El estudio entiende como falta grave aquellas situaciones en las que se revelaron datos clínicos de los pacientes a terceras personas o a personal sanitario no implicado en la asistencia del mismo, incluyendo incluso las faltas cometidas de forma intencional, o relacionadas con la vida sexual o aspectos raciales o étnicos del paciente.
Entre estos aspectos, la incidencia más frecuente (se produce una vulneración cada 62,5 horas) es la revelación de datos clínicos o personales a personas ajenas a su asistencia médica (en un 54,6% de los casos), seguido de vulneraciones en la custodia de las historias clínicas de los pacientes. Por otro lado, y aunque todos los profesionales sanitarios suelen estar implicados en estos casos en los que no se respeta la confidencialidad del paciente, son los médicos (en un 70,2% de los casos si tenemos también en cuenta a los MIR) los que menos tienden a respetar el secreto profesional, seguido de los enfermeros (en un 20%).
EN ZONAS COMUNES
En lo que respecta a los lugares en los que suele hablarse de las intimidades médicas o personales de los pacientes, el estudio observó que en la mayoría de las situaciones, la revelación se produjo en zonas comunes del centro (en un 37,9%), tales como pasillos, ascensores, cafetería, escaleras o vestuarios.
En sus conclusiones, el estudio, que según la Organización Médica Colegial, se publicará pronto en dos prestigiosas revistas científicas, hacen aconsejable “seguir una serie de recomendaciones, relacionadas con aspectos que dependen de la organización o infraestructura del hospital, con la imprescindible formación médica, incluido pregrado, e incidiendo especialmente en actitudes que fomenten un mayor cuidado y atención en el manejo de la información clínica”.
Ya que, el hecho de que el paciente desconozca qué pueden hacer los médicos con información tan íntima, “se puede traducir en una falta de confianza hacia el profesional, y en última instancia hacia el sistema sanitario”.
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