El ISCIII analizará el impacto sobre la salud de la erupción volcánica en La Palma

Esta labor la impulsará el Centro Nacional de Sanidad Ambiental (CNSA) del ISCIII y contará con el apoyo del Ministerio de Sanidad.

Personal del Instituto Volcanológico de Canarias trabajando tras la erupción del volcán en La Palma (Foto: Involcan)

El Ministerio de Ciencia e Innovación y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico han acordado comenzar campañas de medición para controlar el posible impacto sobre la salud de la erupción volcánica en La Palma.

Esta labor la llevará a cabo el Centro Nacional de Sanidad Ambiental (CNSA) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) a través de su Área de Contaminación Atmosférica, que actúa como Laboratorio Nacional de Referencia de Calidad del Aire, también con el apoyo del Ministerio de Sanidad.

Personal del Centro Nacional de Sanidad Ambiental, del ISCIII, realizará nuevos estudios de calidad del aire

En respuesta a la actual situación de emergencia producida como resultado de la erupción del volcán 'Cumbre Vieja' en la isla de La Palma, se ha establecido un mecanismo de colaboración con el Gobierno de Canarias y el ISCIII para realizar nuevos estudios de calidad del aire, adicionales a los que ya se están llevando a cabo, y así evaluar el posible impacto de este episodio de contaminación de la atmósfera sobre la salud de las personas. 

Este mismo martes viaja a La Palma un técnico del CNSA-ISCIII para iniciar trabajos de evaluación de la calidad del aire de la Isla de La Palma; la próxima semana se unirán dos personas más del centro.

La laborconcretadelCNSA incluirá formar y cualificar al personal local en el manejo del instrumental necesario para analizar los gases y posibles contaminantes ambientales; llevar material propio; seleccionar las localizaciones en las que hacer las mediciones, y posteriormente analizar en el propio CNSA los datos recogidos para su análisis e interpretación. 

CONTAMINANTES Y EFECTOS SOBRE LA SALUD

Los principales impactos de las emisiones volcánicas sobre la calidad del aire son el aumento de los niveles de partículas en suspensión y dióxido de azufre. Durante las erupciones se produce una expulsión de materiales volcánicos, como ceniza y rocas, entre otros; el transporte y deposición de este material está determinado por las condiciones meteorológicas y el tamaño de las partículas. La fracción fina de este material, las partículas PM de diámetro menor o igual a 2,5 micras (μm) (PM2,5) son de especial relevancia para la salud pública. 

Las PM2,5 y las denominadas como PM10 (torácicas) son capaces de adentrarse profundamente en los pulmones, y en concreto las PM2,5 pueden ser inhaladas hasta los bronquiolos y los alveolos pulmonares; una vez alcanzados los alveolos pulmonares pueden llegar al torrente sanguíneo. Las partículas atmosféricas en suspensión, tanto las PM10 (torácicas) como las PM 2,5 (respirables de alto riesgo), incorporan los contaminantes presentes en el aire. 

Los metales expulsados en erupciones volcánicas pueden tener un efecto sobre la salud a largo plazo por el posible desarrollo de patologías cardiovasculares, respiratorias y oncológicas

En el caso concreto de las erupciones volcánicas tienen especial relevancia metales pesados tales como el hierro, cromo, mercurio, plomo, arsénico y cadmio, entre otros. Estos metales pesados, tras alcanzar el torrente sanguíneo y si se dan en concentraciones suficientemente altas, pueden distribuirse en tejidos humanos profundos y tener un efecto sobre la salud de alto impacto a largo plazo por el posible desarrollo de patologías cardiovasculares, respiratorias y oncológicas

La misión del ISCIII estudiará la presencia de éstos contaminantes en las partículas respirables de alto riesgo (PM2,5). El dióxido de azufre (SO2) es un gas azufrado incoloro con un olor penetrante y asfixiante. La corta exposición a concentraciones altas de este gas puede dañar el sistema respiratorio, ocasionar irritación de las vías respiratorias y provocar dificultad para respirar. 

Los niños, adultos mayores y quienes sufren de asma son particularmente sensibles a los efectos del dióxido de azufre. Este gas también puede reaccionar en la atmósfera y generar partículas secundarias finas (sulfatos), que pueden penetrar el sistema respiratorio y ocasionar potenciales problemas de salud a la población expuesta. Además, la llegada de la lava al mar provoca una columna de vapor de agua que puede incluir gases tóxicos como el ácido clorhídrico (HCI) y pequeñas partículas de cristales volcánicos.

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