¿Podría una prueba de olfato detectar a las personas infectadas por SARS-CoV-2?

Un nuevo estudio sugiere que una prueba basada en el reconocimiento de olores podría ayudar a identificar infectados, aunque algunos expertos se muestran escépticos debido a los numerosos retos.

“U Smell It”, prueba para la detección del olfato (Foto. U Smell It)
“U Smell It”, prueba para la detección del olfato (Foto. U Smell It)
CS
1 febrero 2021 | 00:00 h
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Desde hace varios meses la comunidad científica ha puesto el foco en uno de los síntomas más característicos de la Covid-19: la pérdida del olfato. Un problema denominado “anosmia” y que se erige como uno de los mejores indicadores a la hora de reconocer una infección por SARS-CoV-2 en curso. El problema que presenta la utilización de la pérdida del olfato como indicador de la infección es que no afecta a todos aquellos que presentan síntomas y no es útil con aquellos que cursan la enfermedad de forma asintomática.

Un estudio publicado recientemente en medRxiv (aún no ha sido revisado por pares ni publicado en revistas científicas) ha desarrollado un modelo matemático que sugiere que las pruebas basadas en la capacidad olfativa, si se realizan con suficiente frecuencia y a un gran número de personas, pueden contribuir a reducir sustancialmente la transmisión.

Daniel Larremore, epidemiólogo de la Universidad de Colorado (Boulder) y principal autor del estudio, enfatiza en el hecho de que el trabajo realizado por él y su equipo es todavía puramente teórico. Aunque algunas pruebas de olfato ya se emplean en el entorno clínico y en investigación, estas pruebas tienden a ser costosas e implican procesos complejos de fabricación, por lo que su difusión no es muy amplia. Se suma el hecho de que no se cuenta con datos sólidos sobre pruebas de detección de la Covid-19 a través del olfato.

“He presionado desde el principio para que la pérdida del olfato sea reconocida como uno de los síntomas de la Covid-19. Pero no veo ningún valor en su utilización como prueba de detección”, comenta sobre este modelo matemático en The Lancet la doctora Claire Hopkins, cirujana de oído, nariz y garganta en el hospital St. Thomas en Reino Unido.

Lo cierto es que una prueba confiable basada en la detección del olfato puede ofrecer potenciales beneficios. Podría detectar más casos que los fallidos controles de temperatura ya que la evidencia científica sugiere que entre el 50 y el 90% de las personas infectadas por Covid-19 experimentan algún grado mensurable de pérdida de olfato. Además, la fiebre puede ser un síntoma pasajero y puntual mientas que la anosmia puede durar varios días.

La evidencia científica sugiere que entre el 50 y el 90% de las personas infectadas por Covid-19 experimentan algún grado mensurable de pérdida de olfato

Derek Toomre, biólogo celular de la Universidad de Yale y autor del artículo de Larremore ha desarrollado una prueba que ha bautizado como “U-Smell-It”. Se trata de una pequeña mezcla heterogénea de aromas que aparecen al rascar una tarjeta de papel. Las personas que utilizan la prueba seleccionan los espacios en los que se guardan los olores, los raspan, inhalan y escriben su suposición en una aplicación móvil. El objetivo de la prueba es detectar al menos tres de los cinco olores que contiene. Su creador explica que todas las tarjetas contienen diferentes combinaciones de olores por lo que no se pueden memorizar.

Estima que esta prueba no llevaría más de un minuto y que una sola impresora “puede producir 50 millones de estas pruebas cada día”, explica en The New York Times. Una cifra que considera importante ante la escasez de pruebas y los retrasos en los diagnósticos.

Larremore, Toomre y Roy Parker, bioquímico de la Universidad de Colorado (Boulder) han modelado tal escenario utilizando herramientas computacionales. Realizadas diariamente o casi a diario, una prueba de detección de olores que detecta al menos el 50% de las nuevas infecciones puede reducir la aparición de brotes casi en la misma medida que las pruebas de laboratorio que se enfrentan al problema de la escasez y la lentitud a la hora de ser analizadas.

Las pruebas de olfato pueden identificar de forma certera a personas infectadas por Covid-19 sintomáticas, pero no excluye a aquellas que puedan estar enfermas por otras patologías, ya que la pérdida del olfato no es exclusiva de la Covid-19

Toomre se encuentra ahora buscando la autorización de uso de emergencia para este proyecto por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), y se ha asociado con varios grupos europeos para probar su desarrollo en condiciones reales.

Sin embargo, llevar la teoría a la práctica implica numerosos desafíos. Las pruebas de olfato pueden identificar de forma certera a personas infectadas por Covid-19 sintomáticas, pero no excluye a aquellas que puedan estar enfermas por otras patologías, ya que la pérdida del olfato no es exclusiva de la Covid-19. Por ejemplo, alrededor del 80% de las personas mayores de 75 años presentan algún grado de anosmia.

Cabe señalar además que, en muchos casos, la pérdida del olfato debido a la Covid-19 puede persistir mucho después de que el virus desaparezca de nuestro organismo y no seamos contagiosos. Otro de los retos es la elección de los olores a identificar ya que algunos pueden resultar subjetivos a la hora de ser interpretados.

Algunos expertos consideran que estas pruebas deberían enfocarse más a la detección de la intensidad de los olores más que a su identificación. Pero, cuanto más complicada sea la prueba, más difíciles y costosa será su fabricación. Y, ninguna prueba, incluso aquella que pueda estar perfectamente diseñada, funcionaría con una eficacia del 100%.

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