La EPOC triplica la mortalidad de un infarto en el hospital: los expertos piden un mejor abordaje

Desde Separ piden que los neumólogos se fijen en los cardiólogos para conseguir un diagnóstico y tratamiento para el abordaje de la EPOC más efectivo

Epoc y abordaje médico (Foto. Freepik)
Epoc y abordaje médico (Foto. Freepik)
Paola de Francisco
15 noviembre 2021 | 12:20 h
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A los 90 días del ingreso hospitalario, mueren 11 pacientes de cada 100 por una agudización de la enfermedad obstructiva crónica (EPOC), frente a 4 de cada 100 por infarto o cardiopatía isquémica aguda. Lo que significa que la mortalidad de la EPOC triplica a la de un infarto. Así lo ha destacado en vísperas del Día Mundial de la EPOC, que se celebra este 17 de noviembre, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).

La EPOC es una enfermedad respiratoria crónica en la que los bronquios se obstruyen dificultando la respiración. En España casi 3 millones de personas la sufren. Solo en el grupo de mayores de 40 años el 10% de la población tiene EPOC, estando el 75-80% de los pacientes sin diagnosticar. Es la tercera causas de muerte a nivel mundial, incluso por encima del cáncer de pulmón.

En su fase aguda, la EPOC tiene una tasa de mortalidad a los 90 días del ingreso hospitalarios del 11,3%. Estos datos de la EPOC se basan, por un lado, en una auditoría clínica realizada en España en 2016 y que más tarde se extendió a Europa (AudiEPOC y European COPD Audit). 

 La EPOC tiene una tasa de mortalidad a los 90 días del ingreso hospitalarios del 11,3%

Es por ello, que el experto Dr. Juan José Soler, neumólogo miembro de la Separ, ha expuesto en el 54º Congreso Nacional de la Sociedad un nuevo plan para mejorar el abordaje de las agudizaciones de la EPOC con la idea de mejorar los resultados. Para ello se han basado en la acción de la cardiopatía, cuyo servicio permite que se registe un 4,2% de la mortalidad postingreso por cardiopatía isquémica.

Como recuerda el experto, el 25% de los pacientes con EPOC tienen cardiopatía isquémica, algo que se explicaría por el tabaquismo. No obstante, “la EPOC también aumenta el riesgo de cardiopatía isquémica, con independencia del tabaquismo. La EPOC cursa con inflamación sistémica, produce estrés oxidativo y daño endotelial, aumentando el riesgo de eventos coronarios”, ha añadido Soler

La cardiología hospitalaria es "más proactiva en la realización de procedimientos diagnósticos y terapéuticos para el abordaje del síndrome coronario agudo", explica el Dr. Soler. "Gracias a ello, se ha constatado una reducción progresiva de las tasas de mortalidad en esta enfermedad. Esta manera de proceder pensamos que constituye un modelo de referencia para mejorar la atención del paciente con agudización de la EPOC”, continúa.. 

Actualmente el abordaje de la EPOC se realiza a través de manejo de los síntomas, lo que dificulta el impacto en los resultados clínicos de la patología. Sin embargo, en el caso de la cardiopatía isquémica el abordaje se hace teniendo en cuenta que es un síndrome, en el que el síntoma guía es el dolor torácico y que existen biomarcadores que determinan la enfermedad. De esta manera se identifican diferentes mecanismos que permiten un abordaje más preciso y específico.

“Pensamos que este cambio de definición abre la puerta a la aplicación de una medicina más personalizada para tratar las agudizaciones de la EPOC", afirma el Dr. Soler

Inspirada por esta definición, la Separ, como señala en nota de prensa, ha creado la guía clínica GesEPOC 2021, con una aproximación a la agudización de la EPOC "más sindrómica, en vez de sintomática, más inclusiva y apoyada en biomarcadores". “Vamos a considerar la agudización por EPOC como un síndrome, con un síntoma guía principal, la disnea, unos cambios fisiopatológicos subyacentes, especialmente el incremento de la inflamación y el agravamiento de la obstrucción bronquial y la identificación de diferentes biomarcadores que nos ayuden a mejorar la especificidad del cuadro”, matiza el Dr. Soler. En el caso de biomarcadores se guiarían por a proteína C-reactiva (PCR), la caída del flujo aéreo o de diversos biomarcadores de imagen que pueden ser de interés.

Con ello se podrá prevenir, diagnosticar y tratar la enfermedad siguiendo a su vez al paciente para buscar los tratamientos más precisos que eviten la aparición de estas agudizaciones. Incluso se podría identificar los mecanismos que intervienen en la fase aguda de la EPOC.

“Pensamos que este cambio de definición abre la puerta a la aplicación de una medicina más personalizada para tratar las agudizaciones de la EPOC. Al considerarlas como un síndrome y apoyarnos en biomarcadores específicos, podremos identificar rasgos tratables, propios de cada paciente y abordar estas agudizaciones de forma más individualizada”, afirma el Dr. Soler

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