A muchas mujeres les encanta utilizar zapatos de tacón, ya sea para conseguir un outfit más arreglado, para estilizar su figura o para ganar unos centímetros de altura. Da igual cuál sea el motivo por el cual utilices tacones, lo más importante que debes tener en cuenta si eres amante de este calzado es que te enfrentas al riesgo de padecer fascitis plantar. Pero tranquila, porque todavía estás a tiempo de prevenirla.
¿En qué consiste esta patología? La fascia plantar es un tejido grueso que cubre los huesos en el fondo del pie formando el arco plantar. Cuando este tejido se inflama o se hincha, se denomina fascitis plantar, siendo este un proceso doloroso que dificulta mucho la acción de caminar. Uno de los principales síntomas es la sensación de tener piedras en el zapato al levantarse y dar los primeros pasos. Conforme el pie se va moviendo, la sensación va desapareciendo.
La única forma de confirmar si se padece fascitis plantar es por medio de una radiografía; y su tratamiento inicial incluye ejercicios terapéuticos como masajes, junto a otro tipo de remedios como la crioterapia.
Al igual que muchas enfermedades de nuestros pies, la fascitis plantar también se puede prevenir adoptando una serie de consejos:
Usa calzado específico para cada ocasión. Parece algo obvio, pero no debemos olvidar que el pie requiere de un tipo de calzado adecuado en función de la actividad que vaya a realizarse. Si vamos a hacer una ruta de senderismo sabemos que el pie va a requerir de un calzado tipo trekking y no, por ejemplo, de una zapatilla de lona que apenas tenga suela ni apoyo.
No abusar de los tacones. Lo más recomendable es utilizar tacones de unos 3-4 cm como máximo, ya que a partir de esta medida el pie puede sufrir en demasía. Lo ideal es alternar tus zapatos de tacón con otro tipo de calzado que aporte confort al pie y, en consecuencia, a todo tu cuerpo.
No abusar del uso de chanclas. De igual forma, utilizar chanclas o cualquier otro tipo de calzado que no aporte sujección es igual de nocivo para el pie que el uso prolongado de tacones. El uso continuado de chanclas favorece la aparición de fascitis plantar, por lo que este verano utilízalas solo cuando sea necesario.
Calentar y estirar los músculos del pie. Antes de iniciar cualquier tipo de entrenamiento físico es recomendable hacer un calentamiento suave con ejercicios que permitan estirar el talón y todo el arco plantar.
Mantener la postura corporal en todo momento. Es muy importante que corrijamos nuestra higiene postural para evitar patologías plantares, así como otras afecciones en las articulaciones.
Aplicar crioterapia en la planta del pie. El uso del frío como terapia antiinflamatoria es una técnica contrastada y resulta muy efectiva para tratar la fascitis. El uso de elementos fríos en sus diferentes formas como bolsas de hielo o geles fríos contribuyen a aliviar el dolor y a disminuir la inflamación de la fascia plantar.
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Para conseguir un resultado eficaz y probado que alivie el dolor de la fascitis plantar, puedes masajear tu planta del pie ayudándote con un gel de recuperación muscular efecto frío.
Además, también aporta más beneficios como la recuperación y reducción de la fatiga tras el ejercicio físico, la prevención de las afecciones musculares, generación de un intenso y prolongado efecto frio en la zona de aplicación y aporta una sensación de confort, relax y bienestar muscular