Alcohol, salud mental y soledad: un peligroso triángulo en aumento

El consumo nocivo de alcohol es un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos, incluidos los mentales

Una persona tomando un vaso de alcohol (Foto. Freepik)
15 noviembre 2022 | 00:00 h
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En el mundo se estima que hay 2.300 millones de bebedores. Más de la mitad de la población de América, Europa y Pacífico Occidental consume alcohol, según el ‘Informe Mundial de Situación sobre Alcohol y Salud 2018’ publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Solo en Estados Unidos el consumo excesivo de alcohol le cuesta a la sociedad más de 249 mil millones de dólares al año, siendo el quinto factor de riesgo de muerte prematura y discapacidad, según datos publicados en el estudio ‘Avances en la ciencia y el tratamiento del trastorno por consumo de alcohol’ de la revista ‘Science’.

Como consecuencia de la toma nociva de alcohol, en 2016 murieron más de 3 millones de personas en el mundo, lo que representa una de cada 20 muertes. El modo de consumir el alcohol, particularmente si se produce una intoxicación, tiene un papel importante en la aparición de daños y de diversas patologías, en la evolución de estas y en su desenlace. Según recoge el citado informe de la OMS, de todas las muertes atribuibles al alcohol, el 28% se debieron a lesiones, como las causadas por accidentes de tránsito, autolesiones y violencia interpersonal; el 21% a trastornos digestivos; el 19% a enfermedades cardiovasculares, y el resto a enfermedades infecciosas, cánceres, trastornos mentales y otras afecciones.

Los trastornos depresivos y/o con trastornos por consumo de alcohol, sumado a la presencia de la soledad y la impulsividad, contribuyen a aumentar “considerablemente” el riesgo suicida

En los últimos años se ha descubierto cómo el consumo de alcohol, incluso si este es moderado, perjudica la función cerebral. El alcohol ralentiza la forma en que el cerebro procesa la información, y a largo plazo reduce la cantidad de neurotransmisores, principalmente si el consumo excesivo se realiza en la adolescencia o en edad avanzada (más de 65 años), según recoge la Mental Health Foundation y un estudio publicado en ‘The BMJ’.  Esto lleva a un aumento de trastornos de salud mental como la ansiedad y la depresión, y para evitar los síntomas de estas patologías, aunque solo sea durante un breve periodo de tiempo, los pacientes vuelven a recurrir al alcohol creando un círculo vicioso.

El alcohol también puede llevar a experimentar episodios psicóticos o actuaciones impulsivas que conduzcan a la autolesión o al suicidio. Esto último lo refleja un estudio publicado en la ‘Revista Médica de Chile’ que señala que los trastornos depresivos y/o con trastornos por consumo de alcohol, sumado a la presencia de la soledad y la impulsividad, contribuyen a aumentar “considerablemente” el riesgo suicida, “más aún si existe otros factores de riesgo como conducta suicida previa, desesperanza y eventos estresantes”, indican los autores. Y cuando más se cae en el alcoholismo, más aumenta el aislamiento, la soledad, la sensación de desesperanza, el gasto económico…

EL IMPACTO DE LA COVID-19

Todos estos factores de riesgo se multiplicaron durante la pandemia Covid-19. El miedo ante los contagios de una enfermedad desconocida y con una alta tasa de ingresos hospitalarios, el confinamiento y la incertidumbre económica que trajo la primera ola de pandemia y se mantuvieron durante muchos meses después, llevaron a un aumento de los problemas de salud mental y  del consumo de alcohol.

Según datos de la Office for National Statistics de Reino Unido, entre enero y septiembre de 2020 se produjo un aumento del 16,4% de fallecimientos por alcohol en relación al mismo periodo de 2019

Al principio del confinamiento, los hogares compraban los productos básicos de alimentación e higiene, según pasaron los días aumentó la compra de alcohol. “En el confinamiento de la pandemia, el consumo de alcohol puede exacerbar la vulnerabilidad, los comportamientos de riesgo, los problemas de salud mental y la violencia”, destacó en ese momento la OMS en un comunicado. Algunas personas que tenían una adicción antes de la pandemia recayeron durante esta, otros desarrollaron problemas de adicción durante el confinamiento, al igual que pasó con los trastornos de salud mental.

En 2020 las muertes por alcohol aumentaron. Según datos de la Office for National Statistics de Reino Unido, entre enero y septiembre de 2020 se produjo un aumento del 16,4% de fallecimientos por alcohol en relación al mismo periodo de 2019. La mayor sensibilización sobre las consecuencias del consumo excesivo de alcohol, el aumento de medidas contra el uso nocivo, la petición de la OMS para subir los impuestos sobre este producto y proporcionar tratamientos accesibles para aquellos pacientes con trastornos por abuso de esta sustancia permiten luchar contra el alcoholismo y evitar sus consecuencias devastadoras en el ámbito económico, social y de salud.

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