Sistemas de salud resilientes al clima y ambientalmente sostenibles: ¿cuáles son las claves?

Estos son capaces de prever conmociones y presiones relacionadas con el clima, darles una respuesta, superarlas, recuperarse y adaptarse para mejorar constantemente la salud de la población, a pesar de la inestabilidad del clima.

Residuos hospitalarios (Foto. Freepik)
Residuos hospitalarios (Foto. Freepik)
Ángel Luis Jiménez
31 diciembre 2021 | 00:00 h

El cambio climático y sus efectos perjudiciales para la salud son una realidad. Se necesitan acciones inmediatas para intentar revertir sus efectos, o al menos minimizarlos en lo posible. Una complicada misión en la que el sector de la salud puede jugar un papel fundamental. De acuerdo con las conclusiones del “Informe de la huella climática de la atención médica”, el sector de la salud contamina tanto que podría ser el quinto país más emisor de gases de efecto invernadero. Las diferentes actividades que implica se traducen en una marcada huella ecológica que urge a la adopción de medidas y acciones orientadas a una sanidad más sostenible.

Los establecimientos de salud (concepto con el que se hace referencia a los hospitales, dispensarios y centros de atención comunitaria) se erigen como la primera y última línea de defensa ante los efectos del cambio climático. Estos pueden ser los causantes de una gran cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero, pero proporcionan los servicios y la atención necesarias a las personas que se ven afectadas precisamente por los efectos del cambio climático.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), a través del documento “Establecimientos de Salud Resilientes al Clima y Ambientalmente Sostenibles”, define la resiliencia en relación con el cambio climático como “un suceso, tendencia o perturbación peligroso, respondiendo o reorganizándose de modo que mantengan su función esencial, su identidad y su estructura, y conservando al mismo tiempo la capacidad de adaptación, aprendizaje y transformación”. Si hablamos de la resiliencia del sistema de salud, “es la capacidad de los agentes e instituciones de salud y las poblaciones sanitarias para prepararse y responder eficazmente ante las crisis; mantener las funciones básicas en caso crisis y mantenerse informado gracias a las enseñanzas extraídas durante el evento, así como reorganizarse si las condiciones lo requieren”.

SISTEMAS DE SALUD RESILIENTES AL CLIMA

En base a estas definiciones, la OMS explica que los sistemas de salud resilientes al clima son aquellos que son capaces de prever conmociones y presiones relacionadas con el clima, darles una respuesta, superarlas, recuperarse y adaptarse para mejorar constantemente la salud de la población, a pesar de la inestabilidad del clima.

En este sentido es necesario poner el foco en el “Pacto Verde Europeo”, un conjunto de estrategias y medidas con las que la Unión Europea busca convertirse en el primer continente en alcanzar la neutralidad climática de aquí al 2050.

Profundizando en el referido documento con foco sobre la atención sanitaria sostenible, este persigue reducir el impacto negativo del sector en el medio ambiente. Las instituciones de atención de salud, los poderes públicos y las empresas colaboran para que la atención sea beneficiosa para las personas, la sociedad y el planeta, y no cause más contaminación o problemas de salud.

La mayoría de los impactos ambientales de los establecimientos de la salud están relacionados con cuestiones referentes al agua, el saneamiento y la higiene, los desechos (incluidos peligros biológicos, químicos y radiológicos), la energía y las prácticas de adquisición

Han suscrito el Pacto Verde más de 200 partes, incluidos los proveedores de atención sanitaria y una serie de organizaciones con y sin fines de lucro. Si bien cada uno tiene sus objetivos propios, todos contribuyen al logro de las cuatro metas siguientes:

  • Reducción del 49% de las emisiones de carbono para 2030 (en comparación con 1990) y logro de la neutralidad de carbono para 2050, de conformidad con los objetivos establecidos en el "Acuerdo de París", procurando la eficiencia energética de los edificios, el transporte y las adquisiciones así como el uso de energías renovables y la reducción de la cantidad de energía utilizada por los hospitales y otras instituciones asistenciales.
  • Atención sanitaria circular, utilizando menos materias primas y reduciendo al mínimo los desechos; ejemplo de ello son los proyectos piloto de reciclaje de materiales médicos (como plásticos de un solo uso, materiales para la incontinencia), reducción del desperdicio de alimentos y elaboración de directrices sobre adquisiciones sostenibles.
  • Reducción de los residuos farmacéuticos en las aguas superficiales, lo que comprende un amplio abanico de iniciativas encaminadas a la buena utilización de los productos farmacéuticos y la reducción del despilfarro; ejemplo de ello son los esfuerzos enderezados a la eliminación adecuada de los medicamentos no utilizados o las medidas experimentales como el uso de bolsas de recogida de orina para pacientes tratados con medios de contraste en pruebas diagnósticas.
  • Entorno saludable para el personal sanitario y los pacientes, lo que significa crear en los hogares residenciales y los hospitales un entorno propicio de vida y de trabajo que favorezca el mejoramiento de la salud y el bienestar de los pacientes y el personal. Las iniciativas tienen por objeto reunir conocimientos y crear redes de colaboración; algunos ejemplos son la creación de un repositorio de prácticas óptimas e intervenciones eficaces de los asociados y la formación de una red a fin de movilizar a los dirigentes en pro de una nutrición sostenible en los establecimientos de salud.

Avanzando en el informe publicado por la OMS queda claro que la mayoría de los impactos ambientales de los establecimientos de la salud están relacionados con cuestiones referentes al agua, el saneamiento y la higiene, los desechos (incluidos peligros biológicos, químicos y radiológicos), la energía y las prácticas de adquisición.

Sin embargo, es importante destacar que estos problemas están mediados en gran parte por lo que el personal sanitario hace o no puede hacer. Es por esto que los expertos rubricantes del referido documento expresan que el personal sanitario tiene una gran responsabilidad a la hora de garantizar prácticas ambientales sostenibles a través del desempeño de su profesión.

“Los establecimientos de salud se ven afectados por el cambio climático y también por su entorno. A su vez, en sus operaciones producen gases de efecto invernadero, contribuyendo así al cambio climático, y a través de sus emisiones y prácticas insostenibles pueden favorecer la degradación del medio ambiente”, destaca la OMS en las conclusiones del documento. Los expertos indican que todas las recomendaciones expuestas “deben adaptarse a las realidades y necesidades locales”, recalcando que “todos los establecimientos de salud, sean grandes o pequeños, pueden mejorar su funcionamiento al tiempo que abordan las principales preocupaciones ambientales”.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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