El infradiagnóstico y la desadherencia al tratamiento dificultan el control del asma en España

Durante los últimos años la prevalencia del asma ha aumentado, pero se sigue manteniendo un alto infradiagnóstico y una cierta desadherencia en los tratamientos

Paciente con asma (Foto. EP)
Paciente con asma (Foto. EP)
Paola de Francisco
3 mayo 2022 | 13:00 h

Opresión en el pecho, sensación de falta de aire y ahogo que se agrava al realizar alguna actividad física. dificultad para respirar, ruidos al llenar y vaciar los pulmones tanto de día como de noche, tos… Unas dos millones y medio de personas presentan este cuadro de síntomas que genera el asma. Es decir, alrededor de un 5-7% de los adultos y de un 10% de los niños sufren esta enfermedad crónica del aparato respiratorio caracterizada por la inflamación de los bronquios que obstruye el paso del aire.

Una patología que a nivel global está en aumento, pero que se reparte de forma variable por las regiones. Se ha observado, aunque se desconocen los factores implicados, que las regiones costeras tienen mayor prevalencia de esta enfermedad. Así, en España, Huelva cuenta con una tasa media de un 10% mientras Albacete es de un  4-7%.

Si no se trata el asma, este puede llevar a una pérdida de la función respiratoria y al fallecimiento. En España, según un estudio de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), en 2015 fallecieron por asma 1.134 personas, principalmente mayores de 65 años, con una tasa de mortalidad estable durante los últimos 25 años. “La mortalidad es baja y es infrecuente”, recuerda por teléfono la Dra. Marina Blanco, neumóloga y coordinadora del área de asma de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).

Encontramos que pacientes con asma son diagnosticados de bronquitis o catarros, mientras aquellos que no tienen asma son diagnosticados y tratados como asmáticos

Sin embargo, pese al alto porcentaje de población afectada por esta patología, existe un gran desconocimiento que derivan principalmente en problemas de su abordaje. El principal problema, señala la Dra. Marina Blanco, es el diagnóstico. Y es que encontramos que pacientes con asma son diagnosticados de bronquitis o catarros, mientras aquellos que no tienen asma son tratados como asmáticos. Es decir, existe al mismo tiempo un infradiagnóstico y un sobrediagnóstico de los pacientes. Siendo la población asmática sin diagnosticar de un 50%.

En una enfermedad que no se cura, aunque se pueda llegar a fases de remisión. Sin un diagnóstico correcto falla el tratamiento, lo que provoca el empeoramiento paciente. Esto es principalmente notable en los casos del asma grave no controlada que sufren un 4% de los adultos, según datos de la Guía Española para el manejo del Asma (GEMA). Estos pacientes precisan de altas dosis de tratamientos para mantener el control de su patología.

Actualmente, la identificación del asma grave y su derivación a consulta no están del todo optimizadas. Como denunciaron hace unos días neumólogos y alergólogos, es preciso establecer una atención integral de estos pacientes que permita mejorar la administración domiciliario de estos pacientes, que se fomente la labor formativa de las Unidades de Asma Grave o que se cree un Plan Nacional que mejore la coordinación entre profesionales, su capacitación y la visibilización de esta enfermedad. Con ello se evitaría el empeoramiento de estos pacientes por no recibir los tratamientos monoclonales y una atención integral que evitaría no solo la presencia de síntomas diurnos, nocturnos o tras realizar ejercicio físico, sino también los fallos en la función pulmonar, la aparición de obstrucción crónica y la repetición de crisis respiratorias.

ASMA NO CONTROLADA Y DESADHERENCIA

Las crisis respiratorias de un asmático, llamada asma no controlada, se da por dos causas: o bien un tratamiento no prescrito por causa de un error del diagnóstico, como ya se ha comentado, o bien que el paciente deje de tomar el tratamiento. “Cuando los pacientes llegan a fases en las que se encuentran bien algunos dejan de tomar el tratamiento prescrito, basado principalmente en antiinflamatorios y broncodilatadores”, indica la Dra. Blanco.

Los efectos de dejar el tratamiento no son inmediatos. Durante días, semanas o incluso meses los pacientes se sentirán bien, sin tos ni dificultad para respirar. Sin embargo, durante ese tiempo sus bronquios se irán inflamando de nuevo y de repente los pacientes volverán a tener síntomas de asma e incluso desarrollarán una crisis. Es como aquel paciente que deja de tomar su tratamiento para la hipertensión, por un tiempo la presión sanguínea se mantendrá estable, pero llegará el momento en el que, ya que esta patología tampoco se cura, la tensión volverá a subir.

“Los pacientes no tienden a unir estos dos elementos, pero lo cierto es que la desadherencia es la principal causa de la aparición de crisis de asma”, indica la Dra. Marina Blanco. Por ello es importante la formación del paciente, la labor de las Unidades de Asma, así como la coordinación con Atención Primaria y Urgencias para mejorar el abordaje de estos pacientes y “evitar la desadherencia, que es uno de los principales problemas existentes”, concluye.

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