Uno de cada dos europeos tiene bisfenoles en su cuerpo, ¿qué significa?

Los bisfenoles, principalmente el A, son una sustancia tóxica, que se usa durante años para la fabricación de plásticos y latas

Botellas de plástico en una basura (Foto. Freepik)
17 mayo 2022 | 00:00 h

Hace siete años el bisfenol A (BPA) saltaba a los medios por una alerta de científicos sobre los efectos negativos en la salud. En ese momento, mientras el parlamento francés aprobaba por mayoría absoluta la eliminación de este compuesto en los envases de alimentos, la Agencia de Seguridad Alimentaria Europea manifestó que no suponía ningún riesgo y que eran “improbables” los efectos negativos en la salud del BPA

Finalmente en 2018 la justicia europea ratificaba que el bisfenol A es tóxico. Esta sustancia química que se utiliza para los polímeros que recubren en interior de latas, botes y botellas de plástico impacta de forma negativa en la reproducción humana.

Hace un mes, el 8 de abril, el BOE publicaba una nueva ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular (Ley 7/2022) donde se establece de forma expresa la prohibición de la utilización de ftalatos y bisfenol A en envases. El objetivo: “fomentar la reducción del contenido de sustancias peligrosas en materiales y productos de acuerdo con los requisitos legales armonizados relativos a dichos materiales y productos establecidos a escala de la Unión Europea”.

La exposición interrumpe la formación de conexiones de las células nerviosas en el cerebro y estas no solo se trasmiten de madres a hijos, sino también de abuelos a nietos

Según señalan distintos estudios, el bisfenol A se transmite de embarazadas a sus bebes pudiendo causar alteraciones metabólicas como obesidad, problemas reproductivos como la infertilidad, afecciones inmunológicas, cáncer como el de mama o enfermedades neurodegenerativas como el párkinson o el alzhéimer. De esta forma algunos estudios como el publicado en la revista Endocrinology de la Endocrine Society, también ha vinculado la exposición a este contaminante con efectos transgeneracionales en un gen relacionado con el autismo en ratones.

En concreto, la exposición interrumpe la formación de conexiones de las células nerviosas en el cerebro y estas no solo se trasmiten de madres a hijos, sino también de abuelos a nietos y de bisabuelos a tataranietos. “Para poner esto en términos humanos, si su bisabuela estuvo expuesta al BPA durante su embarazo y ninguno de sus otros familiares entró en contacto con el BPA, su cerebro aún mostraría estos efectos'', han asegurado los expertos del estudio.

OTROS BISFENOLES

Un reciente estudio de la Iniciativa Europea de Biomonitorización Humana (HBM4EU), en la que participan la Comisión Europea, la Agencia Europea de Medio Ambiente e instituciones de 28 países, señala que muchos de los europeos tienen en su organismo altas concentraciones de este contaminante. "Todo ello, mientras han pasado años y años en los que solo se han acometido medidas muy limitadas para reducir la exposición a la sustancia, como cuando en 2011 fue prohibido únicamente en los biberones infantiles en la UE a la vez que se seguía permitiendo una amplia exposición de la población, por ejemplo de mujeres embarazadas, a través de la presencia de la sustancia en muchos alimentos enlatados", denunciaban los investigadores.

A eso se suma, como señala la investigación, que el 50% de las personas analizadas tendría también presencia de otros bisfenoles utilizados en sustituciones del A. Estos, el S y el F, también se ha visto a través de investigaciones como la del CIBER de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (Ciberdem) dirigido por el grupo de Ángel Nadal en el Instituto de Investigación, Desarrollo e Innovación en Biotecnología Sanitaria de Elche, que tampoco son una alternativa segura.

Según el estudio en ratones,el bisfenol-S y el bisfenol-F alteran la función de las células beta pancreáticas, aumentando rápidamente la liberación de insulina y disminuyendo la actividad del canal de potasio sensible al ATP (trifosfato de adenosina), la fuente de energía principal para la mayoría de los procesos celulares. Por lo que se han relacionado con la obesidad infantil y la diabetes tipo 2.

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