La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha requerido durante demasiado tiempo todos los esfuerzos, humanos, materiales y económicos, del ámbito sanitario para responder a una crisis sanitaria global sin precedentes en nuestra historia reciente. La investigación se ha visto duramente golpeada ya que todos los focos se han posado sobre la Covid-19 con la esperanza de desarrollar vacunas y tratamientos efectivos y seguros en el menor tiempo posible. Una situación que se ha traducido en un peligroso paréntesis en la atención, diagnóstico e investigación del resto de enfermedades. Entre estas se encuentra el cáncer, la otra gran pandemia.
La Asociación de la Industria Farmacéutica Británica (ABPI, por sus siglas en inglés) ha publicado recientemente un informe del que se hacen eco en Reuters, que revela que en mayo de 2020 la inscripción general a los ensayos clínicos disminuyó un 84% en comparación con el año anterior. En el caso de los ensayos centrados en la oncología, la cifra se eleva hasta el 88%. A pesar de que los ensayos clínicos desarrollados en Reino Unido sobre las vacunas contra la Covid-19 han recibido una muy buena acogida en términos de inscripciones de participantes, la mayoría de la cartera de investigación del país ha sufrido importantes descensos.
En octubre de 2020 la inscripción de estudios comerciales de oncología se recuperó hasta superar los niveles registrados en 2019, pero los bloqueos posteriores experimentados como consecuencia de las distintas olas de la pandemia, volvieron a reducir las cifras por debajo de las obtenidas en 2019. Todavía se mantiene en ese umbral.
“El informe presenta una fotografía mixta sobre la investigación clínica en Reino Unido. Estamos orgullosos de los logros en la investigación sobre la Covid-19, pero ahora debemos aprender de ellos si queremos reconstruir”, explica en Reuters el presidente ejecutivo de ABPI, Richard Torbett
El informe destaca también que los ensayos clínicos destinados al desarrollo de medicamentos para las enfermedades cardíacas han sido otro de los grandes afectados. Después de experimentar un ligero incremento en el caso de los estudios cardio-metabólicos a finales de 2020, la cifra de inscripciones ha vuelto a situarse por debajo de los datos reportados en 2019.
Unas conclusiones preocupantes ya que, si bien Reino Unido inició la mayoría de los ensayos clínicos en Europa para probar las vacunas contra la Covid-19, sus niveles totales de inscripción cayeron de forma más acusada que los registrados en el viejo continente en 2020. Actualmente las cifras de recuperación logradas por Reino Unido se sitúan por detrás de las registradas por Italia y España.
“El informe presenta una fotografía mixta sobre la investigación clínica en Reino Unido. Estamos orgullosos de los logros en la investigación sobre la Covid-19, pero ahora debemos aprender de ellos si queremos reconstruir”, explica en Reuters el presidente ejecutivo de ABPI, Richard Torbett.
Las recomendaciones del informe incluyen reformas destinadas a agilizar la aprobación de nuevos ensayos y la realización de mayores esfuerzos para integrar la investigación clínica en la atención médica.