La no maternidad por circunstancias: "Es una cicatriz con la que yo ahora siento que puedo vivir"

La no maternidad por circunstancias se trata de una etapa en la que después de estar un tiempo buscando un hijo, este no acaba llegando. Afecta tanto a hombres como a mujeres, pero ellas son las que más lo sufren.

No maternidad por circunstancias (Foto: Freepik)
No maternidad por circunstancias (Foto: Freepik)
Blanca Mas
24 febrero 2023 | 17:45 h

No todas las búsquedas de embarazo terminan con el final deseado. Lo saben bien aquellas mujeres que, como Miriam Aguilar (@holasoymir), por más que han intentado tener hijos, su deseo no se ha podido cumplir. En su caso, estuvo ocho años intentándolo hasta que tanto ella como su pareja decidieron dejar de hacerlo cuando ella ya tenía 41 años y él 44. “Esto es algo que yo no he querido, ha pasado y me ha dolido durante mucho tiempo. Pero en el momento que decidimos no seguir intentándolo, yo sentí mucha liberación”.

Esto es lo que se llama la no maternidad por circunstancias. Se trata de una etapa a la que se llega cuando después de un tiempo buscando un hijo (ya sea de forma natural, recurriendo a tratamientos de fertilidad o adopción), este no acaba llegando. Las razones pueden ser varias. Desde biológicas, debido a factores hormonales, ováricos, problemas uterinos o trastornos genéticoshasta factores económicos por no poder seguir costeando los tratamientos de reproducción asistida o lainfertilidad de causa desconocida.

“En nuestro caso, nunca tuvimos un diagnóstico. Era una infertilidad de diagnóstico desconocido. Todas las pruebas que nos realizaron estaban bien y, durante esos ocho años, en los siete primeros años yo tuve cuatro embarazos naturales y los perdí todos en las primeras semanas de gestación. En estos siete años, entre medias hicimos un parón porque a nivel emocional y físico es muy complicado. En ese momento tampoco se hablaba tanto y yo lo llevé con mucho secreto y con mucha vergüenza”.

"Todas las pruebas que nos realizaron estaban bien y durante esos ocho años, en los siete primeros años yo tuve cuatro embarazos naturales y los perdí todos en las primeras semanas de gestación"

En el último año, la pareja ya asimiló que de forma natural no podrían tener un hijo, por lo que decidieron intentarlo a través de un tratamiento de ovodonación. Tal y como cuenta, “en un principio no queríamos tratamientos, pero al final decidimos intentarlo, pero era lo único que iba a intentar porque ya llevábamos muchos años. Conseguimos cuatro embriones y nos hicieron una transferencia con un embrión, otra con otro embrión y la última con dos embriones. Ninguna de las tres funcionaron y ahí decidimos que no íbamos a hacer nada más. Es cuando de verdad comienza el camino de la no maternidad”.

“En este proceso, nosotros no contemplábamos la adopción. También cuando acabamos todo esto no teníamos energía para nada más y no queríamos hacer nada más con este tema porque estábamos muy cansados. Durante el embarazo siempre pensé que mis embarazos llegarían a término y no fue así”, sigue relatando Miriam.

Empieza, por tanto, un duelo doloroso que conlleva aceptar que una vida que se ha idealizado e imaginado tantas veces, nunca llegará. A través de él llegan también sentimientos de culpa o vergüenza. Pero es un duelo que también obliga a las mujeres que no pueden tener hijos a reconstruirse y a visualizarse de otra manera con otro futuro. “Yo sentí la necesidad de que tenía que explicarle al mundo lo que había pasado, porque a nivel social me encontré con frases como ‘¿No vas a hacer nada más?’ y yo pensaba ‘pero qué más quieres que haga. Lo he estado intentando durante 8 años’. Ahí fue cuando comencé a visibilizar mi historia”.

Miriam creó un blog en el que conoció a muchas mujeres que habían pasado por lo mismo que ella y que a día de hoy siguen contando con ella para pedirle consejos o simplemente para desahogarse. “Esto es algo que no se supera, lo integras en tu vida. Yo he querido ser madre y no ha podido ser. Es una cicatriz que me va a quedar siempre. Sentí que no seguir intentándolo era una decisión que decidí tomar y me ha ayudado a ver qué era lo mejor para mí, porque ese camino no era viable. Mi camino ha sido mi autoestima y para estar yo bien. Al final se ha convertido en una herida que ha ido cicatrizando y con la que yo siento que puedo vivir bien”.

LA NO PATERNIDAD

La mujer es la que se queda embarazada, es también la que gesta al bebé y la que al final tiene que notar como su cuerpo rechaza a un embrión. Aun así, los hombres que acompañan a estas mujeres en este proceso, también viven lo que es perder un hijo. Nagore Uriarte, psicóloga especializada en reproducción asistida y duelos, explica que “en los hombres este duelo es mucho más complicado de definir”.

"Durante los embarazos, siempre pensé que llegarían a término y no fue así"

En el caso de los hombres, al igual que las mujeres, existen factores económicos que pueden dificultar que un hombre sea padre. Pero, si hablamos de los factores biológicos, los principales suelen ser “tener problemas en la eyaculación, que hagamos un seminograma en el que no encontremos espermatozoides o que haya eyaculaciones retrógradas”, enumera la psicóloga.

No suele ser habitual que los hombres pidan cita con una psicóloga para esos temas. Solo he tenido dos casos de hombres que me han contactado teniendo pareja y no han podido tener hijos. Para ellos es más fácil asumir la no paternidad porque socialmente tenemos más presión las mujeres de decidir si quieren ser madres o no. En el caso de las mujeres, no tomas una decisión porque te has viso avocada a no ser madre. En el caso de los hombres no es tan intensa esa sensación de fracaso”, termina Nagore Uriarte.

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