La llegada del calor es sinónimo de parásitos para nuestros perros. Aumentan los paseos al aire libre, el contacto con la naturaleza y, por supuesto, la propagación de todos esos ‘pequeños bichitos’ que, por muy diminutos que sean, no disminuyen el riesgo de contagio de enfermedades. De hecho, algunos de ellos pueden provocar complicaciones muy graves.
Es el caso de la enfermedad de Lyme, también conocida como Borreliosis Canina, que celebra su Día Mundial cada 1 de mayo. Esta enfermedad, transmitida mediante la picadura de las garrapatas, afecta a diversos sistemas del cuerpo y puede provocar desde la cojera por inflamación de las articulaciones, hasta la inflamación del corazón.
La proliferación de garrapatas aumenta considerablemente en los meses de calor. Estos insectos se encuentran en zonas con vegetación, sin necesidad de que sean lugares al aire libre con mucha extensión de terreno. Simplemente en árboles que rodeen a viviendas o la presencia de plantas puede motivar su aparición.
La enfermedad de Lyme tiene una incidencia muy baja en nuestra zona geográfica
Esta patología tiene “una incidencia muy baja en nuestra zona geográfica”, explica en declaraciones a Animalcare el equipo veterinario de la Clínica Somo. Son más frecuentes en zonas como Norteamérica y Asia, según explican.
Poliartritis con articulaciones dolorosas, calientes e hinchadas; linfoadenopatía; fiebre e hiporexia son algunos de los signos clínicos que se atribuyen a esta patología, según comentan los expertos. Sin embargo, en algunos casos, la enfermedad puede presentar complicaciones. “Un pequeño porcentaje (inferior al 2%) de los perros seropositivos pueden desarrollar nefritis por Lyme cuyos síntomas son anorexia, vómitos, pérdida de peso, poliuria/polidipsia e hipertensión sistémica”, matizan.
"En el caso de la nefritis por Lyme, el pronóstico es reservado ya que puede acabar con una enfermedad glomerular grave"
En cualquier caso, la detección precoz será fundamental para “iniciar el tratamiento adecuado lo antes posible”, matizan los expertos. Por ejemplo, “en el caso de la nefritis por Lyme, el pronóstico es reservado ya que puede acabar con una enfermedad glomerular grave”, añaden.
Este diagnóstico se realiza mediante análisis de sangre y de orina, aunque también pueden ser necesarios otros estudios como radiografías, ecografías, extracción de líquido de las articulaciones inflamadas, entre otras, que permitirán conocer el estado de la enfermedad con más precisión.
RECOMENDACIONES PARA LA PREVENCIÓN DE LYME
“Dado que en las áreas endémicas de Lyme existen muchas enfermedades transmitidas por garrapatas, se deben controlar las garrapatas independientemente de que se utilicen vacunas para la enfermedad de Lyme”, puntualizan los expertos. En esta línea, existen diversos métodos para la prevención de estos insectos que tanto daño pueden hacer. Los veterinarios de Somo destacan “las pipetas, pastillas o collares, además de evitar hábitats donde abundan las garrapatas”.
Asimismo, aunque existe una vacuna, también hay disponibles otros métodos que pueden hacer una función esencial para el control de estas especies. Así afirman y concluyen los expertos de Somo: “Se encuentran disponibles varias vacunas para la enfermedad de Lyme, aunque no son muy utilizadas ya que hay diversos productos excelentes para controlar la población de garrapatas y además prevenimos otras enfermedades transmitidas por garrapatas”.