VIH, malaria o tuberculosis: ¿cuál es la situación de su lucha de cara a los ODS fijados para 2030?

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible se fijaron en el año 2015 y ahora, en 2023 y a medio camino de llegar a la meta, analizamos la situación de algunas enfermedades que afectan a millones de personas en todo el mundo.

Campaña de vacunación contra la malaria en Ghana (Foto. OMS)
Campaña de vacunación contra la malaria en Ghana (Foto. OMS)

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se erigen como un compromiso universal que tiene como metas poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y perspectivas de las personas de todo el mundo. los Estados miembros de las Naciones Unidas fijaron en 2015 17 Objetivos como parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En 2023, a medio camino de que el contador se ponga a cero y llegue el momento de evaluar los logros alcanzados, resulta oportuno analizar cuál es el estado de algunos de estos Objetivos.

Concretamente los recogidos en el punto 3 y que tienen como misión garantizar una vida sana y promover el bienestar para todas las edades. Para ello focalizan las acciones en la salud infantil, salud materna y algunas de las principales enfermedades infecciosas que afectan a millones de personas en todo el mundo. A lo largo de las siguientes líneas analizaremos los logros conseguidos en la lucha contra estas últimas.

La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha supuesto un duro golpe para el desarrollo de los ODS. Las medidas establecidas para detener la propagación del virus, como los cierres de fronteras, han interrumpido acciones vitales para la consecución de los ODS como la ayuda humanitaria o el correcto desarrollo de los programas de inmunización de rutina. Dentro de las metas del Objetivo 3 se estable que para 2030 se quiere “poner fin a las epidemias del sida, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas y combatir la hepatitis, las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles”.

La lucha contra el VIH y el sida ha experimentado retrocesos en algunas regiones del mundo no solo como consecuencia de la pandemia. Los avances que se han logrado en los tratamientos en los últimos años y que han convertido al VIH en una enfermedad crónica en vez de la condena a muerte que suponía hace unas décadas, han comenzado a hacer de nuevo invisible a la enfermedad.

Solo entre los años 2015 y 2020 se han registrado 3,5 millones de nuevas infecciones por VIH y más de 820.000 muertes relacionadas con el sida

De acuerdo con los datos publicados en mayo de 2022 por Gilead Science han sido pocos los países que aprovecharon en 2020 el impulso logrado en los años anteriores a la pandemia. A pesar de que se han registrado avances importantes en el África subsahariana y en regiones del Caribe, estos se han visto contrarrestados por las epidemias emergentes en otras regiones. Entre 2010 y 2019 se ha producido un aumento de las nuevas infecciones del 72% en Europa oriental y en Asia central, un 22% en Oriente Medio y África septentrional y un 21% en América Latina. Estas cifras dejan una conclusión muy clara y preocupante: la lucha global contra el VIH avanza de forma muy lenta.

A nivel global, en 2020 no se cumplió con ninguno de los compromisos adquiridos y tampoco se logró alcanzar los hitos fijados como el triple 90 (90% de las personas con VIH diagnosticadas, el 90% de estas en tratamiento y el 90% de las que se encuentran en tratamiento con carga viral indetectable): 84-73-66. Las cifras que vemos en la actualidad muestran casi 700.000 muertes por causas relacionadas con el sida y más de 1,5 millones de nuevas infecciones en 2020, a pesar de que las opciones terapéuticas y preventivas están disponibles y son asequibles.

Los datos recopilados por ONUSIDA revelan que solo entre los años 2015 y 2020 se han registrado 3,5 millones de nuevas infecciones por VIH y más de 820.000 muertes relacionadas con el sida más de lo previsto.

En 2021 la financiación global destinada a la lucha contra la malaria fue de 3.500 millones de dólares lo que supone un aumento respecto a los dos años anteriores

En el caso de la malaria, el informe hecho público por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a principios del pasado mes de diciembre revela que en 2021 la malaria provocó 619.000 muertes y 247 millones de casos en todo el mundo. El documento señala como aspecto positivo que el aumento de casos entre los años 2020 y 2021 ha sido más lento que entre 2019 y 2020.

En 2021 la financiación global destinada a la lucha contra la malaria fue de 3.500 millones de dólares lo que supone un aumento respecto a los dos años anteriores. Una cifra que se encuentra demasiado lejos de los 7.300 millones de dólares que se estiman como necesarios para mantenerse en el camino correcto para acabar con la malaria.

“Después de un marcado aumento de los casos y muertes por malaria en el primer año de la pandemia de Covid-19, los países afectados por la malaria redoblaron sus esfuerzos y pudieron mitigar los peores impactos de las interrupciones relacionadas con la Covid-19 en los servicios relacionados con la malaria”, valoraba en la presentación del informe el director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus. “Afrontamos muchos desafíos, pero hay muchas razones para la esperanza. Al fortalecer la respuesta, comprender y mitigar los riesgos, desarrollar la resiliencia y acelerar la investigación, hay muchas razones para soñar con un futuro libre de malaria”.

Las enfermedades tropicales desatendidas se cobraron la vida de más de 200.000 personas

El informe sobre la situación global de la tuberculosis publicado el pasado mes de octubre por la OMS señala que en 2021 alrededor de 10,6 millones de personas contrajeron esta enfermedad. Una cifra que supone un aumento por encima del 4,5% respecto a los datos de 2020. En cuanto a los fallecidos la tuberculosis provocó 1,6 millones de decesos en 2021. La OMS ha advertido el incremento de la carga de la tuberculosis farmacorresistente del tres por ciento entre 2020 y 2021, periodo en el que se detectaron 450.000 nuevos casos de tuberculosis resistente a la rifampicina.

“Si algo hemos aprendido de la pandemia es que, con solidaridad, determinación, innovación y un uso equitativo de las herramientas disponibles podemos superar graves amenazas para la salud. Debemos aplicar esas enseñanzas a la lucha contra la tuberculosis para poner fin a esta enfermedad que ha causado tantas muertes, pero solo podremos hacerlo si trabajamos unidos”, defendía tras la presentación de los datos el director general de la OMS.

Las enfermedades tropicales desatendidas afectan a más de mil millones de personas en todo el mundo. Dentro de este grupo encontramos algunas como el chikungunya, leishmaniasis visceral, ectoparasitosis, enfermedad de Chagas, esquistosomiasis, fascioliasis, filariasis linfática, tripanosomiasis africana humana, geohelmintiasis, úlcera de Buruli, lepra, dracunculosis, oncocercosis, tracoma o la teniasis.

Hasta el pasado 6 de junio, 46 países han logrado eliminar al menos una enfermedad tropical desatendida y alrededor de 600 millones de personas no necesitan tratamientos al no estar expuestas a parásitos que ponen en peligro su salud, según los datos de la OMS.

“Para alcanzar los objetivos de 2030, aún se necesitan esfuerzos sustanciales para acelerar el progreso. Ahora existe un entendimiento común de que se debe fomentar el control sostenible integrando los programas de enfermedades tropicales desatendidas en los sistemas nacionales de salud, colaborando más allá del sector de la salud y desarrollando herramientas de diagnóstico y tratamiento más eficientes y asequibles”, aseveran desde la OMS. Cabe señalar que en 2019 las enfermedades tropicales desatendidas se cobraron la vida de más de 200.000 personas y fueron las responsables de más de 14,5 millones de años vividos con discapacidad.

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