FACME teme que la nueva Ley de Protección de Datos sea un obstáculo en la investigación biomédica

El colectivo sostiene que el uso secundario de los datos médicos con fines de investigación es lícito, compatible y necesario para el avance de los proyectos biomédicos.

El presidente de la Federación de Asociaciones Científico Médicas (FACME), Fernando Carballo, teme que la nueva ley de protección de datos sea un obstáculo en la investigación biomédica

La Federación de Asociaciones Científico Médicas (FACME) ha alertado hoy, a través de un comunicado, de la importancia de que la nueva Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal que está siendo tramitada en el Congreso de los Diputados no interfiera en el correcto desarrollo de la investigación biomédica en nuestro país.

El presidente de la Federación, Fernando Carballo, ha adelantado que desde FACME se ha propuesto “promover una enmienda, basada en el Reglamento Europeo de Protección de Datos, que posibilita un trato especial a aquellas actividades que supongan una misión de interés público, para evitar que con la nueva ley se produzca un frenazo en la investigación biomédica”, una actividad que, a su juicio, se enmarca “claramente” dentro de las de “interés público” a las que hace referencia la ley europea.

Carballo insiste en este aspecto y recuerda que “debe tenerse en cuenta en la nueva Ley que la investigación biomédica es, sin ningún género de duda, una actividad de interés público general” y, por ello, “debe salvaguardarse y seguir desarrollándose y mejorándose”.

El experto pone como ejemplo la situación de Alemania, “donde la nueva legislación sobre protección de datos, que ha incorporado referencias específicas a la situación de investigación, lo que asegura una buena práctica sanitaria y una mejora de salud pública”.

FACME promoverá una enmienda a la nueva Ley de Protección de Datos para que ésta no suponga un "frenazo" en la investigación biomédica

Una de las cuestiones de la Ley que más preocupa a FACME, es el artículo 6 en el que se contempla la necesidad de consentimiento específico e inequívoco para cada uno de los tratamientos de datos personales que se realicen.

Carballo quiere destacar que “los datos clínicos obtenidos en el transcurso de la asistencia médica habitual, deben poder analizarse, como uso secundario, tanto en la evaluación de los resultado en salud obtenidos por la asistencia médica, como para su uso en nuevos proyectos de investigación biomédica”.

Este uso secundario de los datos médicos asistenciales, insiste el presidente, “está reconocido como fundamental para avanzar en el conocimiento médico y para asegurar que los pacientes son diagnosticados, tratados y seguidos de acuerdo con aquellos procedimientos que demuestran mayor efectividad y eficiencia”.

FACME entiende que, en muchas ocasiones, “los procedimientos no incluirán, por no ser posible, la obtención de un consentimiento previo que determine totalmente la finalidad del tratamiento de los datos personales con fines de investigación científica”, pero defiende que tanto el propio reglamento europeo de protección de datos como los múltiples códigos y recomendaciones de ética de la investigación consideran lícito el uso secundario de los datos médicos con fines de investigación, siempre y cuando, “se ciñan al cumplimiento de diversos procedimientos de garantía y salvaguarda de los derechos de las personas”.

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