Ortopedia infantil, el reto de las prótesis en niños que crecen y juegan

Los niños que precisan de dispositivos ortopédicos no son muchos, pero los que los necesitan tienen que recibir atención muy especializada

Un niño con una prótesis de pierna jugando al fútbol (Foto. Freepik)
Un niño con una prótesis de pierna jugando al fútbol (Foto. Freepik)
Paola de Francisco
13 septiembre 2022 | 17:45 h

Los pacientes adultos acuden a consulta ortopédica por múltiples causas, desde fracturas a lesiones de la médula espinal o por desgarro. En consulta pueden someterse a una amputación, una cirugía de cartílago para la rodilla, una artroplastia o reemplazo de articulación, una cirugía de columna vertebral o la reconstrucción de ligamentos. En España cientos de miles de personas han sufrido una amputación y necesitan una prótesis para poder mantener su calidad de vida; también los hay que precisan dispositivos externos para corregir una situación.

Esto que en adultos consiste en poner una prótesis que se adapte a las necesidades de los pacientes, se complica un poco más en los casos de los niños. Su constante crecimiento lleva a la necesidad de variar sus prótesis y a un seguimiento. Es por ello que los profesionales tienen que estar especialmente formados para poder dar a los más pequeños lo que necesitan.

En general, son pocos los niños que precisan de una ortopedia. “Lo más frecuente es que acudan a consulta ortopédica para confección de plantillas, ortesis de corrección, que son dispositivos externos que ayudan a corregir deformidades flexibles o a mantener correcciones que nosotros hayamos realizado”, explica a Consalud.es la Dra. Marta Salom, presidenta de la Sociedad Española de Ortopedia Pediátrica (SEOP).

“Afortunadamente el número de niños que precisan de dispositivos ortopédicos no es muy grande, pero esto también hace que la experiencia sea limitada”

Uno de los ejemplos más claros es el tratamiento de los pies zambos. Se calcula que entre uno y dos bebés por cada mil nacidos tienen pies zambos, una deformidad compleja que es recurrente en la ortopedia pediátrica. Los pies zambos son tratados por un cirujano ortopédico pediátrico que realiza una corrección en el momento del nacimiento mediante correctores de yeso. “Luego hay que mantener la corrección con una ortesis consistente en botas con barras, para evitar que los pies vuelvan a deformarse”, indica la experta. Otros motivos de consulta sería la necesidad de ayudas externas en niños con deformidades de nacimiento o deformidades por un accidente o un tumor maligno. “Afortunadamente el número de niños que precisan de dispositivos ortopédicos no es muy grande, pero esto también hace que la experiencia sea limitada”.

LOS MAYORES RETOS

Como con los adultos, las prótesis externas en niños se tienen que adaptar a sus necesidades. Si un joven de 20 años deportista precisa de una pierna ortopédica, esta debería ajustarse a esa actividad y ser lo suficientemente resistente para que pueda llevar la vida que tenía antes de la amputación. En el caso de necesitar otros dispositivos ortopédicos, estos también se tienen que adaptar a la necesidad de los pacientes.

"Los niños quieren y deben realizar una vida lo más normal posible y eso significa que someten a estos dispositivos a una actividad muy grande, y es muy frecuente que estos aparatos sufran deterioros o roturas"

Los niños tienen sus propias necesidades, lo que precisa que las prótesis sean realizadas por especialistas en la población infantil. “Existen profesionales expertos en la población infantil que saben adaptar los dispositivos ortopédicos a este tipo de población. Lo importante es ponerse en manos de profesionales con experiencia en población infantil”.  

El primer reto que enfrentan es el crecimiento constante de los más pequeños. “Muchas veces se tienen que utilizar prótesis temporales hasta que los niños maduran su marcha y estabilizan su crecimiento”, señala la Dra. Marta Salom.

Pero, además, los niños tienen una necesidad de movilidad diferente a los adultos. Necesitan jugar, correr, saltar, bailar. “Los niños quieren y deben realizar una vida lo más normal posible y eso significa que someten a estos dispositivos a una actividad muy grande y es muy frecuente que estos aparatos sufran deterioros o roturas que implican la confección de nuevos implantes”. El confeccionar nuevos dispositivos es, aunque no lo pareciera, algo positivo: “Significa que el niño está realizando las mismas actividades que el resto de sus compañeros y ese es el objetivo final, que tengan un desarrollo normal”, concluye la experta.

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