El brisoprolol pertenece a una clase de medicamentos llamados betabloqueadores. Se utiliza como tratamiento para prevenir o tratar la hipertensión arterial, las anginas de pecho estables y la insuficiencia cardiaca crónica estable.
Según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), este medicamento está contraindicado en los siguientes casos: hipersensibilidad al principio activo del brisoprolol, si tiene problemas circulatorios graves en las extremedidades que pueden producir hormigueos en los dedos de las manos y pies. Si tiene problemas de insuficiencia cardiaca aguda, presión arterial baja, frecuencia cardiaca lenta, pulso irregular o shock cardiogéno.
Se utiliza como tratamiento para prevenir o tratar la hipertensión arterial, las anginas de pecho estables y la insuficiencia cardiaca crónica estable.
Al igual que todos los medicamentos, el brisoprolol también puede producir efectos adversos, aunque no todas las personas los sufran. Entre los efectos más frecuentes son el cansancio, debilidad, mareos, dolor de cabeza, sensación de frio, presión arterial baja, problemas intestinales como diarreas, estreñimiento o vómitos.
Entre los efectos poco frecuentes, es decir, aquellos que afectan a 1 de cada 1000 personas, se encuentran las alteraciones del sueño, la depresión, mareos al estar mucho tiempo de pie, problemas respiratorios en personas con enfermedades como asma , fibrosis o enfermedad respiratorias crónicas y debilidad muscular y calambres.
Es importante consultar con el médico antes de comenzar a tomar este fármaco, ya que en algunos casos se deben tomar precauciones especiales, como acompañar el tratamiento con otro medicamento o realizar análisis o pruebas con más frecuencia. Esto se debe consultar en los siguientes casos: si tiene diabetes, enfermedades relacionadas con el corazón, tiroides, enfermedades pulmonares, problemas del riñón o hígado o problemas circulatorios.