… son las que más me llaman. Pero no me cierro, ya lo decidiré en el futuro”, afirma.

Por increíble que parezca, entre tantas horas de estudio y balonmano, Miguel todavía tuvo tiempo de embarcarse en un voluntariado en Honduras el verano pasado. “Era uno de mis objetivos, y, como en quinto acabé más pronto, me puse en contacto con la ONG ACOES y me dieron muy buenas sensaciones. Mi principal objetivo era ayudar a los demás, pero también, siendo un poco egoísta, buscaba desconectar completamente de todo”, explica Miguel, quien califica la experiencia de “inolvidable”.

Desde luego, de lo que no desconectó del todo fue del balonmano, puesto que llevó su pasión a Honduras y enseñó a varios niños a jugar. “Surgió un poco improvisado, porque al final yo iba a hacer un voluntariado sanitario, pero como a veces íbamos a escuelas, un día hice migas con el profesor de educación física y me animó a dar unas clases. Además, me llevé ropa del club que había ido acumulando a lo largo de los años y se la regalé a los chavales. Algunos ni siquiera sabía lo que eran el balonmano”, asegura el deportista y, ahora también, médico.

"La prioridad siempre es seguir en Huesca"

“Lo bonito que tiene es que depende de la gente hondureña. Los extranjeros vamos a echar una mano, pero está estructurado por gente hondureña que ayuda a gente hondureña”, amplía. “Una vez que vuelves a España, valoras muchísimo más todo lo que tienes aquí. Me planteé ir también este verano, pero como todavía no tenía claro mi futuro. al final no pude”, sentencia.

Con o sin MIR en los próximos años, lo que Miguel ha demostrado es una capacidad de dedicación y de resiliencia admirables para una persona tan joven. Y, “aunque en el futuro nunca se sabe”, su pasado y amor por el club hacen que su prioridad siempre sea “seguir en Huesca”. “La decisión era si aparcar un poco la medicina o no, nunca cambiar de equipo”, concluye. 

 

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