Para cuidar de las mitocondrias, los diminutos orgánulos que tenemos por millones en todo nuestro cuerpo, es imprescindible seguir una vida saludable, en la que la alimentación, el descanso y el ejercicio físico cobran una especial relevancia. Ya nos empapábamos de ello con Antonio Valenzuela, fisioterapeuta, máster en Psiconeuroinmunología Clínica y experto en terapia ortomolecular, hace unas semanas en el podcast de ConSalud.
Antonio nos explicaba cómo funcionan estas ‘fábricas de energía’ con motivo de la publicación de su nuevo libro, ‘Activa tus mitocondrias’. Pero hoy repite para acercarnos un poco más al mundo mitocondrial y ayudarnos a descubrir cómo podemos cuidarlas más a través de lo que comemos. Y, con él, hemos descubierto cómo los ayunos en la alimentación son capaces de aportarnos un extra de protección.
En su libro, el experto propone practicar ayunos nocturnos todos los días de, al menos, 13 horas. Sin embargo, nos cuenta que ya sería incluso un poco más ambicioso, buscando llegar a las 14 horas: “Cuando hablamos de mitocondrias, si estamos a partir de 12 horas sin comer, se activa dentro de cada una de las células de nuestro cuerpo un proceso de ‘reciclaje celular’, que se llama autofagia. Es una limpieza de todos los desechos que produce la célula para funcionar”.
"No tiene ningún sentido para nuestra biología que el funcionamiento de nuestro cuerpo dependiera de comer cinco veces al día"
Durante este proceso, una célula que se encuentra sin alimento comienza a trabajar con los deshechos para transformarlos en energía, provocando ese fenómeno de ‘reciclaje’. Este proceso se extrapola a cada mitocondria, aunque en este caso recibe el nombre de mitofagia, pero ambos consiguen que “la célula se rejuvenezca”.
Toda esta información tiene una explicación científica. En palabras del fisioterapeuta, hace miles de años éramos cazadores recolectores: “Vivíamos buscando alimento y de lo que cazábamos o de lo que encontrábamos y eso está grabado a fuego en nuestros genes, esa es nuestra genética hoy día. Tenemos genes de cazadores recolectores en un mundo moderno y no tiene ningún sentido para nuestra biología que el funcionamiento de nuestro cuerpo dependiera de comer cinco veces al día”.
Efectivamente, el experto en terapia ortomolecular rompe con el mito de la necesidad de practicar cinco comidas al día. En su defecto, defiende realizar 3 comidas diarias, plantéandonos en qué momento conviene situar las más copiosas o abundantes. No obstante, se apoya en los estudios científicos para confirmar que “las personas que son capaces de concentrar su conducta de alimentación en esas primeras horas del día, su metabolismo funciona mejor”.
"Si estamos a partir de 12 horas sin comer, se activa dentro de cada una de las células de nuestro cuerpo un proceso de ‘reciclaje celular’ que se llama autofagia"
Además de ayudar a nuestras mitocondrias con los ayunos nocturnos de 14 horas, podremos obtener muchos otros beneficios. Entre ellos, el experto advierte que el “más evidente” es “dar tiempo a que el aparato digestivo se limpie y se repare”, con mejores digestiones, menos gases y menos sensación de pesadez. Asimismo, percibiremos unos mayores niveles de energía y vitalidad, ya que habrá menos glucosa en sangre, “la auténtica epidemia de la sociedad”.
Por otro lado, con los ayunos nocturnos de 14 horas “nuestro cuerpo libera una sustancia que se llama BDNF, una proteína que actúa como un fertilizante neuronal y es muy interesante tanto para patologías, como por ejemplo el párkinson o el alzhéimer, o también para personas con depresión o ansiedad, porque tiene efectos ansiolíticos y antidepresivos”, concluye el experto.
Esta entrevista está disponible en las plataformas Ivoox y SoundCloud.