Expertos inciden en que la actividad física se retome de manera gradual y controlada

La inactividad física, incluso durante periodos cortos como el confinamiento, tiene consecuencias a nivel cardiovascular: aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial.

El ejercicio multiplica por 8 la supervivencia en pacientes Covid-19 (Foto. Freepik)
El ejercicio multiplica por 8 la supervivencia en pacientes Covid-19 (Foto. Freepik)

Tras casi 50 días de confinamiento por la pandemia de la Covid-19, los adultos y mayores de 14 años ya pueden salir de sus domicilios para dar paseos y hacer ejercicio al aire libre. Además de seguir las indicaciones concretas de las autoridades sanitarias para evitar la propagación del coronavirus durante la realización de estas actividades, la Fundación Española del Corazón (FEC) y la Sociedad Española de Cardiología (SEC) recuerdan la importancia de hacer deporte de forma segura también para nuestra salud cardiovascular.

El ejercicio físico forma parte de la vida y del mantenimiento de un sistema cardiovascular sano. Dejar de practicarlo, incluso durante periodos cortos de tiempo como el confinamiento, tiene consecuencias. “Cuando dejamos de hacer ejercicio aparece una desadaptación cardiaca y vascular, lo que lleva a una subida de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial”, indica el Dr. Domingo Pascual Figal, del Grupo de Trabajo de Cardiología del Deporte de la SEC.

Además, prosigue el experto, “se ven perjudicados otros órganos, sobre todo a nivel osteomuscular, haciendo que el sistema cardiovascular se vea sometido a un mayor esfuerzo ante un ejercicio similar al que estábamos acostumbrados antes del confinamiento”.

Es muy importante retomar la actividad física de forma gradual y controlada

En este contexto, tan importante como retomar la actividad física, con sus conocidos beneficios para la salud en general y la cardiovascular en particular, es hacerlo de forma gradual y controlada para evitar a su vez problemas a nivel cardiovascular.

La vuelta al ejercicio supone, además de un mayor incremento en la respuesta de la frecuencia cardiaca y la presión arterial, una mayor elevación de las catecolaminas, unas sustancias que pueden llevar a desencadenar arritmias e, incluso, un infarto agudo de miocardio.

“Si salimos a caminar y nos sometemos a un esfuerzo moderado, la subida de frecuencia cardiaca y de la presión arterial van a ser también moderadas y no se va a producir un gran estrés fisiológico”, detalla el cardiólogo.

Sin embargo, si un sistema cardiovascular desadaptado se enfrenta a una salida brusca a un ejercicio físico al que nos hemos desacostumbrado, “la respuesta de ese sistema va a ser exagerada de tal forma que subirán mucho las pulsaciones, la presión arterial y aumentarán las catecolaminas, la adrenalina y la noradrenalina. Todo esto puede provocar la rotura de placas de ateroma en las arterias coronarias produciendo un infarto agudo de miocardio”. 

LO MEJOR: MÁS VOLUMEN Y MENOS INTENSIDAD

A la hora de retomar la práctica de ejercicio físico hay dos conceptos importantes a los que prestar atención: el volumen y la intensidad.

“Hay que tener muy en cuenta lo que hacíamos antes. No es lo mismo la desadaptación de una persona que antes hacía deporte a diario, que la de otra que lo hacía tres días en semana”, puntualiza en primer lugar el experto.

Si bien se puede aumentar progresivamente el volumen de ejercicio hay que limitar su intensidad. “Esto quiere decir que, si antes salíamos a caminar o correr tres días en semana, ahora podemos salir todos los días de forma que aumentamos el volumen, pero con una intensidad disminuida, leve o moderada en estas fases iniciales”, apunta el cardiólogo. Además, aumentar el volumen, entendido como duración, va a permitir una readaptación al ejercicio físico más rápida.

“No deberíamos plantearnos hacer lo que hacíamos antes del confinamiento”

No deberíamos plantearnos hacer lo que hacíamos antes del confinamiento en un periodo inferior al tiempo que hemos estado confinados”, remarca el Dr. Pascual Figal.

Otro punto importante es que la oxigenación es fundamental a la hora de hacer ejercicio. “Si no hay una buena oxigenación vamos a someternos a un mayor estrés y el ejercicio puede ser más contraproducente”, indica. Por eso, en su opinión, “lo ideal, más que el uso de mascarilla es mantener la distancia de seguridad”.

ATENCIÓN A LOS SÍNTOMAS

La mayor parte de síntomas que nos indican un problema en el corazón, como pueden ser la disnea o la angina de pecho, entre otros, aparecen durante el ejercicio. En personas mayores o con patologías cardiacas previas, el hecho de haber estado inactivas puede haber llevado a un empeoramiento de estas enfermedades y que haya pasado desapercibido.

De ahí que el experto incida en prestar atención a la posible presencia de estos síntomas durante la vuelta a la actividad física. En caso de que aparezcan hay que consultar de forma inmediata.

También aquellas personas con factores de riesgo cardiovascular deben mantener un control y seguimiento de estos, en especial de la presión arterial, cuando retomen la práctica de ejercicio.    

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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