Los problemas de adherencia a tratamientos en personas mayores suponen una problemática mundial grave, que tiene consecuencias negativas en la salud del paciente y repercute en los sistemas sanitarios, aumentando los costes de atención médica. En este sentido, la adherencia es fundamental para el bienestar de los pacientes de mayor edad, y un componente fundamental de su salud.
La falta de adherencia terapéutica en personas mayores a sus tratamientos crónicos puede deberse a diversas razones. Una de ellas, es la polifarmacia o polimedicación, que se entiende como la toma de varios medicamentos por parte del mismo paciente. Esto se hace de forma continuada, durante seis meses o más.
Además, la complejidad de las pautas de tratamiento, los efectos secundarios de los fármacos, la suspensión de los mismos por los pacientes, o las dificultades físicas o cognitivas (que complican la comprensión del paciente), son otras de las causas que dan lugar a esta situación. A su vez, los problemas económicos y de acceso a fármacos también agravan estos problemas de adherencia.
“La adhesión deficiente a los tratamientos en personas mayores tiene un impacto muy significativo en su salud y calidad de vida”
“La adhesión deficiente a los tratamientos en personas mayores tiene un impacto muy significativo en su salud y calidad de vida”, comenta para ConSaludJesús Santianes, coordinador del GT de Cronicidad y Dependencia de SEMERGEN. En este sentido, destaca que esta problemática causa un empeoramiento de patologías crónicas ya existentes. Además, aumenta las complicaciones, que desembocan en un mayor número de visitas a urgencias y hospitalizaciones.
También empeora la capacidad funcional por patología mal controlada y provoca “ingresos hospitalarios que condicionan una menor actividad, un mayor aislamiento social, mayor tendencia al encamamiento o necesidad de institucionalización”. Todo ello, deriva en una peor calidad de vida.
A nivel psicológico, algunos factores que influyen en la adherencia a tratamientos en este grupo poblacional pasan por las creencias y percepciones personales. “Si un paciente cree que un fármaco no le es necesario o es poco efectivo, la probabilidad de que tenga una mala adherencia es mayor”, ejemplifica el experto. La existencia de patologías como la depresión va a condicionar una baja autoestima y va a disminuir la motivación para el cuidado de la propia salud.
Por otro lado, a nivel social, es fundamental el apoyo socio-familiar, que motive y recuerde al paciente la importancia de tomar los fármacos de una manera óptima. A su vez, la relación médico-paciente es fundamental, “sobre todo si somos capaces de establecer un ambiente de confianza que favorezca la adherencia”. Finalmente, el costo económico motivado por el precio de los fármacos también es un factor a tener en cuenta.
En numerosas ocasiones, las personas mayores residen en centros de atención a largo plazo. De forma general, estas personas suelen ser más pluripatológicas y tener mayor proporción de polifarmacia. A pesar de que estos dos factores suelen disminuir la adherencia terapéutica en relación con aquellos mayores que viven en su domicilio, en el medio residencial el control de la medicación se lleva a cabo por personal sanitario y no sanitario.
Así, los profesionales de la salud desempeñan funciones clave que permiten mejorar la adherencia terapéutica. De este modo, educan al paciente y forman a familiares y cuidadores, adaptan los tratamientos a las patologías que presenta el paciente, simplifican las pautas terapéuticas y se coordinan entre distintos profesionales, fomentando el trabajo multidisciplinar.
La importancia de que los pacientes sigan sus tratamientos radica en que, el no hacerlo, trae consigo graves consecuencias, como son el incremento de los costos de atención médica, el aumento de la morbilidad y mortalidad o las desigualdades en la salud. “Cuando las personas mayores no siguen sus tratamientos de manera adecuada, aumenta la probabilidad de complicaciones médicas y hospitalizaciones, que condiciona un mayor uso de recursos sanitarios”, explica Jesús Santianes.
“La falta de adherencia se asocia con un mayor riesgo de agravamiento de las enfermedades crónicas, discapacidad y mortalidad prematura. Esto va a disminuir la esperanza de vida total, la esperanza de vida en ausencia de enfermedad y por lo tanto, la calidad de vida”, añade el experto de SEMERGEN.
“Cuando las personas mayores no siguen sus tratamientos de manera adecuada, aumenta la probabilidad de complicaciones médicas y hospitalizaciones, que condiciona un mayor uso de recursos sanitarios”
Por último, esta situación puede agravar disparidades en la salud, pues las personas con menos acceso a la atención médica y recursos económicos pueden ser más propensas a presentar una adherencia deficiente.
Para ayudar a las personas mayores a mantenerse adherentes a sus tratamientos, los familiares pueden desempeñar un papel fundamental a nivel organizativo, de forma que establezcan rutinas o sistemas de recuerdo para la toma de la medicación. También pueden acompañar a citas médicas para asegurar la comprensión de las pautas de tratamiento o actuar como intermediarios entre pacientes y profesionales sanitarios.
Finalmente, la tecnología y la telemedicina son cada vez más importantes en todos los aspectos de la medicina, incluido el de la adherencia terapéutica. De este modo, pueden aplicarse para configurar recordatorios y alarmas para saber cuándo tomar la medicación. En esta misma línea se encuentran las aplicaciones de salud, que permiten monitorizar datos de salud, constantes o de adherencia terapéutica. En este contexto, destaca también la tecnología de dispensación personalizada, la telemedicina y las consultas virtuales o la receta electrónica y el registro de dispensación en las oficinas de farmacia.