Falta de vitamina D, la pandemia silenciosa que ni en verano se soluciona

Se ha puesto de manifiesto en diversos estudios que la hipovitaminosis afecta a la mayor parte de la población mundial, independientemente del sexo, la edad, la raza o la etnia, convirtiéndose en "un problema de salud pública"

Hombre bajo la luz del sol (Foto. EP)
Hombre bajo la luz del sol (Foto. EP)
Blanca Mas
11 julio 2022 | 17:45 h

A raíz de la pandemia de la COVID-19, la sociedad descubrió el importante papel que tenía a lavitamina D para nuestro organismo. El confinamiento supuso, para la mayoría, privarnos del sol necesario para obtener esta vitamina. 

Su déficit es conocido como hipovitaminosis D y en diversos estudios se ha puesto de manifiesto que esta última afecta a la mayor parte de la población mundial, independientemente del sexo, la edad, la raza o la etnia. Además, se ha relacionado con la aparición de diferentes trastornos autoinmunes, infecciosos, alérgicos, cardiovasculares, neurológicos, musculoesqueleticos, óseos, inflamatorios, digestivos, cánceres, depresión, esquizofrenia y hasta autismo. También con un mayor riesgo de mortalidad, convirtiéndose en un "problema grave de salud pública, siendo la baja exposición solar el causante de este problema", explica la Dra. Hernández Bascuñana, profesional sanitaria y de la educación especializada en Inmunología nutricional clínica, en una entrevista para Estetic.es.

La falta de vitamina D, es conocida como hipovitaminosis D y en diversos estudios se ha puesto de manifiesto que ésta afecta a la mayor parte de la población mundial, independientemente del sexo, la edad, la raza o la etnia

En términos biológicos, el sol permite su producción o biosíntesis en diferentes organismos vivos. A su vez, no se le debería denominar realmente vitamina, ya que no es un compuesto orgánico que el cuerpo no sintetice y que requiera como nutriente en pequeñas cantidades, se la puede considerar como una auténtica hormona que, gracias a la exposición al sol, el cuerpo humano puede sintetizar por sí solo.

Técnicamente, es uno de nuestros pilares fundamentales de la salud al permitir que diferentes sistemas puedan tener una buena base para estar en orden y que éstos interactúen correctamente entre ellos porque es capaz de orquestar procesos genéticos, metabólicos y endocrinos. Además es necesaria para el desarrollo celular y evitar el daño celular y genético.

Cabe destacar que esta hormona engloba los tipos D2 y D3 y cada tipología nos informa de su procedencia, pudiendo ser de origen animal (D3) o vegetal (D2). Cuando ingerimos alimentos que contienen vitamina D, ya sea de origen vegetal, animal o ambos, estamos sumando esta vitamina a través de la cadena alimentaria, más allá de la que obtenemos por el sol, y mezclándose en nuestro organismo lo tipos D2 y D3. Por lo tanto, la dieta es una de las fuentes principales de obtención de esta hormona y es recomendable consumir pescados grasos como el atún, la sardina, bonito, caballa o salmón.

No obstante, el sol es fundamental en este plan, dado que el aporte vitamínico de la alimentación puede representar una décima parte de lo que nos aportaría el sol en el hemisferio norte si nos expusiésemos a él con frecuencia y condiciones óptimas. Por eso, es importante la exposición solar, extremando siempre las precauciones de no sufrir una sobrexposición y causar daños en nuestra piel.

TIEMPO DE EXPOSICIÓN SOLAR

La cantidad de esta hormona producida por la exposición al sol depende de la altitud en la que te encuentres, la estación del año, la hora del día, el color de tu piel y tu edad. También hay factores ambientales que influyen como el grado de polución atmosférica, la nubosidad, el uso de filtros y lociones llamadas protectores solares, así como los factores genéticos, por lo que tu origen podría condicionarte más allá del color de piel.

Si te pasas de exposición solar o si la radicación es muy intensa, además de quemar y estropear tu piel, generas un efecto contrario en la obtención de vitamina D deteriorándose el mecanismo de síntesis, al menos por ese día y tu cuerpo no la producirá

Bien es cierto que cada persona es diferente y no se puede extrapolar una cifra a todas las personas, pero lo que si está claro es que si te pasas de exposición solar o si la radicación es muy intensa, además de quemar y estropear tu piel, generas un efecto contrario en la obtención de vitamina D, deteriorándose el mecanismo de síntesis, al menos por ese día y tu cuerpo no la producirá.

Por regla general, para obtener las cantidades necesarias bastaría exponer al sol una superficie de piel equivalente a cara, manos y brazos como mínimo unos 15-20 minutos 3 o 4 días a la semana, sin protección solar. El momento ideal para tener un mejor aprovechamiento de la luz solar sería a mediodía, cuando el sol está más alto, aunque un periodo de exposición más largo a otras horas también produciría la cantidad necesaria. Hay que destacar que las personas de piel oscura necesitarán el doble de tiempo para cubrir la dosis adecuada.

OBTENCIÓN DE LA VITAMINA D  A TRAVÉS DE FÁRMACOS

Cuando no se alcanzan los niveles suficientes de esta hormona, se debe suplementar. En ocasiones, es complicado que incluso en verano tengamos unos niveles óptimos de vitamina D, porque "siempre se suele buscar la sombra cuando se va por la calle", comenta la Dra. Hernández.

A través de una analítica, podemos averiguar si tenemos deficiencia o no de vitamina D. Según los niveles se considera:

  • Deficiencia: valores son inferiores a 20 ng/ml
  • Insuficiencia: entre 21 y 29 ng/ml
  • Suficiencia: por encima de los 30 ng/ml
  • Niveles óptimos: entre 30-60 ng/ml, aunque se considera normal hasta 100 ng/ml.

De esta forma, existen determinados fármacos y sustancias medicamentosas que afectan a la vitamina D. Algunos lo hacen reduciendo la absorción intestinal de la vitamina administrada de forma oral, bien sea por los alimentos, por complementos nutricionales o a través de un fármaco oral.

También existen ciertos fármacos que, aunque no interfieren con la vitamina D, sí pueden contribuir a efectos adversarios si se suman la administración de vitamina D, o bien a la exposición al sol efectiva. Por eso, lo más recomendable es consultar con un médico o nutricionista clínico.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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