“La mayoría de los colegas médicos no saben diagnosticar el lipedema o desconocen que existe"

El Dr. Jesús Olivas-Menayo explica para Estetic la necesidad de un abordaje multidisciplinar para las pacientes de lipedema y el aumento de la visibilidad entre los especialistas ante una enfermedad con una elevada tasa de incidencia

El Dr. Jesús Olivas Menayo, cirujano plástico de Clínica FEMM (Foto cedida a ConSalud)
El Dr. Jesús Olivas Menayo, cirujano plástico de Clínica FEMM (Foto cedida a ConSalud)
Verónica Serrano
19 febrero 2024 | 10:00 h
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El lipedema es un problema crónico aún muy desconocido. El hecho de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo reconociera como enfermedad en 2018, a pesar de haber sido descrito en la primera mitad del siglo XX, da pistas de cuál ha sido el interés por avanzar en esta patología, una enfermedad casi exclusivamente femenina. Todo ello, unido a su confusión con otras enfermedades y a la poca visibilización entre los profesionales de la salud, han llevado a las pacientes con lipedema a enfrentarse a una enfermedad con muchas preguntas y pocas respuestas.

El Dr. Jesús Olivas-Menayo, cirujano plástico de Clínica FEMM, explica para Estetic que “es fácil” confundir el lipedema con otras enfermedades estrógeno-dependientes, tales como las lipodistrofias, la celulitis, los acúmulos de grasa y la grasa localizada. “Esto dificulta todavía más diagnosticar esta enfermedad rigorosamente”, señala, pues hay mujeres que acuden a centros de esteticistas o masajes para recibir tratamientos no específicos, desconociendo por completo que se enfrentan a una patología crónica: “Piensan que lo único que tienen es celulitis cuando, en realidad, tienen una enfermedad con una identidad propia y con una causa y consecuencias multifactoriales”, explica el doctor.

Esa identidad propia de la que habla el experto son las características descritas para el lipedema. Si bien el sobrepeso tiene una distribución homogénea de la grasa en todo el cuerpo, “la grasa del lipedema respeta el tronco”. Es decir, “podemos tener afectación de las piernas y de los brazos, pero nunca del tronco, a diferencia de la obesidad”, especifica el cirujano. De hecho, indica que la “desproporción” es lo que más caracteriza a la enfermedad, dado que “la mayoría de lipedemas afectan únicamente a la parte inferior del cuerpo, a las piernas”.

“Los adipocitos en el lipedema tienen un hambre crónica de grasa. Solo almacenan, pero no sueltan”

Precisamente, el tipo de grasa que se acumula con el lipedema es diferente al de los otros problemas descritos (sobrepeso, obesidad, grasa localizada, celulitis, etc.): “Dentro de la grasa tenemos unas células llamadas adipocitos, que son las encargadas de almacenar grasa. Estos adipocitos, especialmente cuando ocurre el lipedema, tienen un hambre crónica de grasa. Este hecho provoca que entren en un estado de almacenamiento de grasa continuo, solo almacenan, pero no sueltan”.

Las pacientes con esta enfermedad crónica deben, dentro del abordaje multidisciplinar, practicar ejercicio físico diario y cuidar su alimentación para controlar el avance de la enfermedad. Aun así, puede resultar insuficiente. En palabras del Dr. Olivas-Menayo, los adipocitos lipedematosos de las pacientes “son los más resistentes a soltar grasa, por lo tanto, no pierden el volumen”. Por ejemplo, nos cuenta cómo algunas de sus pacientes se han sometido a cirugías bariáticas o han probado los balones gástricos, y las zonas del cuerpo con lipedema “apenas han cambiado. En cambio, las partes no afectadas están muy delgadas”.

VIVIR CON INFLAMACIÓN

La inflamación es un síntoma inconfundible, “sistémico”, en casos de lipedema. El cirujano nos recuerda que “la paciente con esta enfermedad se encuentra en un estado inflamatorio crónico, su cuerpo está inflamado de por sí”. Por lo tanto, cualquier factor puede empeorar su situación, incluso el consumo de algún alimento concreto. De hecho, hay relación entre el lipedema y otras enfermedades inflamatorias, como la endometriosis, la enfermedad inflamatoria pélvica o las permeabilidades intestinales, ejemplifica el doctor. “Todas ellas están relacionadas con el aumento de la inflamación sistémica y, a veces, debemos descartarlas porque confluyen en las mismas pacientes”.

"Al comienzo del día consiguen realizar todas sus actividades cotidianas porque el cuerpo está menos desinflamado después de estar tumbadas toda la noche"

Vivir con una enfermedad crónica, inflamatoria, limitante y que ocasiona dolor por la inflamación y los síntomas asociados afecta, sin duda, a la calidad de vida de las pacientes. “Ellas lo refieren como una rutina muy tediosa”, explica el Dr. Olivas-Menayo, pues si bien el comienzo del día es más sencillo después de tener el cuerpo desinflamado por el efecto de dormir tumbadas, la carga del día hace que el las horas vayan pesando más y más: “Las piernas se hinchan y les cuesta más andar y hacer sus tareas”, añade.

Todo ello presenta una “gran carga emocional” para las mujeres con lipedema. “Después de operarse, hay pacientes que dicen que parece que llevaban unos pantalones de plomo que, por fin, se han podido quitar”. No obstante, el experto advierte de que la carga emocional no desaparece después de la cirugía para aliviar el dolor y mejorar la apariencia estética, pues muchas mujeres desarrollan dismorfofobia secundaria. “No son pocas las pacientes que aún siguen viéndose con una alteración que ya no tienen”, advierte. La terapia psicológica será su mejor aliada recuperar el bienestar psicológico y la reconciliación con su propio cuerpo.

UNA ENFERMEDAD MULTIFACTORIAL

Cuando le preguntamos al Dr. Olivas-Menayo por las causas del lipedema, nos explica que “actualmente, no se ha encontrado otra explicación que no sea la causa hereditaria”. Y dentro de ese factor genético, se habla siempre de una herencia femenina, con antecesoras que hayan padecido la enfermedad. No obstante, aún queda mucho por investigar sobre esta patología y se está a la espera de que nuevos estudios puedan arrojar más luz al respecto.

En cualquier caso, el lipedema es una enfermedad multifactorial que afecta a distintas áreas. Y, como tal, debe ser atendida por un equipo multidisciplinar, conformada por cirujanos vasculares, nutricionistas, cirujanos plásticos, médico estético y expertos en Medicina del Estilo de Vida. El experto añade, además, que la Ginecología debería tener un espacio importante dentro del abordaje, ya que se trata de una enfermedad hormono-dependiente y casi exclusivamente femenina, relacionada con otros problemas ginecológicos.

"Nos encontramos en una fase muy temprana del conocimiento y, dada la alta frecuencia del lipedema en la población femenina, es fundamental visibilizar"

Aun así, todavía queda mucho por descubrir del lipedema. No se conocen sus causas exactas, más allá del factor genético, y no existe una cura, sino tratamientos para mejorar los síntomas y la calidad de vida de la paciente. Además, no todos los profesionales médicos están familiarizados con la enfermedad. “La mayoría de los colegas médicos no saben diagnosticar el lipedema o incluso desconocen que esta enfermedad existe. Diariamente veo casos en los que las pacientes ya han acudido a otros especialistas y, al comentar que tienen lipedema, les han corregido afirmando que ‘será linfedema’”, nos cuenta el doctor.

Sin embargo, esta patología afecta a aproximadamente el 10-20% de las mujeres. Por lo tanto, el experto cree que hace falta más visibilidad, tanto entre el personal de la salud (incluye a enfermeras, auxiliares y otro personal sanitario), como a nivel facultad. “Nos encontramos en una fase muy temprana del conocimiento y, dada la alta frecuencia del lipedema en la población femenina, es fundamental visibilizar, empezando desde la facultad de Medicina”, concluye el Dr. Olivas-Menayo.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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