La sanidad cántabra reduce en un 86% el número de pruebas de amniocentesis desde 2010

La incorporación el año pasado de la prueba de determinación de ADN fetal en sangre permitió realizar sólo un 3% de amniocentesis

La consejera de Sanidad, María Luisa Real, durante su reciente visita al Área de Neonatología del Hospital Valdecilla (Lara Revilla)
La consejera de Sanidad, María Luisa Real, durante su reciente visita al Área de Neonatología del Hospital Valdecilla (Lara Revilla)
CS
20 septiembre 2018 | 11:48 h

Tras implantar en el año 2016 la prueba de determinación de ADN fetal en sangre materna para gestantes de alto riesgo, el número de amniocentesis se ha reducido de manera considerada. Así lo ha hecho público la consejería de Sanidad a través de un comunicado, en el cuál señalaban que de las 3.538 embarazadas que participaron el año pasado en el Programa de Detección de Anomalías Cromosómicas sólo un 3% se sometieron a pruebas invasivas.

En el año 2010, fecha en la que se puso en marcha este Programa, el Servicio Cántabro de Salud (SCS) realizó un total de 856 amniocentesis,  cifra que se ha reducido a 117 pacientes en el último año, evitando de esta forma el riesgo que supone para las embarazadas la realización de esta prueba invasiva.

En 2017, el Programa detectó 135 embarazos y 138 fetos con riesgo alto de anomalías cromosómicas, confirmándose en 23 de ellos su existencia 

El Programa de Detección Prenatal de Anomalías Cromosómicas tiene como objetivo identificar durante el embarazo anomalías en el feto asociadas a defectos congénitos que varían en gravedad, como el Síndrome de Down o el de Edwards.

Se trata de una prueba voluntaria, no invasiva y sin riesgo para la gestante ni para el feto. Esta consiste en un análisis de sangre alrededor de las diez semanas de embarazo y una ecografía entre las doce y catorce semanas, que valorará, entre otros parámetros, la cantidad de liquido que hay bajo la piel de la nuca del feto. Todos los valores obtenidos, sumados a otros de la madre como la edad y el peso, se introducen en un sistema informático que determina la probabilidad de la presencia de alguna anomalía cromosómica en el embrión. Solo en el caso de riesgo alto se llevará a cabo otras pruebas para confirmar el diagnóstico.

En 2017, el Programa detectó 135 embarazos y 138 fetos con riesgo alto de anomalías cromosómicas, confirmándose en 23 de estos la existencia de dichas aberraciones. La probabilidad de obtener riesgo alto se ve incrementada cuando la madre supera los 35 años de edad.

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