Comer saludable

CS
Comer sano es deseable, pero no siempre está al alcance de todos por falta de tiempo, información o por falta de recursos. Me cuesta trabajo creer que haya falta de voluntad, pero me temo que he de aceptar este revés porque hay quien come solo por necesidad fisiológica, sin reparar en la salubridad de su ingesta.

"Ya no sirve de excusa cuando es uno mismo quien debe elegir para sí y para los suyos, pues ahora los padres somos nosotros"
A estas alturas de la vida, cuando la comunicación digital prima en nuestras vidas, ya no podemos hacernos los ignorantes, como si no fuera con nosotros la cosa alimenticia, como si nos viniera impuesta y no tuviéramos criterio ni deseo de adquirir destreza sobre la idoneidad de los alimentos que conforman nuestra dieta.

Hay libros, páginas web, aplicaciones, especialistas (nutricionistas, bromatólogos, médicos y en parafarmacia) que nos asesoran en directo, a través de la radio, la televisión o Internet, dándonos pautas, informándonos sobre lo ajustado o desajustado de nuestro menú diario. Bien es cierto que nada como el trato directo con quien atesore conocimientos y analice el conflicto con la comida para hacerle un traje a medida.

Antaño eran nuestros progenitores los que, siguiendo tradiciones seculares, pasadas de generación en generación, elegían nuestra dieta, bien por gustos propios, por tradiciones regionales y festivas, bien por los recursos de que se disponía, bien por lo que estaba más fresco o tal vez solo por lo que había ese día en los puestos de venta. La dieta de temporada y los productos de proximidad adecuaban lo disponible con lo deseable.

Pero ya no sirve de excusa cuando es uno mismo quien debe elegir para sí y para los suyos, pues ahora los padres somos nosotros, solo que contamos con muchas más herramientas de las que disponían nuestros predecesores, amén de la fuente primigenia citada: la información adecuada.

Comer sano nunca será una moda que, según la estadística, es el valor con mayor frecuencia en una distribución de datos. No es clasismo decir que es una obligación que todos debemos imponernos, porque siempre apostillaré que será en la medida de nuestras posibilidades. No necesariamente comen más saludable los que más tienen, puede que más abundante, mas pantagruélico, más excesivo, o también más sofisticado, más complejo su elaboración, pero insisto, no tiene por qué ser estrictamente mejor o más equilibrado.


Es evidente que hay muchas personas que se alimentan muy por debajo de los parámetros básicos y hacia ellos especialmente hay que dirigir las campañas de ayuda. Pero también hay muchas otras personas que teniendo posibles, lo que no hacen es el esfuerzo por equilibrar su dieta y ajustarla a sus verdaderas necesidades, prescindiendo de excesos en grasas nocivas, sean de origen animal o vegetal, azúcares o productos con etiquetado dudoso, que luego devienen en enfermedades como la diabetes o, en circunstancias peores, en demencias.

"Compréndanlo, la salud es demasiado importante para dejarla en manos de aficionados, incluso cuando hablamos de comida"
Luego no estaría de más reconocer los malos hábitos que todos tenemos de alguna u otra forma condicionados por nuestro modo de vida, como los desayunos precipitados, las comidas a deshoras, la siesta o el sueño nocturno inmediato a la ingesta, el picoteo entre medias, las comidas pesadas, el consumo de alcohol por encima de lo aceptable, el abuso de la bollería industrial, la ausencia de fibra y vitaminas abundantes en frutas y verduras o el exceso de carnes rojas, entre otros muchos casos.

De niños decíamos "eso no me gusta", y según la condescendencia o el humor con que pillases al padre o a la madre, te lo pasaba o te acariciaba la cara para que reflexionases y te lo comieras a la fuerza, provocando rechazo crónico hacia ciertos productos, pero como el tiempo es un bálsamo que todo lo cura, al final todo el mundo cae en la imprescindibilidad de aquello que otrora rehusaba.

Todos compartiremos que la salud propia y, por ende, la de nuestros semejantes, es lo que más nos importa y no caeremos en el cinismo de regatear con lo mejor para la dieta, dentro de las posibilidades de cada uno.

Debemos por tanto cuidar nuestro equilibrio interno y no solo la apariencia externa con ejercicio que, dentro de unos límites, es muy cardiosaludable, favorece el tránsito intestinal y previene la osteoporosis.

Están muy bien los reclamos editoriales, televisivos, radiofónicos, de cocineros, de aspirantes al estrellato audiovisual, de oportunistas contertulios, de ocurrentes sanadores, que dan consejos gratuitos al respetable sin considerar que cada persona es un caso particular y debe ser evaluado nada más que por contrastados profesionales.

Satisfacer las necesidades de una persona o de una sociedad de modo deseable pero también sostenible supone un compromiso y conlleva cierta disciplina. Consumir todo lo que se puede o apetece sin duda tendrá un peaje. Para este viaje, largo o corto, que es la vida mejor con un buen y breve equipaje. Compréndanlo, la salud es demasiado importante para dejarla en manos de aficionados, incluso cuando hablamos de comida.

Alfonso Vidal
Jefe Unidad del Dolor Hospital Quirónsalud Sur de Alcorcón


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