Las redes sociales, claves en el aumento de la edad de inicio de la anorexia y la bulimia

La directora de la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB), Sara Bujalance, advierte sobre el peligro de las redes sociales en el incremento de las conductas de riesgo y la edad de inicio de los trastornos alimenticios.

Mujer joven mirando las redes sociales (Foto. Freepik)
Mujer joven mirando las redes sociales (Foto. Freepik)
Marisol Díaz
13 octubre 2019 | 00:00 h

El boom de la nutrición, unido a la proliferación de mensajes a través de las redes sociales y la presión social sobre la imagen corporal, ha desencadenado un incremento en las conductas de riesgo y la edad de inicio de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). La anorexia, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón son los principales trastornos del comportamiento alimentario, pero no los únicos. La evitación y restricción de la ingesta de alimentos u otros desordenes atípicos son otros de los ejemplos que se engloban en este tipo de enfermedad mental.

En la actualidad, uno de cada 20 adolescentes padece un TCA, “pese a que su incidencia se está manteniendo, estamos observando un incremento en las conductas de riesgo, es decir, aquellas conductas relacionadas con la imagen corporal que pueden acabar en un trastorno de este tipo”, señala Sara Bujalance, directora de la Asociación contra la Anorexia y Bulimia (ACAB), en declaraciones a ConSalud.es.

La media de edad del inicio en los TCA se encuentra en los 9-10 años

La edad de inicio es otro de los problemas que se ha agravado, “antes, la edad más habitual se situaba entre los 12-13 años, ahora nos encontramos con casos de entre 9 y 10 años”. Aunque no existe una investigación al respecto, la hipótesis de los expertos centran a las redes sociales en el foco del problema: “este incremento, tanto en las conductas de riesgo como en la edad de iniciación, tiene mucho que ver con la influencia de las redes sociales y la presión general sobre la imagen corporal”, afirma Bujalance.

APOLOGÍA EN INTERNET: PÁGINAS PRO #ANA Y #MIA

Según un informe de la Agencia de Calidad de Internet, existen casi cuatro millones de publicaciones en la Red con las etiquetas #Ana (anorexia) y #Mía (bulimia), hashtags empleados por los afectados para compartir trucos o experiencias que les ayuden a adelgazar. Recientemente, Facebook e Instagram han tomado medidas para controlar este tipo de etiquetas, “las empresas por si mismas tienen que ser responsables y poner en marcha medidas de autocontrol. Tímidamente y poco a poco van haciéndolo, pero no es suficiente”, lamenta la directora de ACAB.

Para Bujalance, aparte de las empresas, es necesario que las autoridades sanitarias también intervengan, “ en Cataluña hemos conseguido que el Parlamento apruebe un decreto ley para modificar el código de consumo, de manera que se puede multar, con sanciones de hasta 100.000 euros, a aquellas empresas que alojen este tipo de contenidos, y que siendo conocedoras de ello, no lo retiran”.

SEÑALES DE ALARMA Y RECUPERACIÓN

Un diagnóstico precoz supone un mejor pronóstico de recuperación. Por ello, cobra especial importancia la detección de las señales de alerta, “cualquier cambio en la conducta alimentaria para perder peso sin control profesional, debe alertarnos, ya que es la puerta de entrada a un TCA”. Además, los pacientes experimentan cambios en el estado de ánimo y aislamiento social.  

“El 70% de las personas que tienen un TCA se recuperan si reciben un tratamiento correcto”

La familia y el sistema educativo desempeñan un rol clave en este ámbito, “sería importante que los familiares y profesores conocieran, de manera básica, que son los TCA y, sobre todo, aprendieran a identificar esas señales de alerta”. Con el objetivo de ayudar y proteger a los más jóvenes de este tipo de trastornos, desde ACAB acuden a los centros de educación para ofrecerles charlas y talleres sobre prevención.

Pese a ello, la recuperación es posible: “El 70% de las personas que tienen un TCA se recuperan si reciben un tratamiento correcto”, asegura Bujalance. No obstante, se trata de un proceso que requiere su tiempo, “los tratamientos son largos, de media se sitúan entre los 4 y 7 años”.

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