La elección del número 2 del Ministerio de Sanidad no es fácil. Con frecuencia es la persona que más trabajo acumula en momentos en los que la ministra o ministro acude a sus asuntos parlamentarios, a las reuniones con distintos organismos o a los actos públicos. En este sentido, las últimas dos dirigentes sanitarias han optado por nombrar como número 2 a personas que provienen de sus regiones de origen. Ocurrió con Carmen Montón, que nombró a Ricardo Campos como secretario general de Sanidad y que procedía de la Comunidad Valenciana. Y también ha actuado de la misma manera María Luisa Carcedo, quien ha colocado en dicho puesto a Faustino Blanco, exconsejero de Sanidad de Asturias. No hizo lo propio Dolors Montserrat, quien en vez de llevarse a alguien de Cataluña optó por mantener a José Javier Castrodeza.