Separ ofrece pautas para tratar la insuficiencia respiratoria aguda por Covid-19

El documento de recomendaciones se ha consensuado con otras sociedades científicas implicadas en el manejo del fracaso respiratorio agudo

El doctor Carlos Jiménez Ruiz, presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Foto: Separ)
29 abril 2020 | 14:15 h

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) ha emitido un documento de consenso con recomendaciones sobre el soporte respiratorio no invasivo (SRNI) en el paciente adulto con insuficiencia respiratoria aguda (IRA) secundaria a la infección por SARS-CoV-2, el virus causante de la enfermedad Covid-19. Este documento se ha consensuado con otras sociedades científicas implicadas en el manejo del fracaso respiratorio agudo y se ha publicado en Archivos de Bronconeumología, la revista científica de Separ, como complemento a la información regular y actualizada que aporta el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social sobre recomendaciones generales.

El 15% de los enfermos de Covid-19 desarrollan una neumonía comunitaria grave, según un estudio efectuado en China sobre una muestra de 1.099 pacientes de los cuales 173 presentaron este tipo de neumonía grave, según los criterios de la American Thoracic Society.

El 15% de los enfermos de Covid-19 desarrollan una neumonía comunitaria grave

De este 15%, el 20,6% de los pacientes presentaron como desenlace compuesto o ingreso hospitalarioen una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) (un total de 33 pacientes de 173, el 19%); o el uso de ventilación mecánica tanto invasiva como no invasiva (81 de 173, el 46%); o muerte (14 de 173, el 8%). Asimismo, 5 de 173, el 2,9% requirieron sistemas de oxigenación extracorpórea.

Este escenario, de ser extrapolado a España, nos sitúa en la necesidad de anticipar y demandar a las autoridades sanitarias nacionales y territoriales un plan de contingencia para el manejo de los recursos sanitarios y para garantizar la seguridad de los profesionales sanitarios. Para ello, este plan debe incluir medidas respecto a los circuitos de utilización de áreas específicas de los hospitales, como las UCIS, Unidades de Cuidados Respiratorios Intermedios o UCRI, las urgencias y las plantas de hospitalización. Todas ellas deben estar dotadas de medios y personal sanitario capaz para afrontar el desafío que supone el tratamiento y el control del brote en España de la Covid-19”, afirma el Dr. Manuel Luján, miembro de Separ, autor correspondiente del documento y profesional del Hospital Parc Taulí, de Sabadell.

“Además, durante las epidemias previas por virus como el SARS (Síndrome Agudo Respiratorio Grave) y el MERS (Síndrome Respiratorio de Oriente Medio), el personal sanitario presentó una alta tasa de infección, cifrada en un 18,6% de casos durante el brote de MERS y del 21% durante el de SARS. Todo ello hace preciso que se extremen las medidas de seguridad de nuestros profesionales sanitarios, a fin de protegerlos para poder proteger a la población”, ha señalado el Dr. César Cinesi, autor del documento de consenso, urgenciólogo y profesional de la dirección general de asistencia sanitaria del Servicio Murciano de Salud.

OBJETIVOS DE LOS PLANES DE CONTINGENCIA

Ante la actual situación de pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud y el conocimiento de la evolución de brotes previos, el documento de consenso señala que, desde los grupos de trabajo y las sociedades científicas, se deben elaborar planes de contingencia para poder anticiparse a situaciones de demanda desmesurada o imprevista de recursos sanitarios. En este sentido, el documento de consenso señala que estos planes de contingencia deberían incluir  una serie de objetivos:

-Asegurar que las direcciones de los hospitales tengan un protocolo establecido sobre el equipo de protección individual (EPI) para profesionales sanitarios y asegurarse de que el personal sanitario esté entrenado en los procedimientos y retirada de los EPI.

Se insiste en la necesidad de anticipar posibles escenarios y ajustar los recursos materiales y humanos de la forma más racional posible

-Valorar la capacidad de respuesta en diferentes escenarios del brote de los centros sanitarios, utilizando la educación, capacitación y simulación, así como optimizar y anticipar los recursos humanos sanitarios para mejorar la seguridad del personal sanitario y planteamiento de las posibles bajas laborales ante la exposición de casos confirmados dentro de los circuitos de actuación de los servicios con recorte de las prestaciones laborales de los profesionales.

-Identificar centros hospitalarios de referencia que puedan manejar un posible aumento de casos con seguridad.

-Aumentar la capacidad total de las UCI y UCRI y preparar con antelación los recursos materiales, dotaciones de equipo y personal sanitario, así como las áreas de hospitalización y urgencias, donde poder agrupar a enfermos con COVID-19 positivo dentro de cada hospital, si fuera necesario.

-Establecer un protocolo de clasificación para establecer casos sospechosos, posibles y confirmados, para dirigir circuitos de actuación correcta dentro del hospital.

-Tener un protocolo prestablecido del manejo de los casos probados con COVID-19 positivo con criterios de gravedad.

-Fijar objetivos claros para el cuidado de los enfermos y sus familiares y política de visitas de los enfermos ingresados.

“No podemos predecir cuántos enfermos graves de Covid-19 tendremos, pero sí debemos anticipar posibles escenarios y ajustar los recursos materiales y humanos de la forma más racional posible, en consonancia con la experiencia de otros países afectados, hacer lo mejor que podamos para estar preparados y trabajar juntos para superar la epidemia”, concluyen los autores del documento.

También advierten de que este documento está basado en lo sucedido con epidemias anteriores, como el SARS y el MERS, y que la evidencia científica acumulada sobre Covid-19 es limitada actualmente, “dada la falta de robustez metodológica y por la propia naturaleza de la enfermedad”, por lo que este documento se actualizará a medida que se tengan más conocimientos sobre la enfermedad y en función de las recomendaciones que emitan los organismos y sociedades nacionales e internacionales.

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