Preocupación ante profesionales “extremadamente productivos”: publican un artículo cada cinco días

El científico español Rafael Luque es un ejemplo de estos profesionales, ha publicado un estudio cada 37 horas. Ha sido suspendido de empleo y sueldo por 13 años

Investigadora realizando un estudio (Foto. Freepik)
Investigadora realizando un estudio (Foto. Freepik)

Profesionales sanitarios y científicos de todo el mundo se encuentran en el día a día ahogados muchas veces por la rutina. La investigación en muchos casos es relegada y la publicación de un estudio complicada. La exigencia de tener ‘papers’ que justifiquen la carrera profesional de uno hace que muchos no tengan tiempo para vivir. Sin embargo, luego hay otros profesionales “extremadamente productivos” que publican un artículo científico cada cinco días o, incluso, cada 37 horas.

Un ejemplo es el químico Rafael Luque que publicaba un estudio cada menos de dos días y que era uno de los expertos más citados a nivel mundial. Como daban a conocer medios de comunicación españoles a mediados de este año, esta prolífica producción podría acabar arruinando la carrera de este profesional “por fraude”.

La Universidad de Córdoba, donde trabajaba, le ha suspendido de empleo y sueldo durante un periodo de 13 años “por tener un contrato de funcionario a tiempo completo y, sin embargo, firmar artículos científicos como investigador de una universidad de Arabia Saudí, la Rey Saúd y otra de Rusia, la Universidad de la Amistad de los Pueblos”.

Cuantas más citaciones tenga un autor y más estudios haya publicado en revistas científicas, más reconocimiento tendrá

La presión que reciben los investigadores por publicar es una de las causas a las que el profesional hizo referencia al reconocer sus acciones. Lo cierto es que cuantas más citaciones tenga un autor y más estudios haya publicado en revistas científicas, más reconocimiento tendrá, que se traduce en alumnos para las universidades y en financiación para la investigación.

Como resultado a estas exigencias, cada año se publican más investigaciones. La mitad de toda la literatura científica se ha publicado en los últimos 12 años, como recoge el libro ‘The Science of Science’, y solo en 2020 han visto la luz 6 millones de estudios. Ensayos que no siempre son verídicos, válidos o necesarios, aunque se publiquen en las revistas más prestigiosas, como son ‘The Lancet’ o ‘Nature’.

El gran incremento de la producción científica lleva a que los profesionales sanitarios y científicos no sean capaces de estar informados de todo lo que se publica. Y, a su vez, para llegar a la máxima científica actual ‘Publicar o morir’, se ha creado un mercado ilícito de investigaciones. Fábricas de estudios ubicadas en países como India y que se ofrecen a autores de otros países. Una práctica que preocupa.

ALTA PREOCUPACIÓN ENTRE LOS CIENTÍFICOS

Como recoge un artículo publicado en ‘Nature’, algunos investigadores publican un estudio cada cinco días, hay cuatro veces más autores que publican más de 60 artículos al año que hace menos de una década. Países como Arabia Saudí y Tailanda son las regiones en las que más se ha experimentado este incremento de científicos prolíferos. Y, dada las prácticas actuales, los expertos temen que estos ensayos se han realizado de manera “deshonesta”.

Una preocupación que existe en todo el sector. “La personalista considera la investigación como un acto humano que debe regirse por principios éticos tanto en los medios que se utilizan como en los fines que se buscan, teniendo en cuenta que la falta de rectitud moral desacredita y pone bajo sospecha la actividad científica”, manifiesta el Observatorio de Bioéticas del Instituto de Ciencias de la Vida adscrito a la Universidad Católica de Valencia de San Vicente Mártir.

El caso de Rafael Luque no es el único en el mundo, y la imposición de sanciones “se antoja insuficiente para acabar con estas prácticas faltas de ética”, recuerda el observatorio. Una mayor formación y prevención del fraude es necesario, recalcan, “a fin de promover la búsqueda de la verdad y el buen hacer científico”.

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