Orfidal: para qué sirve

Orfidal es un tranquilizante-ansiolítico (evita el nerviosismo y la ansiedad) que actúa sin influenciar en las actividades normales del individuo.

Medicamentos (Foto. Freepik)
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Patricia Merino - Redactora
31 diciembre 2021 | 10:00 h
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Orfidal es un tranquilizante-ansiolítico (evita el nerviosismo y la ansiedad) que actúa sin influenciar en las actividades normales del individuo. Se utiliza en los siguientes casos: tratamiento a corto plazo de todos los estados de ansiedad y tensión, asociados o no a trastornos funcionales u orgánicos, incluyendo la ansiedad asociada a depresión y la ligada a los procedimientos quirúrgicos y/o diagnósticos, y en preanestesia; y en trastornos del sueño.

Según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), no se debe tomar en los siguientes casos: si eres alérgico al principio activo a las benzodiazepinas o a alguno de los demás componentes de este medicamento, si te han diagnosticado miastenia gravis, si padeces insuficiencia respiratoria severa, si tienes apnea del sueño, y si tienes una enfermedad grave del hígado.

Orfidal es un tranquilizante-ansiolítico (evita el nerviosismo y la ansiedad) que actúa sin influenciar en las actividades normales del individuo

La dosis recomendada en adultos es de ½ o de 1 comprimido de 2 a 3 veces al día, lo que significa un máximo de 3 mg de lorazepam, administrados por vía oral, con o sin alimentos. Esa dosis puede aumentarse o disminuirse de acuerdo con las necesidades o edad del paciente y a criterio del médico.

Al igual que todos los medicamentos, este también puede producir efectos adversos, aunque no todas las personas los sufran. Entre los frecuentes y muy frecuentes destacan: confusión, depresión, sensación de ahogo, mareos, ataxia, debilidad muscular y fatiga.

''Al cesar la administración pueden reaparecer los síntomas que le llevaron a la toma del medicamento, así como inquietud, dolores musculares, ansiedad, tensión, intranquilidad, confusión e irritabilidad, insomnio, falta de concentración, dolor de cabeza, sudores, depresión, fenómenos de rebote, desrealización, mareos, despersonalización, movimientos involuntarios, náuseas, vómitos, diarrea, pérdida de apetito, temblor, calambres abdominales, palpitaciones, taquicardia, ataques de pánico, vértigo, hiperreflexia, pérdida de la memoria a corto plazo e hipertermia'', concluye la Aemps. 

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