Año 2015. Ese fue el año en el que los ministerios de Sanidad, Educación y Empleo optaron por excluir del sistema de formación troncal la especialidad de Medicina Deportiva. Atendiendo a detalles concretos, fue a través del Real Decreto 639/2014, de 25 de julio, por el que se regula la troncalidad, la reespecialización troncal y las áreas de capacitación específica.
En su disposición adicional séptima, la norma jurídica establecía lo siguiente: “A partir de la convocatoria de pruebas selectivas 2015 para el acceso en 2016 a plazas de formación sanitaria especializada, no se ofertarán plazas en formación en régimen de alumnado de las especialidades de Hidrología Médica, Medicina de la Educación Física y el Deporte, Medicina Legal y Forense y Farmacia Industrial y Galénica”.
“Pretenden fomentar hábitos saludables, prevenir y tratar enfermedades mediante el ejercicio físico, mejorar el rendimiento de nuestros deportistas de élite y todo ello, en el más puro estilo del despotismo ilustrado, 'Todo para el deporte, pero sin el médico del deporte’”
Las voces discrepantes fueron notorias entonces. Desde la Sociedad Andaluza de Medicina del Deporte (Samede) calificaron la decisión como “un total contrasentido”, puesto que “pretenden fomentar hábitos saludables, propiciar una práctica deportiva sana, evitar que sucedan muertes súbitas en el deporte, prevenir y tratar enfermedades mediante el ejercicio físico, prevenir el uso de sustancias dopantes, mejorar el rendimiento de nuestros deportistas de élite y todo ello, en el más puro estilo del despotismo ilustrado, 'Todo para el deporte, pero sin el médico del deporte’”.
EL SEDENTARISMO, PROBLEMA DE GRAVEDAD
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de la problemática que existe en los países desarrollados respecto de la inactividad física. No en vano, en los países de ingresos altos el 26% de los hombres y el 35% de las mujeres no realizaban suficiente actividad física, en comparación con el 12% de los hombres y el 24% de las mujeres en los países de ingresos bajos.
Son muchos los profesionales de las Ciencias de la Salud y de las Ciencias de la Actividad Física y el Deporte que vienen insistiendo en la necesidad de "prescribir deporte" como el mejor fármaco para la lucha y, fundamentalmente, la prevención de enfermedades
La disminución de la actividad física se debe en parte a la inactividad durante el tiempo de ocio y al comportamiento sedentario en el trabajo y en el hogar. Asimismo, el aumento del uso de medios de transporte “pasivos” también contribuye a una actividad física insuficiente.
En este complejo contexto, la Administración sigue sin recuperar una especialidad que, año tras año, se antoja indispensable para el Sistema Nacional de Salud (SNS). Son muchos los profesionales de las Ciencias de la Salud y de las Ciencias de la Actividad Física y el Deporte que vienen insistiendo en la necesidad de “prescribir deporte” como el mejor fármaco para la lucha y, fundamentalmente, la prevención de enfermedades.
EL MODELO SUECO, UN EJEMPLO
Suecia es una referencia, tanto europea como internacional, gracias a la integración de la actividad física como un servicio más dentro de la atención sanitaria pública. La prescripción de ejercicio físico es una cuestión multidisciplinar con un solo objetivo: el bienestar del paciente.
Y es que, además de los facultativos, participan en el proceso fisioterapeutas, enfermeros, entrenadores y expertos formados específicamente para ello. De este modo, los programas de ejercicio físico se individualizan según las características y circunstancias de cada individuo, a lo que se suman las evidencias científicas.