Las cuatro estrategias europeas para acabar con el VIH, las hepatitis virales y las ITS

Se estima que alrededor de 2,6 millones de personas viven con el VIH en la región, aproximadamente 14 millones de personas están infectadas con el virus de la hepatitis B y 13 millones de personas tienen infección crónica provocada por la hepatitis C.

Prueba del VIH (Foto. Comunidad de Madrid)
Prueba del VIH (Foto. Comunidad de Madrid)

El VIH, las hepatitis virales y las infecciones de transmisión sexual continúan representando una importante carga para la salud pública en la Región Europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afectando a millones de personas y causando mortalidad prematura.

Se estima que alrededor de 2,6 millones de personas viven con el VIH en la región, aproximadamente 14 millones de personas están infectadas con el virus de la hepatitis B y 13 millones de personas tienen infección crónica provocada por la hepatitis C. En relación a las infecciones de transmisión sexual, las estimaciones apuntan a que en 2019 se produjeron más de cuatro millones de nuevos casos de gonorrea y sífilis.

A pesar del compromiso por luchar contra estas enfermedades, estas todavía plantean importantes desafíos en materia de salud pública, especialmente en los países ubicados en la parte oriental. Razón por la que, a través del 72º Comité Regional de la OMS Europa, se han establecido una serie de planes de acción para acabar con el sida, las epidemias de hepatitis virales y las infecciones de transmisión sexual. El documento acordado por los 53 Estados miembros se fundamenta en cuatro estrategias:

Estrategia 1. Respuesta compartida al VIH, hepatitis virales e infecciones de transmisión sexual

Se establece la necesidad de pasar a servicios diferenciados centrados en las personas, superando los silos de las enfermedades, a través de un enfoque basado en alianzas entre Atención Primaria, la sociedad civil, las comunidades, instituciones de salud y sociedad.

Se pide garantizar la financiación sostenible de los servicios a todos los niveles para las poblaciones clave, así como asegurar una fuerza global comunitaria y de atención a la salud que pueda brindar cuidados continuos de calidad.

El documento requiere que se garantice un acceso equitativo y más rápido a las innovaciones para tratar y/o prevenir estas enfermedades. El camino para lograrlo pasa por el desarrollo de estrategias integrales de reducción de precios de los medicamentos y nuevas tecnologías.

Estrategia 2. Acabar con el sida

Avanzar en el diagnóstico precoz es fundamental. Motivo por el que se apuesta por reenfocar las pruebas e intensificar el enfoque en la prevención, ampliando los servicios integrales y personalizados a las necesidades de las poblaciones clave.

Deben abordarse las principales causas de muerte relacionadas con el VIH para garantizar así los mejore estándares de atención. También hay que abordar las necesidades de las poblaciones clave y los grupos que se encuentran en un mayor riesgo.

"Los marcos y planes de acción discutidos y respaldados son ambiciosos, con una visión de futuro, pero prácticos. Brindan a nuestros Estados miembros hojas de ruta claras con hitos bien definidos que conducen a una mejor salud para todos"

El documento establece como acción vital garantizar la transición hacia ingresos nacionales sostenibles y suficientes para financiar la prestación de servicios de VIH accesibles y asequibles.

Estrategia 3. Poner fin a las epidemias de hepatitis virales

Para ello se requiere una mayor asignación de recursos económicos a nivel nacional focalizados en las hepatitis B y C, así como la inclusión de las hepatitis virales en los programas de prevención, pruebas y tratamientos utilizados en los casos de infecciones de transmisión sexual.

A colación de esta premisa, el documento estipula como necesario que se amplíen las pruebas diagnósticas a nuevos grupos poblacionales ya que muchas de las personas que viven con hepatitis B y C no son conscientes.

Hay que asegurar que los regímenes de tratamiento más efectivos sean accesibles y asequibles para todas las poblaciones. Por supuesto, Europa debe avanzar en la creación de entornos propicios y seguros para las poblaciones clave y en mayor riesgo, así como trabajar en el abordaje de los problemas legales, de discriminación y estigma que tristemente continúan existiendo.

Es fundamental que los servicios de prevención orientados al VIH, las hepatitis virales y las infecciones de trasmisión sexual se combinen en casos como las personas que consumen drogas por vía parenteral.

"Para que estos planes tengan éxito, necesitamos liderazgo en salud, recursos y, lo más importante, voluntad política"

El plan de acción solicita garantizar el acceso universal a las dosis de las vacunas contra la hepatitis B y mejorar el acceso a los servicios de prevención para las mujeres embarazadas con el objetivo de evitar la transmisión vertical.

Estrategia 4. Poner fin a las epidemias causadas por las infecciones de transmisión sexual

Se establece la necesidad de desarrollar sistemas de vigilancia en todos los países para monitorizar de forma efectiva los indicadores clave y aumentar así la cobertura geográfica del Programa Europeo de Vigilancia Gonocócica.

La combinación integral de enfoques en todas las plataformas, incluida la Atención Primaria, los servicios de salud sexual, reproductiva y planificación familia y de VIH es fundamental. Especialmente a la hora de aumentar el acceso a las pruebas y diagnósticos tempranos.

Se pide acelerar la investigación y el desarrollo de tecnologías de prevención, diagnóstico, tratamientos y vacunas, así como la financiación de los planes contra las infecciones de transmisión sexual a través de mecanismos nacionales de financiación de la salud. El objetivo que se persigue es ofrecer un paquete esencial de intervenciones contra las infecciones de transmisión sexual de alto impacto en el contexto de cada nación.

Las organizaciones de la sociedad civil y de pacientes son claves a la hora de que las metas nacionales se logren mediante la consecución de objetivos a nivel regional y local. Motivo por el que los Estados miembros reconocen que estas deben estar en el centro de todas las políticas junto con las autoridades sanitarias.

“Los marcos y planes de acción discutidos y respaldados son ambiciosos, con una visión de futuro, pero prácticos. Brindan a nuestros Estados miembros hojas de ruta claras con hitos bien definidos que conducen a una mejor salud para todos. Sin embargo, para que estos planes tengan éxito, necesitamos liderazgo en salud, recursos y, lo más importante, voluntad política”, aseveraba el director de la Oficina Regional de la OMS para Europa, el doctor Hans Henri P. Kluge.

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