Cáncer de ovarios: el "asesino silencioso" de las mujeres

Cuatro de cada cinco son tumores de ovario, uno de los tipos de cáncer ginecológico y se diagnostican en estadios avanzados, lo que condiciona el éxito de los tratamientos

Cáncer ginecológico (Foto: Freepik)
Cáncer ginecológico (Foto: Freepik)
Blanca Mas
17 junio 2022 | 17:45 h

La segunda vez que Marisa tuvo que afeitarse la cabeza, lo hizo con música de fondo mientras su hijo con su pequeña sonrisa la veía incrédulo y le decía: “mamá, lo estás haciendo de verdad”. Antes, le había explicado que estaba enferma y que debía tomarse una medicina que le haría que se quedara sin pelo y que estaría como Caillou, el protagonista de una de sus series favoritas de dibujos. Su madre le decía que el pelo le volvería a crecer, y se lo vería más largo que nunca.

Marisa no ha padecido cáncer ginecológico, pero es portadora de una mutación genética que le ha hecho padecer cáncer de mama dos veces, una experiencia que le marcó un antes y un después en su vida. Para no volver a sufrir cáncer de mama, tomó la decisión de realizarse una mastectomía y extirparse tanto trompas de Falopio y los ovarios para no tener la opción de padecer cáncer ginecológico.

A raíz de esta dura experiencia, Marisa quiso formar parte de la vida de otras muchas mujeres que fueran a pasar por lo mismo que ella. Por eso, comenzó a formar parte de la Asociación de Mama y Ovario Hereditario (AMOH), llegándo a ser la presidenta. Todos los días conversa con mujeres que han sufrido o sufren cáncer ginecológico, y saben por lo que pasa cada una de ellas: "Día a dia veo a mujeres que viven con miedos por cáncer". Marisa todavía recuerda lo que sintió cuando le diagnosticaron por primera vez cáncer: “Cuando te dicen que tienes cáncer, se para el mundo. Todo lo que sientes es miedo e incertidumbre por lo que va a pasar“.

“Cuando te dicen que tienes cáncer, se para el mudo. Todo lo que sientes es miedo e incertidumbre por lo que va a pasar“

De la noche a la mañana la vida de los pacientes cambian cuando se les diagnostica algún tipo de cáncer, y es que como dice Manuela Domenech, directora comercial de oncología de GSK en España: “Cuando te dicen que tienes cáncer entras en un estado absoluto de conmoción. Tienes la sensación de estar delante de algo que no entiendes". 

En el cáncer ginecológico, cuatro de cada cinco son tumores de ovario, uno de los tipos de cáncer ginecológico y se diagnostican en estadios avanzados, lo que condiciona el éxito de los tratamientos. Tanto es así que, aunque es el octavo en incidencia en las mujeres y apenas representa el 3% de los tumores, es la cuarta causa de muerte por cáncer en este sector en mujeres tras los de mama, pulmón y colon.

El porcentaje de pacientes jóvenes que tiene cáncer ginecológico es bajo ya que la edad media están por encima de los 60 o 70 años, pero la edad al final es un número, y como dice Domenech, "esto causa un gran impacto, para las jóvenes y para las personas mayores" por no solo por la gran carga física que supone, también por el efecto que tendrá en la salud mental de la mujer.

"He tenido miedo a morir, pero he aprendido a vivir el aquí y ahora y solo ocuparme de lo que me ocupa"

Los tumores ginecológicos son uno de los más complicados de detectar y es que su sintomatología se pueden llegar a confundir con problemas gástricos o incluso con infecciones de orina. “Este tipo de cáncer es el gran desconocido. Es un cáncer invisible”, explica la directora de GSK.

Cáncer de endometrio, cáncer de cérvix y cáncer de ovario son los subtipos que existen en el cáncer ginecológico, siendo el de ovarios un “asesino silencioso” ya que sus síntomas son invisibles y solo se puede detectar por las revisiones ginecológicas.

En el caso del cáncer de endometrio y de cérvix, el primer síntoma es más claro: sangrados anormales entre los periodos.

EL LARGO CAMINO DE LA ESPERANZA

Los tumores ginecológicos se pueden tratar de varias formas, dependiendo del tipo de cáncer y de cuánto se haya extendido: “En el cáncer de ovario la cirugía es la clave. Cuanto más localizada este el cáncer y se pueda extirpar, más posibilidades hay de que no deje ningún tipo de enfermedad residual en ese momento, la probabilidad que tú tienes de curar es muchísimo mayor”.

En el caso de que se tuviera que dejar una parte de este cáncer debido al gran tamaño, o una paciente ha recaído, lo mejor es utilizar quimioterapia. “Hoy en día sigue habiendo un alto porcentaje de pacientes que recaen. Por eso, lo mejor es realizarse la cirugía”, comenta Manuela Domenech.

La presidenta de AMOH aún recuerda lo que sintió cuando tuvo que realizarse su primera sesión de quimioterapia: “Creía que era como enchufarte a la silla eléctrica. Cuando ya empezó a caer el liquido de la quimo tenia el pulso acelerado, las manos frías, incluso me salieron unos róales en las piernas que no eran nada, que eran de la propia tensión que yo creaba al pensar que lo que me estaban metiendo era veneno”.

 "Cuatro de cada cinco son tumores de ovario, uno de los tipos de cáncer ginecológico y se diagnostican en estadios avanzados, lo que condiciona el éxito de los tratamientos"

Sin embargo, con el tiempo consiguió quitarse ese nerviosismo y empezó a  ver las cosas desde otro punto de vista: “una vez que pasas el primer shock cuando estas con los tratamientos parece que a las que padecemos cáncer nos viene un subidón. Yo me ponía una peluca, me pintaba, me maquillaba… “

Después de terminar el tratamiento, siempre está el miedo de volver a recaer. "Vives con ansiedad, pero cuando tienes cáncer, lo que quieres escuchar es una noticia esperanzadora, y cosas esperanzadoras. No tienes que pensar me muero". 

Aunque depende mucho del estadio de la enfermedad y en qué momento esté, las revisiones varían en el tiempo, pero las pacientes que están diagnosticadas de un cáncer ginecológico "tienen un seguimiento constante del oncólogo", comenta Domenech. De esta misma forma, si en las revisiones va todo correcto, al cabo de los 5 años a la paciente se le da por curada "aunque hay que seguir revisando porque puede existir el riesgo de recaída".

Ahora, Marisa intenta ser el apoyo de muchas mujeres que se sienten desconcertadas por esta enfermedad. Eso sí, pasar por un cáncer y estar tan cerca de él diariamente le ha hecho aprender mucho de la vida: "He hablado tanto de mis miedos, los he interiorizado y he entendido que forman parte de la vida, que para mi ya no son miedos gigantes que me paralicen. He tenido miedo a morir, pero he aprendido a vivir el aquí y ahora y solo ocuparme de lo que me ocupa. Cuando tengo que hacerme una prueba, las 24 o 48 horas antes me permito decir que tengo miedo, pero mientras no llegue esa prueba, vivo como si no existiera ninguna prueba".

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